Uno de los autores del libro, Carlos Gómez, vicedecano de Filosofía de la UNED, y amigo de regar con perlas de buen humor el discurso del pensamiento, comenzaba su intervención citando a Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur como las dos grandes cabezas de la Filosofía, a los que ha dedicado su artículo en El cuidado de sí: cuerpo, alma, mente, mundo. Entre ambos le han hecho comprender que “esos otros, que van de maduros, que parecen estar de vuelta de todo, en realidad nunca han ido a ninguna parte”. Se mostró encantado de hablar de ideología, utopía y progreso en un salón con muchas caras conocidas, alumnas y alumnos suyos “que espero que disfruten tanto asistiendo a nuestras clases semanales como yo impartiéndola”.
Frente a su definición de ideología como “el conjunto de símbolos y rituales que nos permiten reconocernos como comunidad”; y de utopía, “el no lugar donde reside un mundo totalmente distinto”; y el progreso, “la tendencia, histórica hacia la construcción de un mundo mejor”, refirió la crítica a pensadores que, como Francis Fukuyama, consideran que pasados los convulsos años 60 y 80, y tras la caída del muro de Berlín, el conflicto de ideas ya no es neceario: “el conflicto ha desaparecido y hemos alcanzado una meta”. Un argumento que puede ser válido, argumenta Gómez, “sólo para aquellos que, como decía Forges, son cuerpos danone con cerebros petit suisse, cuerpos que únicamente interesan si están rellenos de un gran negocio”. Pero el resto de ciudadanos, como los allí presentes, saben que el conflicto está lejos de haber desaparecido, “porque si no, díganme: ¿qué es Siria?”.