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Madrid, 12 de junio de 2018




Homenaje a Manuel Marín: un servidor público, “uno de los nuestros”

El rector de la UNED, Alejandro Tiana, presidió el Homenaje a Manuel Marín, secretario de Estado para las Relaciones con la Comunidad Europea en el primer gobierno del PSOE, vicepresidente de la Comisión Europea durante varias legislaturas e impulsor de las becas Erasmus. La periodista y escritora Nativel Precidado, el expresidente Felipe González, el excomisario europeo Abel Matutes, la presidenta del Congreso Ana Pastor, y el presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán, fueron los relatores del evento.

Ponentes

Familia de Marín

En las primeras filas, su esposa, Carmen Ortiz Bru, y sus hijas, Alejandra y Paloma Marín Ortiz, se sintieron arropadas en su emoción por compañeros de partido y europeístas “de toda la vida”, y por miembros del recién estrenado Gobierno del PSOE, como el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell; la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio; y el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

Rector

Alejandro Tiana abrió el acto situando a los asistentes 33 años atrás, cuando un joven Manuel Marín, entonces secretario de Estado para las Relaciones con la Comunidad Europea, asistía a la firma de la adhesión de España a Europa, suscritas por Felipe González y Fernando Morán. "Ese momento culminaba un proceso que llevó a España del atraso y la excepción a la modernidad y la normalidad”, recuerda Tiana. Manuel Marín “había dedicado mucho tiempo, energía y talento a que esa firma fuera posible. Él fue uno de los actores clave de aquel proceso y al mismo tiempo símbolo de todos aquellos que en la sombra lo hicieron posible. Símbolo de tantos servidores públicos que, desde la sala de máquinas de la Historia, hicieron posible que nuestro país se normalizara, que pudiéramos volver a subirnos a ese tren europeo que el odio y la mediocridad nos hicieron perder en 1936. Manuel Marín es un símbolo cabal de esos españoles, uno de los nuestros".

Una vez insertos, comenzó el trabajo de reconstrucción y trabajo en Europa y con Europa “piedra a piedra, palabra a palabra, voto a voto, ley a ley” porque “esa era la manera de dejar atrás la dictadura”, prosigue Tiana "Por eso hoy reconocemos a Manuel Marín como uno de los nuestros, de quienes calladamente fuimos acarreando los escombros, buscando nuevas ideas, nuevos acuerdos, nuevas complicidades: poniéndonos a trabajar por el país”.

Proyecto Erasmus

Alejandro Tiana señaló que “ahora parece normal que un estudiante pueda completar sus estudios en cualquier país de Europa, que pueda acogerse al programa Erasmus en que tanto empeño puso Manuel Marín. Parece normal, pero a Manuel le costó años, cientos de reuniones, bastantes horas de sueño y toda su convicción para lograrlo primero y apuntalarlo después. El programa Erasmus ha supuesto para miles de jóvenes que el ideal europeo se haya consolidado, que la tolerancia, el descubrimiento de nuestros lazos y nuestra cultura común hayan servido tanto para formar personas más abiertas y tolerantes como para construir la propia Europa”.

“Puede que algunos se extrañen de que este homenaje se haga en una universidad”, apuntó el rector. “La contribución de Manuel Marín a la creación de las becas Erasmus podría ser justificación suficiente. Pero también lo hacemos porque creemos que las universidades públicas deben comprometerse con su sociedad, proporcionarle conocimiento, ayudarle a pensarse a sí misma, a definir sus aspiraciones, a promover la excelencia, a señalarle sus modelos morales. Manuel Marín simboliza todo eso y nos representa a todos. Por eso, desde esta universidad pública rendimos homenaje a un gran hombre público”.



Tres jóvenes en París


Rector

Nativel Preciado, periodista, escritora y amiga personal de Manuel Marín, recordó cuando lo conoció. “Yo estaba en París, con mi tío Víctor, perseguido por Franco, exiliado y uno de los organizadores del Congreso de Suresnes. Él me dijo que tenía que presentarme a unos chicos, jóvenes, entusiastas y muy simpáticos, que iban a revolucionar el apolillado Partido Socialista de Llopis. Esos chicos eran Felipe González, Joaquín Almunia y Manuel Marín”.

La periodista se emocionó al recordar “lo que bailábamos, lo que comíamos, lo que brindábamos, mientras hablábamos de política”. Recordó al hoy homenajeado analizando y arreglando el mundo “como el gran cocinero que era, mientras preparaba un cuscús para todos”.

Se reconoció como miembro entusiasmado de “una generación de ilusos, que creíamos que el progreso era imparable, asistíamos a la caída de dictaduras en todos los países y todo parecía indicar que la prosperidad y la riqueza se iban a instalar definitivamente. Especialmente en España, tras los altibajos de la Transición, nos sentíamos seguros de haber alcanzado una democracia estable, de estar instalados en el Estado de Bienestar y de que la historia sería seguir y seguir hacia adelante. Pero llegó la regresión, cargada de desilusión. Manolo Marín nunca se resignó y nunca abandonó la idea de progreso”.



Video





Rector



El oficio de la política



Felipe González, expresidente del Gobierno, sentó, nada más comenzar, las bases de su homenaje con una contundente afirmación: "La política es poco humana porque es una obra inacabada. Por muchos años que uno trabaje -y yo trabajé muchos años- siempre es algo inacabado, por eso el esfuerzo de modernización tiene que ser constante y es brutal en ocasiones. La Historia nunca es lineal, hay rectas, hay curvas... los retos son de fondo y forma. Hay aceleraciones históricas en algunos periodos y, en otras ocasiones, involuciones. En la actualidad estamos corriendo para alcanzar un futuro que ya tenemos a nuestra espalda, pero la inmediatez, la revolución tecnológica, impiden el “sentarse a debatir”, el discurso pausado, la actuación consensuada... Manolo, Manuel Marín al que hoy homenajeamos, era un trabajador incansable, le daba una importancia determinante al fondo, pero también a la forma. ¿Por qué la daba tanta importancia al fondo y a la forma? No hay convivencia democrática sin que el fondo y la forma se acompañen. Cuando la forma se rompe, se está alterando el fondo, o se emplea esa ruptura de la forma porque no se tiene fondo. Por eso se desesperaba en ocasiones, presidiendo el Congreso de los Diputados, porque él era un demócrata de verdad, un tipo genial. Se pasó la mitad de su vida en la política interna de su país y la otra mitad en la política Europea, en Bruselas, su negociación fue vital para la incorporación de España a la Unión Europea. Él no hacía partido, hacía comunidad, era un europeo europeísta. En Manolo Marín coexistía la coherencia entre lo que pensaba y lo que hacía, o dicho de otra manera, entre lo que decía y lo que hacía. Es muy difícil encontrar seres humanos de una sola pieza. Eso también es un cierto inconveniente para esto que llaman el oficio de la política, si es que a un oficio se parece”.

Felipe González


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Europa, un hogar para todos


Tras la intervención del expresidente González, Nativel Preciado reconoció que la historia no es lineal, “pero me enteré hace poco tiempo, cuando Umberto Eco lo explicó en un libro que se llamaba Paso de cangrejo”. Hasta entonces se sorprendía por todos los acontecimientos que no auspiciaban precisamente un avance: “se caía el Muro de Berlín, desparecía la Guerra Fría pero entrábamos en guerras calientes, el terrorismo islamista nos retrotraía a Las Cruzadas, aún no se ha abolido la esclavitud en los talleres textiles de algunos países del Sur... Este panorama que nos parece tan lejano, pero que está dentro de la Unión Europea... A Marín le preocupaba mucho esa sensación de que Europa está en declive, que no sabe resolver los problemas y esa sensación de que priman las cuestiones económicas sobre los Derechos Humanos. Y los jóvenes, como sus hijas, iban a vivir un presente hostil y un futuro muy sombrío, sin trabajos dignos y sin todos los derechos conquistados. Ojalá esa sensación se diluya y podamos compartir el bienestar que nos queda con los millones de personas que huyen del hambre y las guerras. Es el deseo que siempre tuvo Marín de la Europa como hogar acogedor para todos”.


Un ejemplo para los comisarios

Abel Matutes


En su turno de palabra, el que fuera ministro de Asuntos Exteriores en el primer gobierno de José María Aznar, Abel Matutes, recordó el tiempo que trabajó junto a Manuel Marín como comisarios. “Fue sin duda un ejemplo para todos los comisarios europeos y, sobre todo, para los españoles”. Del trabajo de Marín en aquel tiempo, Matutes quiso resaltar la creación de la estructura europea de la lucha contra el cáncer y, por supuesto, el impulso definitivo a las becas Erasmus. El exministro también hizo hincapié en el momento en el que, en 1996, tuvo que dejar su cargo europeo para ocupar la cartera de Exteriores: “Tengo que agradecer a Manuel Marín que su cooperación tanto con Mayor Oreja como con Loyola de Palacio fue exactamente igual que si no hubiera cambiado el color de la política en nuestro país”.


Tras un repaso histórico de la evolución de Europa, Abel Matutes reflexionó sobre el momento mundial actual, destacando el cambio que se está produciendo en las Relaciones Internacionales del bilateralismo al multilateralismo. “El gran problema al que nos enfrentamos”, concluyó Matutes, “es si ese nuevo mundo lo va a afrontar cada uno de los países o esa Unión Europea todavía en gestación. Si seremos capaces de partir de despreciar nuestras diferencias menores para unirnos en lo fundamental y hablar en ese nuevo escenario mundial con una sola voz. Esa es la gran cuestión europea que, como europeos, nos debemos plantear, pasando por encima de particularismos accidentales para estar unidos en lo esencial, que es la defensa de nuestras libertades, de nuestro mundo, para que podamos dejar un mundo mejor a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos”. Una idea que, como él mismo recordó, “la hablamos Manuel y yo en incontables ocasiones, acordando que había que trabajar en conjunto para ir construyendo esa realidad y esa voz con la que nos tuvieran en cuenta en el mundo”.

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¡Cuánto lo echamos de menos!


Nativel Preciado retomó la palabra para retratar la vuelta a España de su amigo Marín. “Todo el mundo hablaba bien de nuestro amigo como vicepresidente en Bruselas. Le llamó el presidente Zapatero para desarrollar labores internacionales del Partido. Durante esta etapa conocía el mundo político y se relacionaba bien, como solo Felipe González y muy pocos más sabían hacerlo. Disfrutábamos escuchando cómo contaba con todo lujo de detalles, precisos y preciosos, lo que tenía que afrontar, y nos dábamos cuenta que era todo un arte el ejercicio de la política”.


“En 2004 se convirtió en presidente del Congreso y aquello de llamar al orden, expulsar a alguno y hacer determinadas reformas le hizo sufrir mucho. Cada vez que en España llovían piedras, Marín aguantaba con dignidad el chaparrón. Cuando decidió por fin dedicarse al cambio climático llegó a ser feliz, aunque llevaba muy mal las tensiones en su partido. ¡Cuánto lo echamos de menos!”


Consenso y sentido del límite


Ana Pastor, presidenta del Congreso de los Diputados, haciendo gala de su amable talante, expresó su agradecimiento por “permitirme participar en este homenaje a Manuel Marín. Era una persona a la que no le gustaba que hablaran de él, hoy todos le estamos homenajeando merecida y justamente, pero a mí me gustaría que los homenajes a las grandes y buenas personas se rindieran en vida, aunque hoy está representado entre nosotros por lo que más quería, que era su familia, su mujer y sus dos hijas. Le brindamos un homenaje unánime, sincero y emocionado. Dio todo su conocimiento al servicio de lo público, se lo tomaba todo muy en serio, le importaba el fondo pero sobre todo la forma. Vivió la política desde abajo, luchó con pasión y tesón por un país libre y tenía una preparación excepcional, estudiaba permanentemente. Tenía oficio y conocimiento. En el Congreso -él fue presidente de ese Congreso- se ven los defectos más que en ningún sitio y su política fue noble y constructiva, de palabra franca y amable. Era sereno, comprometido, apasionado del conocimiento, riguroso. Creía en el talante democrático e igualitario de todos los españoles y de todas las Comunidades. El punto de encuentro, afirmaba Manuel Marín, es la Constitución. Hoy, sus palabras cobran más sentido que nunca. Creía también en las mujeres porque tenía a las mejores en su casa, su mujer y sus hijas. Fue un gran secretario de Estado para las Comunidades Europeas... le echamos mucho de menos porque necesitábamos que nos echara ahora una mano, porque necesitamos hombres y mujeres valiosos y eficaces resolviendo problemas. Necesitamos este tipo de personas. Él decía, y hago mías sus palabras, En política es legítimo apretar al adversario, pero cuando se aprieta debemos saber cuándo se tiene que abrir la mano, y llegado el caso, estrecharla buscando el acuerdo. Me niego a aceptar que 'consenso' y 'sentido del límite' son dos palabras viejas, tendrán que adaptarse, pero siguen siendo esas palabras viejas... muy necesarias". "Querido Manuel", continuó Pastor, "no te gustaba nada el filibusterismo parlamentario, también lo sufriste. Eras un defensor de la palabra, de esa palabra que todo lo convence. Por eso, por ser un fiel defensor de esa palabra, por tu predisposición al diálogo siempre, por la voz y la palabra que quisiste que se escuchara en las Cortes Generales, hoy también, querido Manuel, te rendimos homenaje”.


Ana Pastor


Ignacio S. Galán



Cátedra Iberdrola Manuel Marín


Ignacio S. Galán, presidente de Iberdrola, cuya fundación presidió Marín en sus últimos años, comenzó su intervención recordando los años de amistad que le unían al homenajeado, al que conoció en 1969 durante la época universitaria de ambos. “Recuerdo a Manolo en la biblioteca del Chaminade [Colegio Mayor de Madrid] estudiando Derecho y debo decir que, a lo largo de su vida, siempre fue el mismo>: convencido, cabezota, convincente y con una gran capacidad de negociar”. De la etapa de Manuel Marín al frente de la Fundación Iberdrola –“cargo que le costó mucho aceptar”- Ignacio S. Galán destacó que la emprendió con “ilusión, rigor y disciplina”, motivado por varias líneas estratégicas: “la igualdad y el desarrollo del talento, la investigación, el Medio Ambiente, la conservación del patrimonio cultural y la mejora de la vida de las personas”.


Galán aprovechó el homenaje para anunciar que Iberdrola ha impulsado la Cátedra de Política Energética Europea en el Colegio de Europa y que, a partir del próximo curso, recibirá el nombre de Cátedra Iberdrola Manuel Marín. El Colegio de Europa, ubicado en la ciudad belga de Brujas, es una de las instituciones universitarias más prestigiosas y tuvo un papel esencial en la vida de Manuel Marín, quien obtuvo allí su primera beca y formó parte de una de las primeras promociones de colegiales españoles, en 1973, siendo posteriormente profesor y presidente de su Consejo de Administración entre 1990 y 1996.


“Una persona maravillosa”


Aunque su intervención no estaba prevista, Carmen Ortiz Bru, viuda de Manuel Marín y madre de sus dos hijas, subió al estrado para recibir el obsequio que le entregó el rector, Alejandro Tiana, y agradecer con unas emotivas palabras el homenaje organizado por la UNED. Carmenchu, como es cariñosamente conocida la esposa del político, destacó de su marido su capacidad de trabajo y de organización pero, sobre todo, afirmó de él que era “una persona maravillosa”. Ortiz Bru reconoció que “nunca te lo dije abiertamente, pero lo hago ahora, desde aquí, para que lo sepas ahí donde estés”.


Nuevamente tomó la palabra Alejandro Tiana para dar por cerrado el acto de homenaje. “Espero que hayamos sido justos con el recuerdo y el significado de Manuel Marín. Creo que la universidad cumple con su compromiso de ser parte de la sociedad a la que sirve con actos como este, que nos recuerdan la importancia que tiene no olvidar el ejemplo de aquellos que nos ayudan a hacernos mejores. Queremos también reconocer a la familia de Manuel Marín, a su mujer Carmenchu y a sus hijas Paloma y Alejandra. Quiero hacerles entrega de este modesto recuerdo -la brújula que solemos dar a nuestros nuevos doctores honoris causa- y que representa nuestros valores y nuestro lema: Omnibus mobilibus mobilior sapientia (La sabiduría se mueve más que todas las cosas que se mueven). Alude tanto a la difusión de la sabiduría como a su necesidad de progreso y avance. Manuel Marín encaja bien con él”.



Obsequio a la viuda

prensa



El salón de actos del Edificio de Humanidades de la UNED, con su aforo de más de 350 personas completo, con invitados instalados en las vecinas salas de grados y con 72 periodistas y gráficos acreditados, revivieron las anécdotas, ideas, actividad política y emociones compartidas con Marín por los conductores del acto, instalados en el escenario. En el patio de butacas, familiares, amigos, académicos, compañeros de trabajo, representantes de diferentes partidos políticos y personajes públicos los acompañaron en su recuerdo, en un emocionante recuerdo de todos a Manuel Marín, servidor público.


Canal UNED: Serie completa 'Acto Homenaje a Manuel Marín. Servidor Público'

Noticias para completar el día


periodistas

La tarde se inició con sorpresas en forma de primicia para las decenas de medios de comunicación asistentes al Homenaje a Manuel Marín. Los protagonistas, en las escaleras de acceso al Edificio de Humanidades, eran el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. Borrell anunciaba que todo estaba preparado en el puerto de Valencia para acoger al barco Aquarius y su carga de 600 personas refugiadas. Otros puertos mediterráneos españoles estaban en alerta y las autoridades de las distintas Comunidades Autónomas habían puesto en marcha los planes de acogida. Una medida que rompía la reticencia, cuando no abierta oposición, de otros países europeos a las medidas legales y éticas de solidaridad internacional.

La ministra Valerio, respondía con un valiente discurso feminista al reportaje de un medio de comunicación en el que se calificaba a las 11 ministras del nuevo gobierno de Sánchez por su forma de vestir. “Es lamentable que a estas alturas del siglo XXI se analice a la mujer por su ropa, su aspecto, o el modo en que afronta un cáncer, en lugar de por su cualificación, su trabajo y sus capacidades. Es antiguo, machista, y en las redes sociales y en muchos otros medios así lo han calificado”.

Dos declaraciones de dos ministros que seguramente habría aplaudido Manuel Marín.


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La UNED rinde homenaje a Manuel Marín

Canal.UNED: Acto Homenaje a Manuel Marín





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