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Madrid, 30 de enero de 2019




Toda la vida segregados

American Sociological Review, la revista número uno mundial en Sociología, publica una investigación realizada por la UNED y la UC3M que describe la evolución de la segregación entre hombres y mujeres de los 16 a los 69 años

Baños


Daniel Guinea Martín, profesor del Departamento de Teoría, Metodología y Cambio Social (Sociología I) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, el profesor Ricardo Mora y el catedrático Javier Ruiz-Castillo de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), son los responsables de una investigación que ha sido publicada recientemente en la revista American Sociological Review, la publicación científica líder en el mundo en el área de la Sociología, y de la que se ha hecho eco con una reseña la también prestigiosa Nature Human Behaviour. En el trabajo, titulado The Evolution of Gender Segregation over the Life Course, los autores proponen una medida de segregación por género basada en el Índice de Información Mutua, cuya novedad radica en que permite describir la contribución de múltiples fuentes de segregación, tales como la actividad económica, la ocupación desempeñada en el mercado de trabajo y el tiempo dedicado al trabajo remunerado, a la segregación global de género. De esta forma, y aplicando el índice a una gran base de datos creada a partir de la Encuesta de Población Activa del Reino Unido, los autores describen la evolución de la segregación entre hombres y mujeres desde los 16 a los 69 años.


Los autores concluyen que el ciclo vital transcurre en tres fases. Cada fase se caracteriza por un compromiso entre la segregación que surge de las ocupaciones en el mercado de trabajo, por un lado, y, por otro, del resto de las fuentes de segregación que estudian; es decir, la actividad económica y las horas de trabajo remunerado.



Durante los años de la crianza, las diferencias en las ocupaciones donde trabajan hombres y mujeres disminuyen: los hombres y las mujeres en el mercado de trabajo tienden a emplearse en las mismas ocupaciones; pero, sin embargo, aumentan las debidas tanto a las horas dedicadas al empleo remunerado (mientras los hombres trabajan mayoritariamente a tiempo completo, un amplio grupo de mujeres lo hacen un menor número de horas) como a la decisión de participar en el mercado de trabajo en primer lugar (mientras los hombres mayoritariamente trabajan en el mercado laboral, las mujeres son un grupo más heterogéneo y muchas trabajan en el hogar sin remuneración).


Cuando los hijos tienen edad escolar, muchas mujeres aumentan sus horas de trabajo en ocupaciones feminizadas, es decir, ocupaciones donde el porcentaje de mujeres es muy alto, dejando atrás, por ejemplo, las cero horas de trabajo remunerado que implica la dedicación a tiempo completo a las tareas del hogar. Finalmente, la minoría de personas que aún trabaja en edades avanzadas lo hace pocas horas y con un alto nivel de segregación ocupacional: con 69 años más de una de cada cuatro mujeres que trabajan es limpiadora o dependienta/cajera, mientras que, en comparación, uno de cada seis hombres empleados en esta edad es conductor o agricultor.


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Itziar Romera

Edición web: Elena Lobato

Comunicación UNED