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Madrid, 25 de noviembre de 2019


“Sin igualdad entre hombres y mujeres no hay democracia; sin erradicación de la violencia contra las mujeres, no hay justicia”

Con esta contundente declaración, recogida en el consensuado Manifiesto de Crue Universidades Españolas por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, inauguraba el rector Ricardo Mairal, la IV Jornada de la UNED en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizada por la Oficina de Igualdad. La directora de esta oficina, vicerrectora de Política Institucional y Relaciones Internacionales y vicerrectora primera, Esther Souto esgrimiría las mismas palabras, con idéntica contundencia, en el momento de la clausura del evento.


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Entre ambos alegatos se disfrutó de sendas conferencias a cargo de Teresa San Segundo, profesora de Derecho y directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, que disertó sobre la necesidad de Dejar de ver a la mujer como víctima; y de Elena Mañas, directora de la Cátedra de Responsabilidad Social y Corporativa de la UAH y coautora de uno de los primeros informes económicos realizados en nuestro país, titulada Impacto de la violencia de género en España: una valoración de sus costes.

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Y poco antes de entrar en el salón de actos de la OEI, en el edificio del rectorado de la UNED, acompañados por el ritmo rapero de Celia Bsoul, se entregaron plantas vivas y en flor de nomeolvides, un tipo de pensamiento, en recuerdo de las víctimas de la violencia machista que, en lo que va de año, ascienden a 52 asesinadas, 43 huérfanos y más de 80.000 denuncias.

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También se llenaron de nomeolvides las manos de profesores, estudiantes, trabajadores y visitantes de los campus de la Ciudad Universitaria de Madrid, en las facultades de Derecho, Educación, en el edificio de Humanidades y el Campus Científico y Tecnológico de Las Rozas. A lo largo del día varios de los 61 centros asociados rendían, en distintos horarios, el mismo homenaje a la memoria de las mujeres agredidas y asesinadas.

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“Que el hombre de tu vida no sea el hombre de tu muerte”


Manifiesto de CRUE Universidades Españolas por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer


Madrid, 25 de noviembre de 2019.

Universidades Españolas, a través de sus Unidades de Igualdad, quiere unirse en torno al 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para denunciar la persistencia y nuevas formas de violencia machista y exigir que la erradicación de la violencia de género pase a ser prioritaria en las agendas políticas, económicas y sociales.

Desde las universidades asistimos con estupor a que, desde ciertas posiciones políticas y sociales, se niegue o se justifique la violencia machista, a pesar de todas las evidencias empíricas que una y otra vez les desmienten. Asimismo, interpelamos a los hombres para que digan «Basta», rompiendo el silencio cómplice con la crueldad de aquellos que son maltratadores y con la violencia hacia sus víctimas.

Los datos de los feminicidios en nuestra sociedad, el asesinato de los hijos e hijas de las víctimas como forma de «violencia vicaria», las custodias parentales a los maltratadores, las agresiones sexuales, la desprotección jurídica de las mujeres que denuncian, la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, el acoso sexual, la mercantilización del cuerpo de las mujeres, su cosificación, el auge de la pornografía como referente de relación sexual para muchos adolescentes sin alternativa educacional adecuada, la misoginia reaccionaria de determinados sectores de nuestra sociedad, los modelos de masculinidades «tóxicas» y el sexismo socioambiental, son realidades alarmantes y preocupantes. Frente a las diversas expresiones de la violencia machista disponemos de dos herramientas que, a modo de brújulas moradas, están marcando el camino a seguir: el Convenio de Estambul (ratificado por el Estado Español en 2014) y el Pacto de Estado contra la Violencia de Género (Real Decreto-ley 9/2018, de 3 de agosto, de medidas urgentes para su desarrollo).

En este momento político e histórico de clamor social en torno al «Hermana, yo sí te creo», #Niunamenos o #MeToo, las universidades como generadoras y transmisoras de conocimiento crítico, pero también de valores, debemos (y podemos) convertirnos en un referente de igualdad para toda la sociedad. Visibilizar los resultados de las investigaciones de los Centros de estudios de género y feministas, la labor de las Unidades de Igualdad, de la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria, del grupo de trabajo de Políticas de Género dentro de Crue–Sostenibilidad o de la reciente figura de la delegada de la Presidencia de Crue Universidades Españolas para Políticas de Igualdad, son acciones fundamentales para que la sociedad en su conjunto comprenda el poder del conocimiento para transformar la realidad.

La necesidad de una integración estructural y permanente de la perspectiva de género en la Educación Superior, la Investigación y la Transferencia del Conocimiento se ha puesto de manifiesto repetidamente a lo largo de este año para modificar los elementos patriarcales aún existentes en ciertos ámbitos de nuestra sociedad como la justicia, la comunicación y la publicidad, la sociedad digital, las industrias culturales y, por supuesto, el propio ámbito académico y científico.

Todas las Comunidades Autónomas deberían aprovechar el conocimiento y el potencial transformador de las universidades para desarrollar de manera eficaz las medidas propuestas en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, mediante la implementación de acciones de investigación, formación y sensibilización.

La Universidad está llamada a ser un referente de Igualdad para toda la sociedad y a proporcionar nuevas formas de conocimiento desde una epistemología que dé lugar a teorías, políticas, pautas culturales y metodologías capaces de contribuir a la erradicación de la violencia contra las mujeres; avanzando así en la utopía de una sociedad más justa para todas y todos. Y como referente de igualdad, la Universidad debe constituirse en ejemplo de lucha contra la violencia machista que se pueda dar en su seno, garantizando –además– la protección y reparación del daño a las eventuales víctimas.

Sin igualdad entre hombres y mujeres no hay democracia, sin erradicación de la violencia contra las mujeres, no hay justicia.

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Teresa San Segundo combatió durante su ponencia los conceptos de víctima y superviviente para referirse a las mujeres que sufren violencia de género. En un primer momento, definirse como víctima puede aportar determinadas cualidades como la visibilidad, la vulnerabilidad o la necesidad de ayuda. Con el paso del tiempo, es preciso que la mujer se vaya empoderando, consiga pasar página y cambie esa condición de víctima o de superviviente por la de mujer dueña de su propia existencia, capaz de tomar sus decisiones y de labrarse un futuro tal y como desea, tal y como había imaginado, sin responder a los cánones de otros.


San Segundo utilizó dos imágenes poderosas para explicar, la primera, el contagio del mal que proyecta un acto de violencia de género: una piedra tirada un estanque en la que la mujer agredida ocupa el centro, pero cada uno de los círculos concéntricos que se van dibujando alrededor son las otras víctimas que sufren la agresión: los hijos, los familiares, los amigos, la comunidad en la que viven… La otra imagen es la de un bonsai y representa el proceso que sufre una mujer hasta convertirla en vulnerable: se trata de un árbol normal y corriente al que poco a poco se le van recortando las raíces y atando y retorciendo las ramas para que adopte la forma mínima, empequeñecida, que el jardinero desea. Un jardinero que la mujer eligió en su día, seguramente cargada de ilusiones y enamorada, pero que se convierte en el maltratador contra el que advierte San Segundo: “que el hombre de tu vida no sea el hombre de tu muerte”.

La conferencia de la profesora Elena Mañas comenzó con una autoevaluación, ya que de tantos aspectos que han de ser observados, erradicados y prevenidos, la cuantificación económica de la violencia de género parecería una investigación de dudoso gusto “y hasta un cierto punto, incluso frívola”. No obstante, conocer las repercusiones también en el área presupuestaria y saber en qué partidas y hacia qué acciones han de dirigirse los fondos también contribuye a una eficaz financiación de las campañas y medidas a adoptar.


El trabajo de la directora de laCátedra de Responsabilidad Social y Corporativa de la UAH y su equipo de investigadores ha sido recogido en el informe y posterior libro homónimo “El impacto de la violencia de género en España: una valoración de sus costes en 2016”, del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad.


La investigación ha analizado las cuatro principales áreas de impacto de la violencia de género en nuestro sistema económico: el ámbito productivo, con la dificultad de la víctima para mantener un empleo y las repercusión en las organizaciones empleadoras; los efectos sobre la salud, evidentes para la mujer que los sufre, y los costes derivados de la asistencia sanitaria física y psicológica; la violencia denunciada, con sus correspondientes procedimientos policial, judicial y penitenciario; y las consecuencias de las necesidades de traslado de residencia, mudanzas, etc que repercuten en el sector de asistencia pública.

Elena Mañas


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Aida Fernández Vázquez

Fotografías: José Rodríguez Rodríguez

Comunicación UNED