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Madrid, 16 de enero de 2020


Geografía e Historia 2019: añoranza, ilusiones y magisterio sobre uno de los oficios de mujer más antiguos del mundo

La Facultad de Geografía e Historia celebraba su día en una ceremonia durante la que se homenajeaba y se entregaba la medalla de la facultad a los jubilados durante el curso, dos de sus profesores más admirados y queridos, Pilar Fernández Uriel y Carlos Martínez Shaw, y dos de sus PAS más considerados por la comunidad universitaria, Carmen Rosa Redondo Menéndez y Teresa Fernández Palacios. Presidida por el vicerrector de Estudiantes y Emprendimiento, Alberto Mingo Álvarez, y por la decana y todos los directores de departamento, durante el acto se asistió a la conferencia “Una mirada al oficio de la nodriza (nutix) en el mundo romano”, de la profesora de Historia Antigua Irene Mañas Romero. Se entregó el título a los egresados de Geografía e Historia e Historia del Arte y el XIV Premio de la Fundación Alvargonzález a los mejores expedientes del curso.

Geo Hria 19

En la mesa presidencial, todos los directores de departamento acompañaron al vicerrector de Estudiantes y Emprendimiento: Mar Zarzalejos Prieto, de Prehistoria y Arqueología; Javier Cabrero Piquero de Historia Antigua; Enrique Cantera Montenegro, de Medieval y CC y TT Historiográficas; Yayo Aznar Almazán, decana de la facultad; Alberto Mingo Álvarez, vicerrector de Estudiantes y Emprendimiento; José Mª Iñurritegui Rodríguez, de Moderna; Ángel Herrerín López, de Contemporánea; Antonio Fernández Fernández, de Geografía y Consuelo Gómez López, de Historia del Arte.


La ceremonia discurría entre un justo punto de añoranza por parte de los que se van, Pilar Fernández Uriel, “todavía me queda mucho por hacer y aprender, y mantener como emérita mi vinculación con la UNED me permitirá hacerlo”; y Carlos Martínez Shaw, “como la gran Violeta Parra digo gracias a la vida, a la UNED por haberme permitido trasmitir mi conocimiento a la sociedad, desde las viejas colonias, como Guinea Ecuatorial, hasta detrás de las rejas de las prisiones; compartilo con las grandes eminencias que encontré en mis viajes por todo el mundo y con los compañeros de departamento y facultad con quienes pasé tantos y tan buenos momentos”. Ambos dejan tras sí una escuela fiel a sus principios y enseñanzas, muchas horas de trabajo y viejos y nuevos compañeros que les admiran como maestros, les respetan como colegas y les quieren como amigos.

Añoranza también por parte de las dos recién jubiladas del PAS, Carmen Rosa Redondo Menéndez y Teresa Fernández Palacios, siempre al quite de las necesidades de sus docentes y estudiantes y casi siemrpe dando más de sí de lo que por contrato se les exigía.

Geo Hria 19Los que se van

Añoranza que se combinaba con altas dosis de emoción de los recién egresados, que culminaban una tarea siempre exigente en cuanto a tesón, ánimo y disciplina, una meta que, según el vicerrector Mingo, “no habéis de considerar un punto final, sino el punto de partida hacia otras oportunidades, como los másteres, doctorados o propuestas de especialización que la UNED, vuestra universidad, os ofrece desde ahora mismo, tan diversas que seguro alguno os interesará y se adaptará perfectamente a lo que necesitáis, aunque aún no lo sepáis”.

Ese antiguo oficio de mujer

nutrix

Disfruta de la conferencia

La conferencia “Una mirada al oficio de la nodriza (nutrix) en el mundo romano” de Irene Mañas cautivó a los asistentes por la perfecta combinación de una investigación rigurosa con una deliciosa habilidad divulgativa. Se trataba de uno de los oficios más antiguos del mundo, aquellas mujeres que cobraban por amamantar niños y niñas de las familias poderosas romanas y griegas. Firmaban unos contratos en los que se describía la forma de sus pechos, su tamaño y la textura de sus pezones; en los que se comprometían a no alimentar a ningún otro recién nacido, ni siquiera los propios, para garantizar la cantidad de leche; a no tomar vino, para no estropear el color, el sabor o la calidad nutritiva de la leche; y a no mantener relaciones sexuales, no fueran a quedarse embarazadas y se estableciera una competencia entre el descendiente de la familia contratante y el de la propia matrona.

Irene Mañas

Irene Mañas

Y todo ello, durante los años que se acordaran entre las partes, normalmente desde el primer mes hasta los 3 ó 4 años. Poco se sabe de qué pasaba después de concluir el contrato. Quizá unas se quedaban criando al niño o la niña hasta su edad adulta; quizás otras, al alcanzar el climaterio, perdidas sus facultades “nutritivas”, fuesen devueltas a formas de vida más o menos precarias. El caso es que contratos similares a aquellos de la antigua Roma pueden encontrarse, con pocas variaciones, en los de las amas de cría de hasta las primeras décadas del siglo XX. Y que la memoria de las mujeres que ejercieron el antiguo oficio de criar bebés ajenos, está profusamente documentado en el mundo clásico y ha quedado grabado en pinturas, cerámicas y en la piedra tallada de estelas funerarias que les dedicaron sus hijos de leche.


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Aida Fernández Vázquez

Fotografías: José Rodríguez Rodríguez

Comunicación UNED