Acabados la mayoría de los ejercicios, a mediodía, desde Madrid, el rector, la secretaria general y la vicesecretaria de pruebas presenciales conectaban con los tribunales de exámenes, tan lejanos, pero tan presentes en las pantallas de la sala. Se entablaba un diálogo de felicitación, deseos de superación y agradecimientos a los mandos de las misiones militares internacionales por la colaboración prestada a los alumnos. Varios medios de comunicación, testigos de la e-reunión participaban también en tan peculiares exámenes.
Los examinandos demostraban el saber adquirido en distintos niveles de educación superior: desde el curso de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años al máster en Prevención de Riesgos Laborales, seguridad en el trabajo, higiene industrial y ergonomía y psicosociología aplicada; pasando por los grados de ADE, Ciencia Política y de la Administración, Criminología, Derecho, Economía, Estudios Ingleses, lengua, literatura y cultura; y Geografía e Historia.
Los medios les preguntaban cómo se las arreglaban para estudiar en fronteras vulnerables a tantos conflictos, a veces en tierra hostil; cómo encajaban el tiempo de estudio en agendas diarias repletas de actividades medidas milimétricamente, al segundo; cómo lograban habilitar un entorno confortable para concentrarse en la preparación de los exámenes… “Como podemos” le respondían los alumnos. Y entre los matices aportados por cada uno se podía entrever que la disciplina, una cualidad asociada en general a las y los militares, era una de sus armas favoritas para preparar, y superar, los exámenes.