El vacío no es lo mismo que la nada. Esta frase es más profunda de lo que parece inicialmente, pero ¿cómo la podemos entender? A los físicos les gustan las analogías, porque les ayudan a pensar. Para razonar sobre el vacío, el profesor Rodríguez Laguna usa una metáfora basada en el mar, que será nuestro vacío.
“Imaginémoslo azotado por el oleaje, que en nuestra analogía representa las partículas, la materia ordinaria viajando y chocando en todas direcciones. Ahora, eliminemos poco a poco el oleaje. Al hacerlo, vamos reduciendo la energía asociada. Y cuando no podamos eliminar nada más podremos decir que la energía será la mínima posible. ¿Qué hacemos entonces? El mar en calma, que en nuestra metáfora es el análogo del vacío. El vacío, por lo tanto, no es más que el estado de mínima energía del universo. Pero eso no significa que no tenga una estructura y unas propiedades interesantes de estudio. Sin embargo, las metáforas no deben ser estiradas más allá de sus límites naturales. El vacío tiene una naturaleza cuántica muy diferente y nuestras intuiciones a veces fallan”, explica el equipo de investigación.
En 1948, dos físicos holandeses llamados Hendrik Casimir y Dirk Polder conjeturaron que, si dejamos un átomo en una caja absolutamente vacía, este se acercará a las paredes de la caja. ¿Por qué? “Bueno, hemos dicho que el vacío es el estado de mínima energía del universo. Meter un átomo, una partícula cualquiera en él, perturbará este estado de mínima energía, y el universo tratará de deshacerse del exceso de energía. Para ello, la estrategia óptima es empujar al átomo hacia las paredes. La predicción no se comprobó experimentalmente hasta 1997 y fue un gran éxito para la Física”, subrayan.