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Si algún día Alexa lo entiende a la primera será, también, gracias a un experto en Humanidades DigitalesLas Humanidades Digitales están de moda. Cada vez más empresas, universidades, centros culturales y patrimoniales buscan un perfil profesional que sepa tanto de Tecnología como de Filología y Lingüística. La profesora de la UNED Ana García Serrano investiga en este campo desde hace muchos años con colegas de varias universidades europeas. Dos de ellas, italianas, desvelaron la identidad de la escritora best seller Elena Ferrante después de leer y comparar más de 140 novelas. | ||
Uno de los primeros proyectos de humanidades Digitales en los que colaboró Ana García Serrano.Proyecto de I+D+i El dibujante ingeniero al servicio de la monarquía hispánica. Siglos XVI-XVIII (DIMH), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, cuya I P ha sido Alicia Cámara Muñoz, catedrática de Historia del Arte de la UNED. | ||
La misión de las Humanidades Digitales es facilitar el acceso y la comprensión del patrimonio cultural mediante aplicaciones informáticas, explica Ana García Serrano, profesora titular de Universidad en el Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UNED. “Actualmente los perfiles profesionales con conocimientos de Humanidades Digitales están siendo muy solicitados por instituciones, museos o departamentos de dinamización cultural de empresas”, asegura la experta que ha recorrido un largo camino hasta llegar de forma casi natural y “esperable” a este campo de investigación. “Empecé a estudiar antes de que se publicaran en el BOE los estudios de informática, así que estudié Ciencias de la Computación en la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid con profesores doctores llegados de Francia, Alemania o Estados Unidos que consiguieron transmitirnos un gusto por las nuevas tecnologías desde finales de los 70, interés que al menos a mí, no me ha abandonado”, refiere. Sus líneas de investigación abarcan el Procesamiento automático de lenguaje natural, la recuperación de información, la interacción persona - ordenador y la web semántica. Las Humanidades Digitales no son exactamente una disciplina emergente. “Solo es que hace pocos años que se denominan así a los trabajos de investigación, pero ya el Padre Busa en 1957 hizo la primera compilación humanista digital, sin embargo, solo en la segunda década del siglo XXI ha surgido la necesidad de etiquetarla claramente como una disciplina y, además, de desarrollarla a través de investigaciones académicas”, explica la profesora, que añade que son necesarios criterios e identificación de conocimientos para la formación de perfiles profesionales, que son habituales en los entornos profesionales relacionados con el patrimonio cultural. Dedicó su tesis doctoral en 1987 a Procesamiento de Lenguajes Naturales (PLN) para crear un sistema de ayuda para tomar decisiones. Colaboró con una escultura antropomorfa que recitaba poesías dadaístas generadas en tiempo real, con la que consiguieron, ella y el escultor, un premio internacional en el 2004. El segundo paso la llevó directamente a las Humanidades Digitales, su trabajo con la profesora Alicia Cámara de Historia del Arte en la UNED: El dibujante ingeniero al servicio de la monarquía hispánica. Siglos XVI-XVIII. | ||
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“2018 es un año importante para la iniciativa europea de datos en abierto sobre el patrimonio cultural. Pero, en 2019 se detecta que un 20% del patrimonio digitalizado ya no tiene calidad suficiente para ser compatible con la tecnología actual. La investigación sí se ha conseguido promover y en 2020 ya se cuenta con 500.000 investigadores de Humanidades en Europa”, señala la profesora, que cree que la pregunta que hay que hacerse en 2021 es: ¿Permite el patrimonio cultural institucional europeo digital su interoperabilidad (intercambio de datos y servicios software) y está garantizado su acceso? “Veríamos que queda mucho por avanzar en la digitalización y preservación del patrimonio”, destaca. Algunos buenos ejemplos del patrimonio cultural español ya digitalizado son la Colección de mapas, planos y dibujos del Archivo General de Simancas, la web del Museo del Prado, y la Biblioteca Digita Hispánica, que es la versión digital de la Biblioteca Nacional de España. Otro campo apasionante de las Humanidades Digitales está en la Inteligencia Artificial (IA), el Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), el análisis de datos o la minería de textos (Text Mining, en inglés). Revelar la identidad de la escritora italiana Elena Ferrante es un ejemplo de cómo el big data (el análisis de datos textuales) ayuda en la investigación. “Sin los algoritmos y los resultados obtenidos es muy difícil que las colegas italianas hubiesen llegado a las conclusiones sobre autoría”, señala la profesora en relación al descubrimiento de la verdadera identidad de la escritora detrás del nombre y argumenta: “La autoría como tarea o problema a resolver a partir de un conjunto de textos es un tema candente en la IA, como también lo es identificar plagios. Lo genial del trabajo de las dos colegas italianas estuvo en la capacidad de darse cuenta de que esos algoritmos conocidos por los científicos, podían ser usados para resolver sus preguntas de investigación”. “Yo creo que en realidad la IA ha demostrado ser el contexto científico en el que abordar problemas no resueltos hasta el momento. ¿Hablarán y entenderán las máquinas en el 2050? Claro, ¿Mostrarán sentimientos? Sí, ¿Sentirán como nosotros? No. Como un avión tampoco vuela como un pájaro. ¿Decidirán por nosotros? Sí, ya lo hacen bastante bien, ¿tendrán sesgos? Depende de si las instituciones y los gobiernos quieren o no que los tengan, es una cuestión de financiación y Deontología”, dice la profesora que es una gran divulgadora de la IA. Y pone el ejemplo de Google: “Ellos invirtieron, encontraron el modelo de negocio inicial (los anunciantes pagan por el posicionamiento) y el resto de los ‘usuarios normales’ les refinábamos las aplicaciones que instalaban en ‘beta’ y, si funcionaba bien, eran un logro de Google, y si había fallos la excusa era que era una versión beta. Y nosotros aportando datos y trabajando para ellos. Que quede claro que no juzgo la práctica, solo la constato”, indica. Minimizar los sesgos de la IA es una gran reto para el futuro. “Los sesgos son una realidad provocada por la orientación no simbólica de la IA. La estadística y las redes neuronales dominan la tecnología que se utiliza actualmente en la mayoría de las aplicaciones de la IA. En ambos casos es necesario tener definidos todos los casos posibles en términos de ejemplos. Así, si casi todos los ejemplos de “personal de enfermería” son mujeres, el algoritmo aprenderá que en Enfermería debe haber más mujeres y un algoritmo de ayuda a la selección de personal las priorizará a ellas. Lo mismo haría con los directivos en sentido contrario. Si el algoritmo ha estudiado ejemplos positivos (gente que sí es directiva) y ejemplos negativos (gente que no lo es), seguramente cuando se utilice para seleccionar personal, priorizará a los candidatos hombres”, explica García-Serrano. Ella cree que para evitar los sesgos, lo mas importante sería exigir que los ejemplos con los que aprenden los algoritmos sean más equilibrados en el género, el color o el poder adquisitivo. “La estadística y las fórmulas matemáticas que hay en las redes neuronales no siempre permiten describir reglas que explícitamente eviten los sesgos, hay que hacerlo de acuerdo con su técnica. Para mí, cualquier sesgo es malo”, concluye la profesora. | ||
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