La implantación de esta política resulta relevante para la equidad social de hombres y de mujeres y el bienestar infantil porque posibilitaría un reparto más equilibrado de las tareas de cuidado, y reduciría la penalización laboral de las mujeres que en la actualidad asumen en mucha mayor proporción las responsabilidades domésticas y de cuidado de la familia.
Las autoras de la investigación señalan que “una persona adulta se tiene que responsabilizar y estar presente para que el cuidado de las niñas y los niños permita conseguir su bienestar y óptimo desarrollo emocional, cognitivo y físico. La mayoría de las y los progenitores y expertos en el bienestar infantil prefieren que los bebés, normalmente hasta alrededor del año o, al menos, hasta que la criatura empieza a desplazarse, sean cuidados en el seno de la familia”.
Lo que proponen las investigadoras es que este cuidado “intensivo inicial puede proveerse por madres y padres, sin que pierdan sus ingresos, con un sistema de permisos parentales remunerados que cubran ese tiempo”.
La gran mayoría de los varones solo utilizan los permisos si están remunerados al 100% de sus ingresos previos (o a tasas similares) y si son intransferibles, es decir, que se pierden si no los usan. “Por tanto, para que ambos progenitores se corresponsabilicen del cuidado en esta etapa, los permisos parentales tienen que ser iguales para varones y mujeres, intransferibles y pagados al 100%. Esta situación será probablemente así en España a comienzos del 2021”, señala el trabajo.
Si el permiso parental cubriera hasta cerca del primer año, la siguiente política que ayudaría a asegurar el bienestar de las niñas y niños manteniendo los ingresos laborales de sus progenitores –dicen las investigadoras - sería un sistema educativo con cobertura universal de cero a tres años. “Esta universalización implica la gratuidad, necesaria para que los y las menores tengan acceso a la misma educación independientemente de la situación socioeconómica de sus progenitores”.
Su propuesta es extender la universalización, que ya existe en España en el segundo ciclo de infantil (de 3 a 5 años), también al primer ciclo de 0 a 3 años. Esto permitiría reducir el riesgo de pobreza infantil y familiar, pues aumentaría la disponibilidad de madres y padres para desarrollar trabajos remunerados mientras sus hijos acuden a los centros educativos.