En su libro, Garrigós analiza varios tipos de memoria, desarrollando la idea de que no hay solo una memoria individual, personal, sino que además existen la memoria social y cultural. “Esto viene de las teorías de Aleida Assmann, que propone varios tipos de memoria y que yo aplico al alzhéimer. Otra teórica que ha escrito sobre el papel de la pérdida de memoria en el alzhéimer es Anne Davis Basting, que reivindica la memoria emocional. Esto hoy en día es muy importante y se está trabajando, por ejemplo, en España, con proyectos como Música para despertar en los que se utiliza la música para avivar los recuerdos emocionales en la persona con alzhéimer”, indica.
Nadie podría asegurar si realmente se llega a borrar toda la memoria en un enfermo de alzhéimer. “Es una incógnita”, dice Garrigós. “Investigaciones recientes apuntan a que los recuerdos no se destruyen, sino que se almacenan, por así decirlo, en algún lugar. No se sabe aún dónde van”, apunta.
El alzhéimer es una enfermedad que ha adquirido notoriedad en los últimos años, debido a su alta incidencia en todo el mundo. Cada vez hay más películas y obras literarias que abordan un tema que, como subraya la profesora Garrigós, es una fuente de preocupación para muchas personas. “La percepción del alzhéimer ha variado porque ya no nos resulta una enfermedad ajena, todo el mundo puede sentir que forma parte de su vida y que es muy probable que muchos de nosotros desarrollemos esta enfermedad en el futuro”, explica. Al mismo tiempo, es una patología desconocida que provoca mucho miedo. “Es una enfermedad que no solo afecta a la persona que la tiene, sino a toda la familia, pues resulta muy difícil comprender el deterioro cognitivo de la persona con alzhéimer. Creo que hoy en día avanzamos hacia un mayor conocimiento de la enfermedad, pero aún queda mucho por hacer”, opina Garrigós.
En las nueve novelas contemporáneas estadounidenses que se analizan, el alzhéimer tiene un papel central. “Me interesaba ver cómo se representaba la pérdida de memoria y qué consecuencias tenía para los personajes y en el desarrollo de la narrativa y cómo se configuraba a través del lenguaje la identidad de la persona con alzhéimer. Entendiendo que hay distintos tipos de memoria y que, aunque desaparezca la memoria individual, existe una memoria social y cultural. A memoria social, me refiero, sobre todo, a las relaciones con la familia, y a cultural como la literatura y otras representaciones culturales, como la música, sirven para recordar”, destaca.