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Madrid, 15 de septiembre de 2021




Una investigación de la UNED pide la regulación de la figura de la primera dama/primer caballero de un Estado

El trabajo, firmado por Dolores del Mar Sánchez González, catedrática de Historia del Derecho de la UNED, señala el riesgo que supone la falta de regulación normativa sobre la figura institucional del o la consorte de los jefes de Estado. Una opacidad que no ayuda a determinar su grado de utilización de los recursos públicos o el riesgo del tráfico de influencias.

La investigación de la catedrática de la UNED insiste en la conveniencia de que la figura de la primera dama o primer caballero tuviese una regulación clara que determinara no sólo una estructura administrativa en torno a esta figura -para darle apoyo-, y la utilización de los bienes y recursos públicos por parte de la misma, sino también un control sobre los regalos que reciben y la publicidad encubierta fruto de ropa o accesorios de marca.

“En mi trabajo señalo el importante riesgo que supone la falta de regulación normativa de esta figura institucional a la hora de establecer cuáles son los derechos y obligaciones que comporta el ser el/la pareja/consorte/compañero-a, esencialmente de cara a determinar el grado de utilización de los recursos públicos y la posible existencia de un canal indirecto de tráfico de influencias”, señala la profesora Dolores del Mar Sánchez González, que también aclara que el término primera dama no es aplicable a las monarquías. “El consorte del rey/reina tiene denominación propia. Tampoco debe ser utilizado en ningún caso, como ocurre en España, para referirse a las esposas de los jefes de gobierno que carecen por completo de papel institucional, aunque la prensa, de forma bien o mal intencionada, se empeñe en lo contrario, como hemos visto recientemente con la esposa del presidente Sánchez, y antes con las de Zapatero, Aznar y Rajoy”.


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En su opinión, sería “conveniente” que la figura se regulara de una manera clara para determinar no sólo una estructura administrativa en torno a esta figura -para darle apoyo-, sino también para tener un control sobre los regalos que reciben y la publicidad encubierta, fruto del uso de ropa o accesorios de marcas de lujo.

Para la investigación, la autora utilizó el método de análisis de casos a través de diferentes variables, distinguiendo específicamente entre las distintas formas de gobierno para acudir al método comparativo, pues el sistema está más estandarizado en Iberoamérica y Norteamérica que en otros continentes. “De la misma manera, el rol es distinto según el país, dado que la denominación no es oficial ni la regulación normativa es frecuente ni está estandarizada”, explica.

El trabajo de la investigadora partía de la hipótesis de la existencia de “una gran confusión” entre los derechos y deberes de estas personas cuyo papel es fundamentalmente protocolar, pues “suelen actuar como coanfitriones en actos públicos y son elementos clave en los viajes de Estado para las relaciones diplomáticas”.

“En mi trabajo pretendía averiguar si una determinada regulación normativa contribuiría a evitar o disminuir la utilización de una posición preeminente en beneficio propio o a favor de terceros actuando como grupo de presión”, señala la investigadora.

La conclusión más importante del trabajo es que el papel de la primera dama es fundamental para la imagen institucional del Estado. “En la actualidad, han dejado de ser figuras meramente decorativas para conformar un elemento esencial, no sólo para las relaciones diplomáticas sino como un escaparate internacional de la marca país”, explica la autora. Además, el trabajo concluye que sus acciones y comportamiento repercuten “muy seriamente” en la institución en la que se encuadran, y que su sola presencia y la indumentaria que utilizan mueve millones de euros. “Todo el poder que conlleva esa posición preeminente comporta un importante ejercicio de responsabilidad por parte de estos familiares, en los países en que la figura no se encuentra regulada”, concluye el trabajo.

Después de estudiar en profundidad la historia de varias primeras damas, el trabajo encuentra un patrón que se repite. “El fundamental en América es que estas personas utilizan su posición para iniciar o impulsar su propia carrera política a posteriori, como ha sido el caso de Cristina Fernández de Kirchner y de Hillary Clinton. Junto a ello es preciso separar claramente las funciones, pues en ocasiones estas personas tienden a olvidar que sus circunstancias no son idénticas a las del Jefe del Estado, como pudimos observar frecuentemente en el caso de Nadine Heredia, ex primera dama de Perú, que frecuentemente traía de cabeza a los medios periodísticos por sus ingerencias continuas en la vida y las decisiones de su marido”.

La evolución más importante del rol de las primeras damas en las últimas décadas, en opinión de Dolores del Mar Sánchez González, ha sido “la diversificación” fruto de la admisión de uniones personales tradicionalmente no convencionales como pueden ser parejas/consortes de personas del mismo sexo. “Además, debemos señalar una mayor presencia de jefas de Estado mujeres”.

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La Oficina Anticorrupción de Argentina y el diario La Nación han citado el trabajo de investigación de la profesora de la UNED en un contexto muy controvertido acerca de las funciones de su primera dama. “En Argentina, está habiendo actualmente mucha controversia respecto del personal que asiste a la primera dama y un periódico de allí ha citado un informe de la Oficina Anticorrupción (OA) sobre la utilización de los recursos y medios públicos por la primera dama, en cuya introducción se resaltan mi estudios y mis conclusiones de que ya no nos encontramos ante un rol meramente protocolar, sino ante una figura muy importante de cara a la imagen de la institución”, explica la profesora.

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