No sabría decir exactamente cuándo descubrió su vocación de ingeniero. Si lo piensa, dice que siempre tuvo “mucha curiosidad por aprender y entender cómo funciona las cosas y su propósito”. “Diría que ha sido incremental, a medida que adquiría conocimientos me iba encontrando más cómodo y más quería saber… Entiendo la Ingeniería como una vocación y una forma vida, sin embargo, también se debe mirar a otras áreas como la Economía medioambiental o administrativa, para tener una perspectiva global y dar soluciones adecuadas, que al fin y al cabo es lo que se debe hacer en esta profesión”.
Empezó a trabajar con dieciséis años, “sin ningún conocimiento técnico ni preparación académica”, dice. Por esta razón, empezó con trabajos muy poco cualificados. Su aprendizaje se basaba en la observación de sus compañeros. “Miraba cómo lo arreglaban, para después pedir permiso para intentarlo yo, digamos que he ido primero al laboratorio que a las clases. Es sorprendente como en ocasiones la práctica no se sostiene si no aprendes la teoría y viceversa. Por eso, hay que ser cauteloso a la hora de tomar decisiones y, bajo mi punto de vista, estudiar todo lo posible desde esos dos paradigmas tan relacionados, pero a la vez tan distantes”.
Miguel decidió estudiar Ingeniería, a pesar de que otras muchas áreas también le llamaban la atención. “Me resultaban atractivas Física, Matemáticas, Informática, Electrónica. Sin embargo, dado que profesionalmente mi trabajo está relacionado con la energía eléctrica, decidí escoger esta especialidad. Además, estoy convencido de que jugará un papel principal en las siguientes décadas debido, entre otras cosas, al vehículo eléctrico, las energías renovables, el almacenamiento de energía, la descarbonización, la industria 4.0, etc. No descarto hacer el grado en Matemáticas o Física, pero no a corto plazo. Estas son las madres de toda Ciencia, y me ayudarían a comprender mejor todo. También me despiertan curiosidad otros conocimientos como Psicología o Derecho, pero lamentablemente no tendré suficiente tiempo para todo…”.
Durante toda su vida de estudiante, Miguel ha compatibilizado estudio, trabajo y familia. “La UNED me dio la posibilidad de continuar mis estudios ya que con el Plan Bolonia las Universidades presenciales presentan ciertas dificultades para compatibilizar con otras obligaciones, así que para mí la mejor opción fue la UNED. Aunque existen otras universidades semipresenciales o a distancia, la UNED fue mi primera opción debido a su historia y reconocimiento”, explica.
Califica su experiencia en la UNED como “fantástica y muy enriquecedora”. “Me ha cambiado la forma de afrontar las cosas. También me ha dado la oportunidad de conocer a personas de otros lugares de España e incluso de otros países. Me llevo a muchos amigos. Por ejemplo, tenemos un grupo de WhatsApp que hemos llamado A-Team, no preguntes por qué… No lo sé (risas). Somos seis alumnos con grados como Mecánica, Electrónica y Eléctrica y, aunque la mayoría ya hemos finalizado nuestros estudios, seguimos compartiendo conocimientos, dudas y también muchas risas”.