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Madrid, 3 de noviembre de 2021




“Es más fácil mentir en Facebook, Twitter o WhatsApp que en el bar o en tu puesto de trabajo”, Pablo Iglesias, bienvenida a los doctorandos de Cambio Social

Media mañana, después de un puente de los Santos y Halloween. El decano de la Facultad de CC Políticas y Sociología, Gustavo Palomares, el secretario del Programa de Doctorado Cambio Social en Sociedades Contemporáneas, Ramón Adell, y el subdirector de la Escuela Internacional de Doctorado (EIDUNED), Ángel de Juanas, dan la bienvenida a las alumnas y alumnos que se incorporan al curso. Trucos, exigencias, calidad. Y una mesa redonda, seguida de coloquio, que tratará de las redes sociales, esa veloz fuente de datos que compiten con las tradiciones encuestas y demás fórmulas de investigación científica. Mesa que protagonizarán el director del programa, José María Arribas; la catedrática de la U. de Huelva experta en sociología computacional, Estrella Gualda; y el ex vicepresidente de Gobierno, y ahora solicitado orador e investigador de redes sociales en la UOC, Pablo Iglesias.


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La primera mesa se presenta tranquila, como toda bienvenida ha de ser: se cuenta cómo va a ser el proceso de investigación y qué exigencia y qué apoyos tendrán los estudiantes. Se recuerda que este programa de doctorado nació a la vez que la EIDUNED y lleva, por tanto, 13 años cosechando éxitos con las tesis doctorales presentadas por alumnas y alumnos, algunas de gran repercusión en su área. “En este curso, explica el decano Palomares “tenemos bastantes más alumnas que alumnos”, lo que supone, además de otros méritos, “un paso hacia la mayoría femenina en la investigación”, un valor que ya cuenta mucho en la Academia actual. Concretando, hay 11 mujeres y 4 varones inscritos en el doctorado.

El subdirector de EIDUNED, Ángel de Juanas, anuncia algunas novedades en el programa para las y los estudiantes recién incorporados. Una de las más duras, “la obligada publicación de un artículo en una de las publicaciones de impacto en Sociología, alguna de las indexadas en las principales revistas nacionales y/o internacionales”. La razón es garantizar que sus investigaciones tengan efecto en la sociedad. “Sabemos que es una forma de complicarles la vida, pero en la EIDUNED se leen unas doscientas tesis doctorales al año y ustedes están en un programa muy sólido que apuesta por la transferencia de conocimiento. Y queremos que sus tesis tengran un impacto importante. Para eso nos ponemos a su disposición”.


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De izquierda a derecha: Ramón Adell, Gustavo Palomares y Ángel de Juana


Ramón Adell ejerce como secretario de este programa que reúne un equipo de unos 30 profesores en el que se defienden, cada año, tesis doctorales de 5 líneas de investigación, algunas de ellas interfacultativas. “Investigar puede ser una tarea solitaria. Estamos aquí para ayudarles a que lo hagan conectados a sus compañeros, a sus directores de tesis y al profesorado”.

A modo de adelanto de la mesa redonda que se iba a producir de inmediato, apuntaba el profesor Adell a un cambio social inevitable, “hay que salir de esta distopía infernal donde la ciencia sale de su lugar y deja un vació que llenan la publicidad y la propaganda. Hemos de recurrir al pragmatismo, la esperanza y las utopías”. Citaba la gran renuncia, el movimiento que se producía estos días, cuando 12.000 ciudadanos de los Estados Unidos, han decidió no reincorporarse a sus puestos de trabajo, protagonizando una gran huelga en el corazón de la América Liberal. “Es preciso conocer, estudiar esta sociedad como un sujeto dinámico, capaz de afrontar esto y muchos otros desafías necesarios par conseguir la sociedad más igualitaria y sostenible que hemos de dejar a nuestros hijos”.


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De izquierda a derecha: José María Arribas, Estrella Gualda, Pablo Iglesias


La segunda parte de la sesión de bienvenida a los inscritos en el doctorado sobre Cambio Social en Sociedades Contemporáneas versaba sobre el papel de las redes sociales y su ingente capacidad de gestión de datos en un mundo globalizado. El director del programa, el catedrático José María Arribas, lanzaba el primer reto: "los grandes datos masivos sirven para medir el dinero que van a ganar las empresas ¿Hemos de dejar el conocimiento científico que nos da la Sociología en manos de los algoritmos, los ingenieros y los matemáticos?".

Y el segundo, “para las grandes empresas el capital de datos es ya más importante que el capital monetario. Aquí vale todo, incluso la inexactitud, incluso lo que son abiertamente mentiras Algo que nos llena de perplejidad a quienes estudiamos como ciencia empírica nuestra sociedad”. Repasaba Arribas los mecanismos por los que una gran farmecéutica puede anticipar la llegada de una gran gripe contabilizando el número de cliqs que registra su catálogo de medicamentos o las reseñas de consejos para evitarla o mitigar sus efectos. O el robo de datos de Cambrigde Analytica de 87 millones de usuarios “para después, en plena campaña del Brexit, bombardearlos con mensajes manipuladores, incluidas flagrantes mentiras, para influir en su voto”.

Ante este panorama, planteaba a la mesa y a los nuevos investigadores, “¿qué hemos de hacer?, ¿nos buscamos otra profesión?, ¿resistimos con la sociología crítica?, ¿o nos juntamos con ingenieros y matemáticos, como hace Estrella?”

Y la interpelada Estrella Gualda, socióloga avezada a recorrer los caminos con la minería de datos, explicaba cómo lleva años “compartiendo la sociología computacional, la velocidad de datos y su volatilidad e incorporándola a la obtención de resultados”. La catedrática de la Universidad de Huelva apuesta por “la trascendencia de una sociología mixta. Ya todos somos seres conectados, subiendo contenidos gratis que usarán luego las empresas y abasteciéndoles de nuestra intimidad. Un contexto difícil para seguir haciendo sociología, política o humanidades puras. Estamos repensando la sociología para poder disponer de esos datos y aportar nuevas fuentes que aplicaremos al conocimiento de la sociedad”.


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Pablo Iglesias, que pasó de la política activa a investigar, actualmente sociología de las redes sociales en la UOC, recordó aquellas campañas que incendiaban las redes en su carrera hacia el Parlamento, primero y el Gobierno, después. “Aquello ya pertenece al pasado, cuando era creativo y hasta divertido. Ahora como dice la extrema derecha, las redes ya no son de Podemos, son nuestras. Y tienen razón. Y no sólo aquí sino en Polonia, en Hungría, y tantos sitios”.

La connivencia de las redes sociales y los grandes medios de comunicación tradicionales es, para Iglesias, otro factor que echa leña al fuego de bulos y falsedades. Ilustrando su tesis con varios ejemplos de manipulación descarada xenófoba, homófoba o aporofóbica, señalaba que “en Francia, Marine Le Pen ya no es el problema, sino un fantoche que está poniendo en riesgo incluso al liberal Macron. Imagínense que pasaría si Jiménez Losantos en lugar de una pequeña radio tuviese a su disposición el complejo universo multimedia de nuestro país. Algo así le ocurre a la sociedad francesa. Por no hablar de los grupúsculos neofascistas que se están articulando en Italia”.

El aviso a navegantes llevaba con la constatación de que “es más fácil mentir en Facebook, Twitter o WhatsApp que en el bar, en tu puesto de trabajo o a tus amigos de discoteca. Sale gratis”. Y en cuanto a las entidades, organizaciones y personas que han hecho de la verificación y el contraste de bulos su trabajo, los retrataba con una metáfora “son los arqueros que disparan sus flechas hacia grandes bombarderos que sueltan bombas nucleares”.

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Aida Fernández Vázquez

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