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Madrid, 20 de diciembre de 2021




“¡Qué grande es la universidad y qué grande es pertenecer a ella!”, rector Mairal, entrega de Premios García Goyena de Derecho

La razón y el sentimiento protagonizaron el acto de la entrega de los Premios García Goyena en la Facultad de Derecho de la UNED. Había mucho que celebrar: la Covid había obligado a aplazar la 19 edición, pero ahora se retomaba la ceremonia, que ahora se juntaba con la actual, la 20; los autores de los mejores artículos jurídicos recibían sus premios; las paredes de la sala acogían el retrato del anterior decano y las emociones se desbordaban en los, “hasta siempre”, que no “adioses”, a las y los profesores de Derecho que se jubilaban este año. Las laudatio combinaban brillantes curricula y conmovedoras palabras de cariño y agradecimiento de compañeros y alumnos con los que compartieron espacio, conocimiento y escuela durante años de docencia. “¡Que grande es la Universidad y qué grande es pertenecer a ella”, exclamaba el rector, Ricardo Mairal Usón, en el cierre del emotivo acto.

Así fue el acto en Canal UNED

Ricardo Mairal repasaba los sorprendentes trabajos ganadores, como la robotización de los procedimientos jurídicos, y el futuro en general presentado por “estos premiado para que sigan dando respuestas a los desafíos de esta sociedad y a la búsqueda de la verdad, preferible siempre a estar en posesión de la misma”, compartió la voz del Poeta Salinas: Que alegría más alta que vivir en el mundo de los pronombres. “Nuestros pronombres hoy son ellos, con su constancia, estudio y la honestidad científica. Ustedes han ostentado con honor las más altas cualidades del magisterio y la vocación. Además, los que hoy reciben nuestras medallas, obtienen el más alto reconocimiento y la gratitud de todo corazón”. El rector estuvo acompañado en la mesa presidencial, los vicedecanos Juan Carlos Utrera García y Jordi Gimeno Beviá y la secretaria de la Facultad, Carmen Muñoz Delgado. Desde su despacho participaba también en el evento la decana de Derecho, Ana Loreto Mohino Manrique.


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Fotografía: Laura Hurtado

Gimeno Belviá ha recordado que los Premios García Goyena, con “muy reconocidos, de larga trayectoria no sólo en España sino también en Iberoamérica, de donde recibimos numerosos trabajos”. Además, como ha destacado el vicedecano, “este año la satisfacción es doble: de un lado, porque entregamos el doble de premios (correspondientes a las ediciones XIX y XX) y, de otro, porque nos hemos podido juntar presencialmente, con las medidas necesarias, pero presencialmente, como se merecen los premiados”.

“En esta Facultad, siempre hemos tenido claro que la investigación es una prioridad, hay que ponerla en valor, apostar por ella y reconocerla también y especialmente en tiempos difíciles”, ha destacado Gimeno Beviá, quién ha puesto de relieve el gran número de trabajos presentados a estas dos ediciones: la XIX sobre soluciones tecnológicas ante el reto de la innovación y, en esta XX, sobre Justicia y COVID.

Brillantes las y los estudiantes, brillante el jurado

El vicedecano no ha querido terminar su intervención sin unas palabas de agradecimiento a quienes hacen posible los premios: “En primer lugar, al equipo decanal, tanto al PDI como al personal administrativo con quien trabajamos cada día codo a codo. Y, por supuesto, al magnífico jurado que, por si ustedes no lo saben, se compone de 5 profesores y profesoras de la Facultad elegidos por sorteo y de 5 profesionales externos (entre notarios, catedráticos, magistrados...) que participan cada año con la ilusión del primer día. A todos ellos y, en especial, a los participantes, muchas gracias por formar parte de los Premios García Goyena”.

Los trabajos premiados del 2019 - primero, segundo y accésits- fueron para; “El Derecho Tributario en la búsqueda de soluciones para los retos que plantea la robótica y la inteligencia artificial en la sociedad”, de Guillermo Sánchez-Archidona Hidalgo; “Smart contracts. Reflexiones sobre su concepto, naturaleza y problemática en el Derecho contractual”, de Aitor Mora Astaburuaga; “La alternativa al juicio en la responsabilidad penal de las personas jurídicas”, de Luis Lafónt Nicuesa; y “Delitos de odio y redes sociales: El Derecho frente al reto de las nuevas tecnologías”, de Jacinto Jesús Marabel Matos.

Los premiados de 2020 – primer premio y dos accésits- fueron: “El efecto coactivo del certificado COVID”, de Marcos Chaves Carou; “COVID 19 y arrendamiento de inmuebles. El reto de mantener el equilibrio contractual en las relaciones arrendaticias en tiempos de pandemia”, de Inmaculada Llorente San Segundo; y “Justicia tributaria en tiempos de pandemia: el incentivo fiscal para fomentar la rebaja de la renta arrendaticia”, de José Manuel González Dona.

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Fotografía: Laura Hurtado

De la UNED, por la UNED

La decana Mohino introdujo la ceremonia de los homenajes: “No son tiempos fáciles: la situación excepcional que hemos vivido y estamos sufriendo ha puesto a prueba la capacidad de nuestras profesoras y profesores”. En sus palabras, la decana ha destacado la “magnífica labor” realizada por los tutores a través de los centros asociados; el trabajo desarrollado por el persona de administración y servicios; “y nuestros estudiantes, nuestra razón de existencia, que ha sabido mirar con esperanza al futuro y han confiado en nosotros para su formación”.

Mohino ha querido subrayar la “alegría de este acto de reconocimiento para quiénes han cumplido con su labora con responsabilidad, lealtad y total entrega”, en referencia a los profesores y profesoras jubilados: “Han posibilitado un valioso enriquecimiento a través de sus saberes y conocimientos”. Los homenajeado hoy desarrollado las dos labores que se requiere a un docente: “La docencia como transmisión del saber y la investigación”. “Como símbolo de reconocimiento a su labor, procedemos a la entrega de estas medallas”, ha indicado la decana.

Comenzaba la parte más emotiva de la mañana. Cada uno de los recién jubilados recibía una placa conmemorativa, escuchaba, entre el orgullo y el azoro, las sentidas laudatio que glosaban sus logros académicos, pero también su ejemplaridad como compañeras y compañeros, alguna anécdota tierna o divertida, las fortalezas de la escuela que supieron crear en su entorno y la profunda huella del servicio que durante décadas prestaron a la UNED. Por el departamento de Derecho Administrativo hablaba Carmen Fernández Rodríguez de Diego Cámara Portillo; por Constitucional, Pedro Julio Tenorio Sánchez, de Aurora Gutiérrez Nogueroles; por Economía Aplicada y Gestión Pública, Carolina Navarro Ruiz, de Juan Antonio Gimeno Ullastres; por Internacional Público, Concepción Escobar Hernández, de Fanny Castro-Rial Garrone; y por Derecho Romano, Federico Ferández de Buján, de Eduardo Reigadas Lavandero. Sus palabras obtuvieron las justas réplicas d ellos homenajeados.

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Fotografía: Laura Hurtado

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Fotografía: Laura Hurtado

Aurora Gutiérrez respondía a una laudatio que se iniciaba con unos versos bienhumorados que le dedicó el catedrático emérito Antonio Torres del Moral el día de su jubilación: Ni puede hablarse de Aurora/ ni conquistarse Zamora / si ni siquiera dispongo /de media hora. “Mis palabras no pueden ser más que de agradecimiento. Primero a Pedro Tenorio, por esta laudatio tan inmerecida como llena de cariño. El afecto es mutio, Pedro. También agradezco al Torres del Moral, que cuando llegué a Madrid me animó a seguir el doctorado, para diseñar mi futuro profesional. Y a Yolanda Gómez, que aceptó dirigir mi tesis. Y a todos mis compañeros de Derecho Constitucional, de los que he recibido mucho afecto y apoyo. Gracias a quienes confiaron en mí proponiéndome para los distintso cargos académicos todos estos años. Y quiero dar las gracias muy especialmente al profesor Carlos Vidal, que en momentos muy, muy difíciles para mi, me prestó su ayuda incondicional. Gracias a todos, y ¡feliz Navidad!”

El rector honorífico Juan A. Gimeno citaba a Serrat, hace 20 años que tengo 20 años. “Este acto no es ni un adiós ni un final. No es un adiós, porque sigo como profesor emérito trabajando en el departamento, en la facultad, en la UNED, aportando mi modesto grano de arena. No es un final porque la vida sigue y este momento es más el principio de una nueva etapa en la que seguir luchando porque nuestra universidad y nuestro mundo, sea un poco mejor. Me siento con ganas y fuerzas para seguir haciéndolo. Por lo tanto, todo lo que puedo decir es gracias. Jubilarse está de moda, del ministro Castells hasta mi querido Serrat. Muchas gracias a esta Facultad y a cuantas personas la integran por su acogida, por su trato, por todo el apoyo profesional y humano que siempre he recibido en la UNED. Como no puedo enumerar a todas las personas, dejadme que recuerde a un modelo impecable como persona y como universitario: nuestro querido Pablo de Diego, tan merecedor de la medalla que hoy recibe, lamentablemente a título póstumo”. Su voz se quebró al aludir en su lista de agradecimiento a a “una persona que me acompañó durante 35 años, mi querido padre”.



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Fotografía: Laura Hurtado

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Fanny Castro-Rial Garrone recordaba que “mi concurso a esta Universidad a distancia fue sin duda un inmenso acierto y supuso un aggiornamento que me permitió tomar parte de lo que devendría la Universidad de hoy. Tuve ocasión de vivir el traslado de la estafeta a este edificio donde participé con ilusión en la configuración e independencia de nuestro Departamento. A mis compañeros de Departamento y amigos de la Facultad y de la comunidad UNED mi agradecimiento y afecto por los años convividos. Y mi reconocimiento a la generosa e ingente labor llevada a cabo por la UNED, que nos permite disfrutar de ricas experiencias en todo el territorio nacional y en nuestros centros en el exterior.

Permítanme no obstante expresar mi hondo pesar porque nuestros sucesivos gobiernos no han sido conscientes del enorme potencial que brindaba esta Universidad en aras del bien común, que podría haber sido utilizado como elemento integrador a nivel nacional así como un elemento en favor de nuestra política de acción exterior actuando de forma coordinada con otras iniciativas, como el Cervantes y las agregadurías culturales, y poder garantizar una acción unitaria y una presencia con la dignidad que le corresponde a nuestra universidad en el exterior. A la vez que prestando el adecuado auxilio a los nuevos expatriados.

He tenido la satisfacción en mi trayectoria de vivir la adaptabilidad, flexibilidad y riqueza de la UNED, participando activamente en la configuración del espacio europeo de enseñanza superior. Así como en la conjugación de la innovación tecnológica sin descuidar el contacto humano el acierto de esta enseñanza me ha compensado en el reencuentro con antiguos estudiantes por su cordialidad y por ver su desarrollo personal. La apertura de nuestra universidad a otros Departamentos Ministeriales de Defensa e Interior ha traído consigo excelentes resultados como lo evidencia la colaboración de prestigio con el IGGM, donde tuve el honor de representar a su Profesorado en el Patronato, y con la Guardia Civil en el IUISI, que tuve el honor de dirigir. Y que nos han brindado la oportunidad de actualizar los conocimientos de nuestros CFSE en múltiples ámbitos y seguir enriqueciéndonos académicamente a la vez que divulgábamos la cultura de la seguridad a la sociedad civil.

No puedo acabar estas muy sentidas palabras sin agradecer a los Rectores Montalvo y Mairal por haber confiado en mí para los cargos de gestión mencionados, confieso que fue un privilegio asumir dicha responsabilidad trabajando en sus equipos porque supieron contagiarnos el entusiasmo de formar parte de un proyecto de calidad y con vocación social. Mi agradecimiento a los compañeros que compartimos dichas tareas. Y last but not least, a mi padre Juan Manuel, jurista, embajador, profesor y que ha sido un ejemplo inspirador para muchos. Y a mi familia, a mi marido Juan Pablo y a mi hija Fanny por su generosidad ,apoyo constante y paciencia infinitos. ¡Gracias a todos!”.

“Para mí”, indicaba Eduardo Reigadas Lavandero, “haber estado 27 años entre vosotros ha sido una de las mejores y más gratificantes experiencias que me ha tocado vivir. Yo que por mi principal actividad profesional, la MILICIA, sé mucho de camaradería, de disciplina, de afectos y de inquebrantables lealtades, tengo que decir que el cariño, el calor, el apoyo y el reconocimiento que siempre encontré aquí, son valores que ni mucho menos van a la zaga de los castrenses.

He disfrutado cada segundo que he estado en esta casa. El hecho de venir por la tarde a esta Facultad de Derecho, jamás fue una carga, al contrario, fue siempre un motivo de alegría. Por ello procuré hacerlo siempre con tiempo suficiente para poder comer con mis compañeros, consciente de que en la Universidad tan importante como el saber, esto es, tan importante como la Ciencia, lo es la convivencia. Y para conseguir que esta fuese plena y más intensa nada más indicado que asistir, cuantas más veces mejor, al semanal convivium en la cafetería de la Facultad que, aunque despachado con un simple y modesto menú, para mí, y en atención a la compañía, era disfrutado como un auténtico banquete.

Estoy persuadido de que si no me hubiese autoimpuesto la participación en estas comidas de convivencia, previas a mi jornada laboral strictu sensu, yo no sentiría por la UNED, a día de hoy, lo que ahora siento. Y desde luego sabría muchas menos cosas de lo que es y representa el oficio de profesor universitario. Y esa enriquecedora convivencia, fuente de tantas amistades, se vio potenciada con mi obligada participación en los “Tribunales de exámenes”, especialmente cuando estos se desarrollaban fuera de Madrid. Cuánto he aprendido en ellos, escuchando a los compañeros de otras facultades, con otras sensibilidades, con otras perspectivas y otras formas de entender y abordar el mismo objeto, la enseñanza. Fue, en esas semanas de exámenes en gran medida, donde adquirí conciencia de que yo era una parte, ínfima sin duda pero parte al fin, de un todo mucho más amplio, de un universum, de ese que llamamos Universidad.

Y a todas estas vivencias, que para mí eran ya regalo más que suficiente, habría de añadir las que me ha proporcionado mi pertenencia a la Junta Directiva de PECATA, La Peña Cátedra Taurina de la UNED, que me ha puesto en contacto mucho más estrecho con el mundo taurino, por el que, ya desde niño en mí Bilbao natal, me he sentido siempre tan atraído. Con harto dolor, me veo forzado a prescindir, del capítulo de particulares y nominativos agradecimientos. Su larga lista y la intensidad del afecto que siento hacia alguno de vosotros, haría interminable mi intervención. En definitiva, y así lo entiendo, hoy no toca despedirse de los amigos, ni del Departamento, ni siquiera de la Facultad de Derecho, sino de la UNED toda. Por eso solo me queda decir: ¡gracias!, ¡gracias de verdad!. Muchas gracias a todos por estos 27 años que me habéis regalado de maravillosa y fecunda convivencia”.

Tras el momento tierno, llegó el momento más triste del día, la mención in memoriam y la entrega de placas y medallas a título póstumo a las familias de los fallecidos en estos dos últimos años. Entrega acompañada de palabras que glosaron tanto sus servicios a la comunidad universitaria de la UNED y de las emociones, el orgullo y los agradecimientos trasmitidas por los familiares que las recogían en su nombre. Se recordó al primer rector de la UNED, Manuel Jesús García Garrido, fallecido a principios de este año, a Antonio Hernández-Gil Álvarez-Cienfuegos, José Vicente Gimeno Sendra y a Pablo Luis De Diego Ángeles.

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Fotografía: Laura Hurtado

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Fotografía: Laura Hurtado

La ceremonia tocaba a su fin. El retrato del anterior decano de la Facultad, Manuel Díaz Martínez, fue desvelado para proceder luego a incorporarlo a la Galería de Retratos de la Facultad de Derecho inaugurada en 2002. Tras su agradecimiento a las autoridades y equipo de la UNED por hacer posible el acto de hoy, Díaz Martínez, ha felicitado a las y los premiados y ha deseado “la mayor felicidad en esta nueva etapa” a los docentes jubilados, sin olvidar “un recuerdo muy especial a los profesores que hoy no están con nosotros”.

“Después de ver la grandeza humana y académica que hoy hemos contemplado, lo mío pasa a un segundo plano”, ha comentado el exdecano en referencia al descubrimiento de su retrato. “Es un honor y privilegio recibir la medalla de mi facultad de este homenaje que aunque se personaliza en mi es extensible a quiénes me han acompañado con mención especial a todos los estudiantes que fueron la guía que marcó mi trabajo diario”, ha manifestado. “Ser decano de una faculta con tan excelentes profesores y los mejores estudiantes es todo un orgullo y satisfacción personal que me llevo para toda la vida. Gracias a todo el personal y a todos los decanos de el resto de facultades con quién trabajé día a día”, ha indicado Díaz Martínez.

El exdecano ha terminado con dos menciones especiales: “A mis padres, agradezco que me inculcaran el valor del trabajo, el esfuerzo y la humidad y respeto, que impulsaron mi trabajo como decano y mi vida diaria; y al profesor Gimeno Sendra, que ha sido todo para mí en mi vida a nivel humano y académico y permanece en mí y en mi corazón todos los días de mi vida”.

El rector Mairal clausuraba la jornada poniendo de relieve cómo este acto representa “la grandeza de la Universidad”: “Qué grande es la Universidad y qué grande es ser universitario”. “Hoy, ensalzamos los pilares de la investigación y del magisterio. Gracias a todos ustedes que representan todos estos valores”, ha subrayado. Respecto a los Premios, el rector ha indicado que son “la mejor respuesta a la desmesura que estamos viviendo”. “Año tras año estos premios han dado respuesta a los desafíos que nos está tocando vivir, con una mirada necesariamente interdisciplinar que han impulsado a través de sus trabajos”. Y es que, para Mairal, “el investigador del siglo XXI ha transgredido las barreras y abraza otras disciplinas. Y ha abrazado otros valores como es el diálogo, entre disciplinas y entre investigadores”.

Pero, como ha señalado el rector, “detrás de los proyectos de investigación están las personas: le hemos rendido un merecido homenaje a los profesores jubilados”. En este punto, ha recordado que “el magisterio no solo implica la transmisión del saber y gestión del conocimiento sino la capacidad de estimular a los demás hacia el buen hacer científico nutrido de valores como la constancia, intuición, capacidad de sacrificio, estudio y honestidad en su más amplia dimensión”. “Y ustedes han ostentado con distinción las más altas claves del magisterio con tesón y esfuerzo vocacionales y con esa capacidad para entusiasmar, hacer escuela y crear discípulos. Hoy es lo que homenajeamos. El maestro no solo enseña mediante el respeto sino con el ejemplo y así el ejemplo ha sido lo que nos lleva a mostrar el mayor respeto por ustedes”, ha destacado el rector.

Mairal no ha querido dejar pasar la oportunidad para destacar que “la universidad se hace grande también por estas liturgias de homenaje”. “Las instituciones tienen una obligación contraída con el recuerdo, si no se perece. Por eso, querido Manuel Díaz, el reconocimiento hacia tu gestión, hacia esa labor pública en la gobernanza y en la gestión de esa Facultad de Derecho que ruego haga extensible a su equipo porque efectivamente los grandes proyectos requieren de equipos. Gracias por seguir haciendo Historia de nuestra Universidad”.

Para terminar, el rector ha mencionado a los tres grandes juristas fallecidos homenajeados hoy. “Me van a permitir que les diga a sus familiares que estas medallas simbolizan lo más grande de nuestra Universidad, nuestro reconocimiento, respeto y sobre todo nuestra gratitud puesto que ellos ostentaron las máximas credenciales del magisterio. La gratitud es la memoria del corazón: Antonio, José Vicente y Pablo ocupan una parte muy distinguida del corazón de esta Universidad”.


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