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Los arqueólogos han encontrado vestigios de lascas de rocas de sílex, cuarzo o cuarcita en yacimientos africanos del período Olduvayense, datado entre hace 2,7 y 1,8 millones de años, que podrían ser, o no, producto de la talla de humanos para hacer sus herramientas. El proceso de golpeo de rocas para extraer estas lascas y su uso como cuchillos, raederas y similares, se produce por la percusión de una piedra, a modo de martillo, sobre un núcleo, la piedra a tallar, apoyada en otra, que funciona como yunque. Es intencionado y su destino es la producción de herramientas. “Este método bipolar sobre yunque consiste en poner el núcleo que se desea tallar sobre un yunque de piedra, se apoya y se golpea en la parte superior. El resultado es la obtención de unas lascas muy características”, explica Maillo. “Este método se da en muchos momentos del paleolítico, pero es común durante el Olduvayense, la primera industria humana que se ubica entre hace 2.7 y 1.8 millones de años”.
Los primates, como como los chimpancés o los bonobos también rompen piedras, pero no con intención de crear herramientas, y en el caso de los capuchinos, que también lo hacen, es para acceder a las sales minerales que se hallan en su interior. “Los humanos tallan piedra de manera intencional para ser usadas. El resto de animales que tallan lo hacen por el producto secundario de otra acción. No es la misma finalidad”, indica el investigador de la UNED.
Sin embargo, los hallazgos de las lascas, aisladas en estos contextos de las primeras industrias humanas eran asociadas directamente a nuestro género, es decir, a nuestros antepasados paleolíticos. "Ahora, gracias a este trabajo, sabemos que esas acumulaciones de piedra tallada podrían no tener un origen antrópico en algunos casos y debemos afinar más nuestros análisis de los yacimientos para cerciorarnos".
El experimento