“Una primera tendencia que se observa es que la cuarentena del sistema productivo de servicios y de consumo de masas clásico (cierre de comercios, hostelería, cines, teatros) fortalece y afianza el capitalismo digital a costa de nuestro propio confinamiento. A excepción de Airbnb ‒en plena crisis global debido a la fuerte crisis del turismo y que comienza a devolver parte de sus viviendas al sector del alquiler tradicional‒ los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple), los NATU (Netflix, Airbnb, Tesla, Uber) y BATX (Baidu, Alibaba, Tencent, Xiaomi) están siendo uno de los principales beneficiados de esta inaugurada crisis. De esta forma, una de las posibles salidas a la crisis pasaría por la confirmación de lo que Sequera llama el ciberfetichismo, un simulacro de sociabilidad mediante encuentros lúdicos y esporádicos, de conexión y desconexión del mundo virtual sin conflicto social aparente y políticamente inocuos”, argumenta el profesor.
Una versión pobre de nuestra vida
El profesor denuncia que “la festivalización” del encierro, el triunfo de Netflix y el auge de las compras online impulsa a reproducir nuestras vidas a pequeña escala y a conformarnos con esa versión más pobre de lo que otrora fue nuestra manera de vivir. Cine en casa. Gimnasio en casa. Restaurante en casa. Conciertos en casa. “Entendiendo, sin duda, que esta recreación del exterior en nuestra vida indoor pueda ser necesaria para mantener cierta entereza emocional, a su vez puede terminar por apuntalar la disolución de la vida privada y el trabajo bajo el mismo espacio y tiempo”, apunta el profesor.
La fobia social y la desconfianza son otras dos tendencias sociales que observa el profesor en el estudio, y como punto positivo, apunta la posibilidad de frenar y darnos un descanso en nuestras vidas aceleradas.