El Ahuyentalobos de Carlos Tornadijo es un poderoso combinado de sofware. El ingeniero recurrió a distintas aplicaciones disponibles en el mercado que le permitieran obtener los resultados que buscaba: el Internet de las Cosas (IoT) aplicado a usos ganaderos. Entre otros, integró un sistema de detección del movimiento, el que se usa en telefonía con una tarjeta gps que indica dónde está el animal y consigna cualquier movimiento, su frecuencia y las alteraciones inesperadas en su recorrido. Le sumó un sensor, similar a las pulseras de actividad cardiaca para humanos, adaptado a la comprobación a tiempo real de la actividad, con medida de pulsaciones, acelerómetros, y otras constantes de los miembros del rebaño vigilado. Cualquiera de estos dispositivos, incorporados a un collar en el cuello de la res, está interconectado con los demás miembros del rebaño, de forma que, si salta una alarma, saltan todas.
Por último, aglutinó todas las aplicaciones con tecnología LoRaWAN, un sistema de redes de largo alcance y muy bajo consumo de energía, que puede alimentar aparatos muy pequeños durante mucho tiempo, y capaz de enviar pocos datos pero a mucha distancia. ¿Resultado? El lobo ataca, una o más vacas lo detectan, se alteran, corren sin control, aumenta su pulso cardiaco, se activa el dispositivo, se contagian los demás sensores y se disparan alarmas, ruidos y flases de luz. Y el lobo, o la manada de lobos, huyen aterrorizados.