Esta asignatura se inscribe dentro de la materia general de Historia de la Filosofía. A través de todo el plan de estudios se han ido abordando las diversas etapas del pensamiento filosófico: antiguo, medieval, moderno y contemporáneo. Pues bien, con ese cuadro delante y cursándose esta asignatura en cuarto curso, el alumno tiene el terreno perfectamente abonado para estudiar las diversas fases del pensamiento español sobre el mapa del pensamiento universal que ya ha sido estudiado. Esto es muy importante para consolidar una formación cultural y filosófica hispanoparlante.

Esta asignatura se centra en las siguientes competencias específicas:

−Entender y comprender en profundidad y extensión los diversos pensadores y sistemas filosóficos españoles surgidos y desarrollados a través de la historia.

−Capacidad de asimilar, comprender y evaluar críticamente a cada uno de los pensadores, recurriendo a los textos originales para tener un criterio propio y fundado.

−Capacidad de relacionar las diversas corrientes en orden a la consecución de una síntesis rica y plural que integre la compleja y variada problemática filosófica.

−Dar razón, con argumentos y pruebas bien fundados, de las tomas de posición que han de ser originales y creativas.

−Capacidad de proyectar los conocimientos adquiridos en contextos diferentes.

Esta asignatura contribuirá también a que el estudiante adquiera las competencias y capacidades generales siguientes:

−Capacidad de análisis y síntesis después de la comprensión de los textos y problemas expuestos.

−Capacidad de posicionarse de manera independiente y razonada ante los problemas.

−Capacidad creativa de abordar los problemas emulando a los autores estudiados.

−Capacidad crítica, indispensable en filosofía, para no derivar a posiciones unilaterales y sesgadas, siguiendo el ejemplo de tantos pensadores españoles.

−Capacidad de pensar, expresarse y escribir de manera correcta, equilibrada y bien sopesada.

−Capacidad de búsqueda incesante de saber y de revisión de las propias posiciones.

−Capacidad de evolucionar siempre, sin permanecer en posturas inmovilistas.

−Capacidad de usar bibliografía y demás elementos hermenéuticos para llevarlos a los problemas planteados en orden a su resolución.

−Compromiso ético y social sin los cuales quedaría manco el saber filosófico.