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Madrid, 1 de abril de 2022




“Lejos de los libros e impartida la lección…”, Mariano Artés, rector en los años 80 y 90, en su homenaje

La Uned rindió homenaje al catedrático y rector honorífico Mariano Artés Gómez. Tenía 40 años, era ingeniero industrial y superó a otros dos candidatos en las elecciones que le pusieron al frente de la UNED, en 1987. El recuerdo de su magisterio, de la proyección nacional e internacional de su trabajo, de su gestión y su bonhomía, conquistaban a la audiencia que lo acompañaba en el salón de actos de la Facultad de Educación o seguía el acto en directo a través de Canal UNED. Alumnas y alumnos, colaboradores, compañeros, conocedores y continuadores de su labor fueron construyendo, con pinceladas de memoria y afecto, el retrato inmaterial de aquel rector que guio a la UNED durante dos mandatos, en aquellos convulsos y creativos finales de los 80 y hasta mediados de los 90. Un tiempo lleno de retos para quien aspiró, y logró, consolidar aquella joven universidad, apenas quinceañera, que hoy celebra ya su 50 aniversario.

Así fue el acto en Canal UNED

Con el rector Ricardo Mairal presidiendo el acto y la directora de la ETS de Ingenieros Industriales, Cristina González, acompañándole en la mesa presidencial, el rector honorífico Artés recibía emocionado el tributo de quienes lo acompañaron y han continuado su legado. La directora fue la primera en tomar la palabra para felicitar al homenajeado y Juan Carlos García ofreció detalles de su dilatada biografía académica.

Miguel Ángel Sebastián, catedrático de Ingeniería de Construcción y Fabricación desde 1986, que compartió afanes y proyectos con Artés y que le sucedió al frente la Escuela, “engrandeciéndola y consolidándola”, que diría el homenajeado, recordaba los retos y los logros de aquella etapa fraguaron lo que hoy es nuestra universidad. El encargado de rescatar su gestión en aquella jovencísima UNED de los años 80 y 90 fue Enrique Cantera, catedrático de Historia Medieval y miembro de su equipo rectoral, que recordaba cómo transcurrió la formación y el desarrollo de aquel equipo de gobierno. “Cuando en las vísperas de las Navidades de 1987, ya elegido rector por el Claustro Universitario, el profesor Mariano Artés me convocó a su despacho de la Escuela para ofrecerme el cargo de Secretario General de la Universidad, sin apenas conocerme, no puedo ocultar que me invadió una sensación de vértigo. Tenía 30 años, no era jurista y solo llevaba 4 años en la UNED. No no sé si por inconsciencia, por temeridad o por un atrevimiento solo propio de la juventud, terminé aceptando el cargo. Fue, sin duda alguna, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”.


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Una gestión de éxito

Recordaba el entonces Secretario General Cantera que “en los equipos de gobierno que él presidió nos inspiraba un sentimiento de profunda confianza y seguridad por sus excelentes dotes de liderazgo, por sus grandes aptitudes organizativas, por su enorme capacidad de trabajo y por su profundo conocimiento de la Universidad española, en general, y de la UNED, en particular”.

Entre los muchos logros de aquellos dos mandatos de Mariano Artés, para Cantera resultan reseñables el abanico de logros conseguidos: el crecimiento en el número de estudiantes y de personal docente y de administración; la ampliación de servicios y de espacios físicos; la autonomía para la gestión económico-administrativa de las obras; una saneada situación económica de la universidad… “Y otros como la creación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología y de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática. O la creación de los Centros Asociados de Vizcaya, Orense y Tarrasa, atendiendo a la demanda social de enseñanza universitaria a distancia en algunas provincias y comarcas españolas de especial significación”.

En plena celebración del aniversario de su fundación, recordaba el catedrático de Historia Medieval que “a lo largo de sus 50 años de historia, la UNED ha tenido la fortuna de contar con excelentes equipos rectorales que, atendiendo con acierto y determinación a las distintas necesidades de cada momento (la conformación jurídica e institucional, el desarrollo metodológico, la expansión de las infraestructuras o el salto tecnológico aplicado a las actividades docentes y administrativas) han contribuido a hacer de nuestra Universidad no sólo la primera universidad española en cuanto a número de estudiantes, sino también un referente mundial en cuanto a la calidad y eficiencia de su modelo educativo”.

Proyección nacional, proyección internacional

Otro de los participantes en el homenaje fue Santiago Jiménez, quien relató de primera mano los desafíos que afrontó Mariano Artés y los éxitos que obtuvo para la UNED en los 80 y los 90 ya que entonces era su gerente. En aquella UNED incipiente, que se desperezaba en un mundo donde las ingenierías no parecían asunto de mujeres, ellas sí tenían representación y ejercían una tarea tan discreta como eficaz e imprescindible. Trabajos como el de María Isabel Berrocal, la secretaria administrativa del Departamento de Mecánica bajo la dirección del profesor Artés. Las semblanzas y felicitaciones llegaban también en forma de grabaciones de colegas y estrechos colaboradores del rector honorífico, como Nicolás Marichal, catedrático y director de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de la Universidad de La Laguna; Tarunraj Singh, catedrático de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la Universidad Estatal de Nueva York, en Buffalo; y Jorge Rodríguez Hernández, profesor principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú.



En la sala de la Facultad de Económicas, Javier Paniagua, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED y director del Centro de Alcira-Valencia hasta 2016, gran amigo, esbozó la semblanza multidisciplinar de Artés. La dimensión más internacional de catedrático homenajeado fue aportada por Francisco Aparicio, profesor emérito y miembro del Observatorio I+D+i de la UPM y presidente de lnstituto Universitario de Investigación del Automóvil, que repasó las aportaciones del profesor Artés a la Ingeniería Mecánica en España e Iberoamérica. Sobre su influencia en Europa hablaría el catedrático de la universidad alemana de Duisburg, Andrés Kecskemethy, que destacó su relación con la Federación Internacional para la Promoción de Mecanismos y Ciencias de la Máquina (IFToMM).

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El protagonista de la jornada, Mariano Artés, agradeció conmovido todo el reconocimiento de los suyos, sin olvidar nombres de todas las épocas, tanto a los que le acompañaban, como la directora de la Escuela, Cristina González Gaya, la primera mujer en ocupar ese cargo en la ETSI Industriales, hasta los que ya no están pero tanto significan para él. “Gracias, muchísimas gracias por esas palabras que intuyo más guiadas por el cariño que por la objetividad”. Y entre todos los nombres, los de su esposa y sus tres hijos, siempre a su lado, siempre apoyándoles, pero a los que pidió disculpas “por tantos momentos en los que no he estado ahí”.

“No sé si siempre hice lo que debía”, rememoraba Artés, “pero siempre antepuse mi comportamiento a lo que consideraba mi deber. En la vida siempre es obligatorio tomar decisiones, y siempre procure, incluso en las ocasiones más difíciles, que nadie se sintiera agraviado. Una actitud que debo al ejemplo de mis padres, que siempre me inculcaron que uno debe cumplir con su deber”.

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Una historia de la UNED

El recuerdo de su llegada a la UNED, en 1981, retrataba una Escuela de Industriales tutelada por la UPM, sin laboratorios y en la que hacer prácticas requería acuerdos con otras escuelas de otras universidades. “Felizmente, eso ya es historia. Nuestra ETSI Industriales ha graduado a varias generaciones de ingenieros que desarrollan un papel brillante en la industria de este y otros países. Esos alumnos son los mejores embajadores de nuestro trabajo”.

“La jubilación me produce una sensación agridulce, que se mitiga con el afecto que me mostráis”, confesaba. “Se trata del último tramo del camino, con más tiempo para realizar lo que quieres hacer, es cierto, pero por otro, abandonas para siempre lo que te rodeaba: los lugares físicos, los compañeros y hasta las actividades más incómodas de las que te quejabas. En de Walt Whitman, Esta es tu hora, alma mía; la de tu libre vuelo hacia lo indecible. / Lejos de los libros y del arte, consumido el día e impartida la lección, /entera emerges, silenciosa y contemplativa, / a considerar los temas que más amas: /la noche, el sueño, la muerte y las estrellas”.

El rector Ricardo Mairal, clausuraba el acto agradeciendo a Mariano Artés lo que definió como más que un modelo de gestión. “Hoy mostramos lo que todos sentimos, respeto y admiración. El respeto sustanciado en todas las intervenciones que me han precedido, y la certeza de que la sabiduría y el conocimiento han de ir acompañados del talante y la exquisita condición humana. Gracias por haber contribuido a hacer esta universidad no solo fuente de conocimiento sino también de filantropía, ambas condiciones tan necesarias para no caer en estos actos convulsos que hoy estamos viviendo”, señaló en alusión a la guerra en Ucrania.

Concluía el rector Mairal con una Cita de Ramón y Cajal, escrita a sus 69 años: por encima de la abeja está el enjambre. Poco importa mi persona, pues tengo conciencia de mi caducidad… espero caer en el surco, no cuan piedra inerte, sino cuan semilla viva. “Tu ejemplo es esa semilla viva, fuente de inspiración que va a guiar ese camino de los próximos 50 años de la UNED”, concluía. La jornada terminaba recuperando la tradicional invitación a un vino español a los asistentes.

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Aida Fernández Vázquez
Edición web: Rafael Carretero del Puerto
Fotografía: Laura Hurtado Helguero

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