El centenario del nombramiento de Rafael Altamira como juez del Tribunal de Justica de la Haya es el motivo por el que se reúnen hoy investigadores e historiadores del Derecho en torno a su figura en la Facultad de Derecho de la UNED. “Tanto en su momento como ahora, el nombramiento de Altamira ha supuesto que sea el único juez en dicho tribunal que fue elegido por el mismo órgano, no por asignación de un sillón por país, que ya predetermina el nombramiento de un español, sino que fue elegido por su perfil y su larga trayectoria en defensa de la igualdad y los derechos humanos”, ha explicado Remedios Morán Martín, catedrática de Historia del Derecho de la UNED.
Cuatro años atrás, un grupo de investigadores de la UNED y otras universidades españolas y extranjeras empezaron a trabajar en el marco de un proyecto de investigación titulado Partidos políticos: origen, función y revisión de su estatuto constitucional (DER2017-84733-R), liderado por María Salvador Martínez, como la parte histórica, y coordinada por Remedios Morán. “Pensamos que hay que avanzar más e indagar sobre las raíces ideológicas que están detrás de los partidos, tantos españoles como europeos. En este sentido, me pareció que cerrar una etapa e iniciar otra tendría un buen referente en la figura de Rafael Altamira. La UNED, que tiene una proyección nacional, es un sitio adecuado para seguir reivindicando su figura en este momento que se cumple el centenario de su nombramiento como juez del Tribunal Internacional de Derechos Humanos de La Haya. Pero, además, como historiadora del Derecho, reivindicar la figura de Altamira es obligado, puesto que marcó profundamente nuestra materia con su visión de la Justicia en el ámbito internacional”, ha indicado Morán.
Altamira, que no era juez ni internacionalista, sino profesor de Historia del Derecho, aportó una visión diferente al Tribunal. “Esto fue para él en parte un problema, porque reconocía su falta de experiencia, pero, a la vez, fue una virtud, porque aportó al Tribunal una nueva perspectiva en la resolución de controversias, introduciendo de manera amplia el arbitraje como medio de resolución. Asimismo, implementó un lenguaje y conceptualización propio de su formación: justicia social, dignidad de las personas y el reconocimiento de los derechos individuales frente a la soberanía de los países, regeneración, la aportación de la jurisprudencia como fuente en el Tribunal, la moral como base de la solución, a veces sobrevolando el Derecho, porque al ser Derechos nacionales diferentes los que estaban en juego, la moral y los principios jurídicos comunes eran los que debían primar, etc.”, ha señalado la catedrática de Derecho de la UNED.