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Madrid, 4 de mayo de 2022




“¡Alto el fuego!”, Federico Mayor Zaragoza, en la Jornada la UNED por Ucrania

La UNED celebró la Jornada 'La UNED por Ucrania' con una recogida solidaria de alimentos para familias ucranianas, en colaboración con la ONG olVIDAdos y un acto académico que bajo el título de “La guerra en Ucrania: alternativas de PAZ y el futuro de Europa", reunió las voces del rector, Ricardo Mairal Usón; Pilar Requena del Río, directora del programa de TVE “En Portada” y autora del reportaje "Ucrania, el tablero de la paz fría"; Javier Morales Hernández, autor del libro "Rusia en la Sociedad internacional”, y Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y exdirector general de la UNESCO, que reivindicaba ante la sala un urgente y necesario “¡Alto el fuego!”.

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Así fue el acto en Canal UNED

“Después de 70 días de guerra, es hora de conocer las propuestas de superación”, explicaba el decano de Políticas y Sociología, Gustavo Palomares. El vicerrector de Estudiantes y Emprendimiento, Alberto Mingo, añadía que además del acto académico, se estaba llevando a cabo la recogida de alimentos en la sede central de la UNED, en los campus de la Ciudad Universitaria de Madrid y en los Centros UNED de todo el país, en colaboración con la ONG olVIDAdos. Y con el Banco Santander se ofrecían 1.000 becas para estudiar español a personas ucranianas residentes en nuestro país.

Moderado por Andrés de Castro, las intervenciones comenzaban con el rector Mairal, que indicaba la importancia de esa jornada de 'La UNED por Ucrania': “Una universidad como la nuestra, que cumple ya 50 años, no puede estar ausente de los acontecimientos sociales. Debe reivindicar y potenciar el diálogo. Estamos en la cultura del pacto y de apostar por la construcción de la paz. Como dijo Blas de Otero: "pido la paz y la palabra" con acciones como la de hoy para luchar contra la barbarie”. Aludió Ricardo Mairal a cómo se ha volcado la comunidad universitaria a la hora de trabajar en actividades como la creación del curso de español para las personas ucranianas residentes en España o la atención psicológica que se les ofrecerá a través del SPA (Servicio de Psicología Aplicada) de la UNED, o en los análisis académicos de la situación, como el artículo de la profesora Eva Martín-Roda titulado 'La invasión rusa de Ucrania: ¿redefiniendo la globalización?' .

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Pilar Requena y Ricardo Mairal

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Ricardo Mairal y Mayor Zaragoza

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Javier Morales

Federico Mayor Zaragoza apuntaba también al diálogo: “si somos libres y responsables no podemos aceptar que los conflictos se resuelvan con la razón de la fuerza y no con la fuerza de la razón. Hasta hace 30 años, el 90 por ciento de los individuos nacían, vivían y morían en 100 metros cuadrados. Eran ciudadanos temerosos y sumisos que no sabían lo que sucedía fuera de ese entorno. En 1988, la UNESCO puso en marcha la cultura de la paz, que ahora, después de tantos siglos de si vis pacem para bellum - si quieres paz prepara la guerra- hemos cambiado a si vis pacem para verbum – si quieres la paz prepara la palabra-, Eso lo cambió todo e inició la cultura de la paz, que se muestra con nuestra actividad de hoy: compartir, convivir y comprometerse, un acto de solidaridad moral y cultural. Cada día 4 000 millones de dólares en armas mientras mueren miles de hombres mujeres y niños de inanición. Eso no podemos tolerarlo. Si no lo hacen las instituciones, lo haremos la ciudadanía. ¡Alto el fuego! ¡Alto el fuego!”.

La periodista y profesora Pilar Requena recordó que la primera víctima de una guerra es la verdad. Nos enfrentamos a las mentiras, propaganda a la que nos quiere llevar cada uno de los contendientes; ahora se le unen los bulos, las falsedades, el ruido mediático. Es una guerra híbrida con periodistas profesionales sobre el terreno y además las redes sociales donde cualquiera se convierte en una fuente, en alguien que dice dar información cuando lo que comunica es sobre lo que ven sus ojos desde sus prejuicios o que comunica directamente bulos interesados”. Añadía que la campaña del relato de la guerra “aunque viene de muy lejos, está siendo ganada por Zelenski, a quien internacionalmente se le está instando a continuar la guerra. No podemos permitir que se prohíban medios y que se pierdan derechos”.

Por su parte, Javier Morales señalaba los crímenes de guerra cometidos por ambos bandos: “es importante hablar de paz cuando vemos por desgracia en los medios cómo se extiende un discurso deslegitimador del pacifismo. Se ve la insuficiencia de los instrumentos militares para combatir el conflicto. ¿Qué va a pasar mañana con las generaciones jóvenes que han crecido en esta guerra? Es posible que desde esta realidad traumática de crímenes de guerra puedan alimentar que se vuelven a reproducir en el futuro”.

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El puente hacia un mundo sin guerra

“Depués de 12 horas de reparto ininterrumpido, a 800 km de la frontera en el interior de Ucrania y al borde del toque de queda, estábamos subiendo a los camiones para volver a la base cuando comenzaron a sonar las alarmas en los altavoces del pueblo. No imaginas el horror al oír aquellas sirenas. Un sonido estremecedor. Nos sentíamos tan frágiles como el cristal. Mirábamos hacia el cielo esperando ver caer las bombas sobre nosotros. ¿Dónde escondernos? Ni siquiera los refugios eran seguros. El día anterior, en una ciudad vecina, un bombardeo había hecho desplomarse un edificio sobre un refugio y había sepultado a 240 personas”. Olga San Martín, responsable sobre el terreno de olVIDAdos, recuerda sus vivencias en Ucrania.

“El equipo de distribución entró a un pueblo donde todos los muertos permanecían en sus casas. Nadie los tocaba, porque los cadáveres tenían minas debajo. Había en las calles tanques rusos con soldados muertos en su interior, en muchos casos estudiantes forzados a participar en esta guerra atroz”, continúa.

“Hemos llegado a sitios donde a la gente le sorprendía muchísimo que alguien apareciera. Suponían 3 ó 4 horas por caminos de barro, sacando a los camiones atascados con cuerdas. Había casas de campo ocupadas por sus dueños o por vecinos a los que los dueños habían dejado las llaves. En una de ellas, un matrimonio con 10 niños, el mayor de 11 años, no tenían ni comida ni pañales… Estaban en 'shock'. Les dejamos alimentos, pañales, juguetes, colchones, pinturas, ropa de abrigo. Podían comer, jugar y estar cómodos. En una hora les cambiamos la vida”.

San Martín describe cómo las zonas rurales de Ucrania se componen de casas aisladas, dispersas, habitualmente autoabastecidas de sus huertos y animales de granja, con hábitos de conservación de los alimentos para su consumo anual. Un sistema de vida de familias muy numerosas dinamitado por la guerra. “Un misionero había acogido en su iglesia a 185 niños de un orfanato bombardeado. Invirtió los 200 euros que tenía en alimentarlos durante un mes. Cuando nosotros llegamos ya no tenían nada. Les entregamos comida, medicamentos, zapatos, colchones, ropa, pañales para los bebés… Se le saltaban las lágrimas”.

Allí cualquier espacio es apto para reconvertirse en un refugio. “Llegamos a una fábrica envasadora de agua, con instalaciones muy humildes, donde el dueño había acogido a 250 personas desplazadas. Distribuimos lo que llevábamos desde España: colchones, comida… Yo tuve una reunión exclusiva para mujeres. Estaban muy deprimidas. Les enseñé a recuperarse, en lo que cabe, enseñándoles rutinas de gimnasia tibetana, paseos por el campo, actividades para aliviar la tensión. Hicimos una fiesta con música, bailes, algo que rompiera aquella desolación con alegría, sonrisas y mucho amor. Han pasado meses, seguimos escribiéndonos. Hemos sido su puente hacia un mundo sin guerra”, concluye.


Olga e Inma

- ¿Cuándo y cómo se fundó olVIDAdos?

- Nació en febrero de 2011, a raíz del terremoto de Haití y con la idea de atender esa emergencia. Un grupo de personas que estuvimos allí durante 15 días, con una enfermera de quirófano atendiendo a los damnificados, es hoy es el núcleo de olVIDAdos. Vimos entonces la necesidad de dar respuesta a ese tipo de emergencia y así se fundó nuestra ONG. Con la crisis de 2008 supimos que había mucha gente en Madrid que no tenía para comer, y lo que hicimos fue ayudar en los barrios y las zonas que estaban en una situación terrible. Hubo una fundación que creó un comedor social y comenzamos a ayudar a las familias que estaban en situación de extrema necesidad aquí en España”.

- ¿Cuántas acciones exitosas han llevado a cabo desde entonces?

- Varias campañas de crisis de refugiados y desplazados, como los campamentos del norte de Grecia. Esta fue la campaña más larga, con un año y medio sobre el terreno, y donde aún seguimos enviando ayuda humanitaria.

- ¿Cuándo se produce la primera colaboración entre la UNED y olVIDAdos?

- En 2016, justo en aquella primera campaña en Grecia. Se hizo una gran recogida en los espacios de la UNED de donde salieron 22 toneladas de alimentos que se cargaron en el tráiler. Luego ha habido dos recogidas más. Esta sería la tercera colaboración. Agradecemos muchísimo la visibilidad que nos permite realizar la ayuda solidaria en el espacio de la UNED, en el centro de Madrid.

- Los riesgos de abastecer a zonas en guerras son conocidos. ¿Cómo lo asumen los voluntarios y colaboradores locales?

- Desde el 13 de marzo de 2022 hay un equipo en la frontera de Rumanía con Ucrania que entran al interior de Ucrania a realizar los repartos. En un país en guerra siempre hay una situación de riesgo, aunque afortunadamente en nuestro caso no ha habido que lamentar ningún ataque directo. Llevamos ya repartidos en Ucrania 11 tráilers de 22 toneladas cada uno. Allí se cuenta con una red de instituciones locales de colaboración que permiten entrar en el territorio ucraniano con cierta seguridad y hacer las entregas en espacios que se han habilitado para que los ucranianos desplazados no duerman a la intemperie: orfanatos, escuelas, iglesias, fábricas… No obstante, tenemos que pasar barricadas y controles. Por ejemplo, hace unas semanas atravesamos un puente en Odessa y al día siguiente lo volaron. Aún así, olVIDAdos ha repartido 242 toneladas de suministros y seguiremos haciéndolo, como haremos con lo recaudado gracias a nuestros equipos de voluntarios y a los voluntarios de la UNED.

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Aida Fernández Vázquez
Edición web: Rafael Carretero del Puerto
Fotografía: Laura Hurtado

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