La Puerta de Alcalá es un monumento bien conocido. Todos sabemos dónde está, somos capaces de reconocerlo y hasta de cantar con Ana Belén: “Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo…” Por ello, un equipo de investigadores de la UNED quiso extender un tópico clásico de investigación en Psicología de la memoria (esto es, el estudio de la memoria de objetos de la vida cotidiana) a este monumento, y los resultados han sido sorprendentes: casi nadie es capaz de dibujar con precisión los arcos del famoso monumento madrileño.
“Nuestro objetivo principal ha sido extender un tópico clásico de investigación en Psicología de la memoria a una clase particular de estímulos que forman parte de nuestro contexto cotidiano en ambientes urbanos: los monumentos ornamentales. En el contexto de la vida urbana, los monumentos son hitos relevantes para la mayoría de sus ciudadanos puesto que, en muchas ocasiones, se convierten en emblema y logotipo de las ciudades o en lugares de encuentro u orientación para la navegación en las ciudades. Por ejemplo, la Torre Eiffel en París, la Estatua de la Libertad en Nueva York, la Sagrada Familia en Barcelona o la Puerta de Alcalá en Madrid”, explica el profesor del Departamento de Psicología Básica de la UNED Pedro Raúl Montoro.
En su opinión, el hallazgo más relevante ha sido comprobar que, a pesar de que la Puerta de Alcalá es un monumento ornamental que ha sido conservado para ser visto “con una apariencia y estructura tremendamente simple, la memoria visual del monumento que muestran los madrileños que participaron en el estudio es pobre y superficial”, dice el profesor y autor del estudio.
“En una tarea de recuerdo libre, en la que los participantes tenían que dibujar la Puerta de Alcalá, tan solo un 16 por ciento la dibujó con cinco vanos u orificios, mientras que la puerta más dibujada fue la que tenía tres vanos u orificios. En una prueba posterior de reconocimiento visual, en la que se presentaron cuatro versiones posibles de la Puerta de Alcalá, tan solo un 45 por ciento de los participantes eligió la puerta correcta (con tres arcos y dos puertas) y el resto eligió puertas con un número incorrecto de vanos u orificios, siendo la puerta con un arco y dos puertas adinteladas la segunda más elegida, con un 39 por ciento de participantes”, cuenta Montoro.
Para el profesor, “lo curioso es que ni el recuerdo ni el reconocimiento mejoraron en función del número de años de residencia en Madrid ni de la frecuencia de contacto con el monumento declarada por los propios participantes”.
Para ‘chulapos’… los madrileños
Los investigadores encontraron “un claro efecto de sobreconfianza” en los participantes, pues antes de realizar las tareas de memoria predijeron que su rendimiento sería mucho mejor de lo que finalmente mostraron los resultados. “La confianza en el recuerdo que los participantes autoinformaron fue, como promedio, de 52 en una escala de 100 puntos, mientras que la confianza en el reconocimiento alcanzó, como promedio, 80 sobre 100 puntos, muy por encima en ambos casos del rendimiento obtenido tras administrar las pruebas memorísticas”, observa el investigador.