Siglo I. Algún rincón de la Hispania civilizada. Cuatro de la tarde. Mar Zarzalejos, hija de un prócer romano, soltera y rica, abre las puertas de su domus –casa- para recibir a sus invitados. Hoy ofrece una cena para celebrar el buen uso de sus dádivas: su aportación a la reforma de las termas de la ciudad. Habrá útero de cerda joven, lirones y lamprea; frutos secos y fruta fresca. Todo regado con buen vino, mezclado, eso sí, con miel o agua, porque sólo los bárbaros lo toman sin rebajar.
Después de dos días de intensas lecciones teóricas, acompañadas de la repostería típica siciliana, hoy hemos tenido una verdadera lección práctica, entre fogones y hornos. Profesores y alumnos nos hemos trasladado a un afamado restaurante italiano de Albacete, donde el gourmet D. Alessandro Monfrini ha puesto en práctica lo mejor de la cocina italiana, uniendo diferentes tradiciones.
La cultura italiana desembarca en Albacete asentada en dos pilares: el idioma y la gastronomía. Los 35 alumnos llegados de toda España y los 14 profesores procedentes de universidades de Roma, Atenas, Catania y Padua, disfrutan estos días de un curso que nos presenta a los vecinos que un día nos conquistaron por la fuerza de las armas, y hoy nos conquistan por el estómago.