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Madrid, 24 de marzo de 2014



CARTA ABIERTA DEL RECTOR DE LA UNED A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

En estos últimos días he recibido y leído con atención diversas cartas y mensajes en relación con la próxima presencia del presidente de Guinea Ecuatorial en el centro asociado de la UNED en Bruselas. Habiéndolas recibido en calidad de rector, no considero oportuno responder a título personal, aunque obviamente tenga mi propia opinión acerca de los comentarios que he recibido, muchos de los cuales comparto. Dejo de lado los insultos y las agresiones, impropios de un medio universitario, pero desgraciadamente presentes en ocasiones.

Así pues, me dirijo a toda la comunidad universitaria como rector de esta universidad que lleva más de treinta años contribuyendo a formar universitarios en Guinea Ecuatorial. Creo que no hará falta que recuerde las aportaciones que la UNED ha realizado en este dilatado tiempo a la sociedad y a los ciudadanos y ciudadanas ecuatoguineanos, un buen número de los cuales se ha formado gracias a nuestra actividad en aquel país, con el que tenemos lazos históricos, lingüísticos y culturales que no debemos olvidar. Nuestra presencia ha sido ampliamente reconocida por una pluralidad de personas y organizaciones como un factor de desarrollo social e igualdad de género y ha servido para la creación de un espacio plural y de rigor intelectual en un entorno que lo necesitaba y lo sigue necesitando.

Desde hace más de un año, como efecto de los recortes que ha experimentado la cooperación española y también la propia UNED, nuestra presencia en el centro asociado de Bata y Malabo se encuentra reducida a la celebración de un número limitado de pruebas presenciales a los estudiantes de años anteriores. No obstante, la convicción de que prestamos un servicio estimable al pueblo guineano nos ha decidido a buscar los medios para no cerrarlo definitivamente. Por otra parte, nuestra presencia obliga a la UNED a mantener unas relaciones correctas con las autoridades del país, más allá de las valoraciones personales. Al menos, creo que esa es mi obligación como rector y por tanto debo actuar en consecuencia.


Estoy convencido de que la tarea que realizamos en Guinea Ecuatorial de cooperación al desarrollo, similar a la que realizan otras universidades y organizaciones no gubernamentales en ese y otros países, es claramente positiva para la formación de ciudadanos bien preparados personal y profesionalmente y, en consecuencia, para el desarrollo de valores democráticos. Y por eso considero que se trata de un bien que merece la pena cuidar. También creo que la UNED está actuando de una forma correcta en el caso que nos ocupa. Entiendo, eso sí, que no todos los componentes de nuestra comunidad universitaria lo valoramos del mismo modo.

Soy consciente de que la presencia de la UNED en Guinea Ecuatorial puede ser objetable y discutible, pero mi convicción es inequívocamente favorable a desarrollar nuestra actividad en el país, como he tenido ocasión de expresar en diversas ocasiones. No pido que se compartan mis planteamientos, pero sí al menos que se consideren. En todo caso, si la comunidad universitaria a la que todos pertenecemos entendiese que debemos debatir el modo en que la UNED desarrolla actualmente su actividad académica o colabora con las autoridades ecuatoguineanas para llevar a cabo la actividad académica de nuestro centro asociado, estoy dispuesto a plantear tal debate por los cauces oportunos, sin menoscabo de mi responsabilidad. Mi convicción democrática ha inspirado siempre mi actuación y ya es un poco tarde para cambiar.

Saludos cordiales,

Alejandro Tiana, Rector de la UNED



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