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viernes 4 de junio de 2004 guardar noticia El Precio de un hijo<br><b>Los dilemas de la maternidad en una sociedad desigual</b> como pdf

El Precio de un hijo
Los dilemas de la maternidad en una sociedad desigual

Entrevista a Josune Aguinaga, profesora titular de sociología de la UNED


Josune Aguinaga, profesora de Sociología de la UNED

Josune Aguinaga lleva 25 años investigando sobre la fecundidad en España. En 1980 ya comienza a estudiar la correlación entre fecundidad y trabajo en la mujer. Analiza después la implantación de los centros de Planificación Familiar y el uso de anticonceptivos en nuestro país.

Se ha acercado constantemente a los problemas relacionados con la procreación y su incidencia en las familias.

Este recorrido intelectual le lleva a profundizar en su campo y, tras muchos meses de trabajo, saca a la luz la obra El Precio de Un hijo. A medio camino entre la investigación y el ensayo, analiza una sociedad en la cual pocas cosas quedan movidas por la irracionalidad, y sin embargo, la maternidad sigue perdiéndose en emociones, sentimientos, instintos y supuesto biológicos, en eso que se sigue llamando naturaleza.

¿Qué primeras reflexiones le llevan a abordar este trabajo de investigación?
En mi formación había hecho la especialidad de Demografía y fue un tema que me pareció apasionante. Aquella línea de investigación que comencé hace 25 años de alguna manera culmina en este libro. Los cambios sociales que vienen de la mano de la evolución de los roles es algo que cualquier persona ha experimentado en su propia vida. Las nuevas relaciones interpersonales en la familia nos llevan a la reflexión de cuestionar la maternidad desde el enfoque exclusivo de la naturaleza biológica, de los géneros o los sexos, ya que se trata de algo muy interiorizado en el discurso social.

En uno de sus primeros análisis comprueba cómo las mujeres que no trabajaban fuera de casa tenían hijos a lo largo de toda su vida fértil mientras que las mujeres que trabajaban concentraban los años de procreación ¿Quizá se ha pasado de la concentración a la anulación, a la renuncia a la maternidad?
El descenso de la fecundidad es un fenómeno que se ha dado en todos los países cuando han llevado a cabo sus procesos de transición demográfica, sin embargo en nuestro país el proceso ha sido más brusco, se ha producido en menos años y ha supuesto situarse en las tasas de natalidad más bajas del mundo. Todo esto tiene que tener alguna explicación. No creo que sean suficientes las descripciones que en general se ofrecen sobre el descenso de la fecundidad.

¿Tiene nuestro país, por tanto, connotaciones peculiares en torno a la maternidad? Creo que compartimos con los países de nuestro entorno el planteamiento de la maternidad como algo que puede ser interesante, esto nadie lo pone en duda. Pero a la vez esta maternidad conlleva un trabajo y el problema está en el reparto de ese trabajo. El escándalo demográfico, con países donde no nacen niños, con mujeres que deciden no tenerlos, alcanza a todos. Pero quizá no sea que la mujer no quiera tenerlos, sino que no lo haga porque no pueda. Refleja una serie de disfunciones importantísimas. Sin embargo en Suecia, por poner un ejemplo, se tiene más hijos por mujer que aquí en España. Sin lugar a dudas nuestro país es un lugar peculiar del que podemos decir cosas muy interesantes.

¿Cree que se utiliza el hecho biológico ¿la mujer pare y amamanta- para justificar actuaciones de injusticia social?
Parir y amamantar es un trabajo mal valorado. Hay un capítulo donde hablo de la puesta en valor de un trabajo importante que se minimiza: el hecho de parir y amamantar. Ahora bien, este hecho biológico ¿incluso el amamantamiento se puede poner en cuestión dado que los etruscos tenían ya biberones- no puede ser determinante de la maternidad.
Estamos empeñados en hacer de la maternidad una cosa exclusiva. Ser madre es ser cuidador de un menor. El texto del libro defiende que el concepto de madre es ampliable, no es necesariamente una cosa que hace un recorrido único.

¿Plantea la posibilidad de ser madre en un concepto más amplio que el biológico: puede ser madre, al margen de edad, sexo, quien decida serlo?
Claro, claro, es que eso da igual. Puede ser un abuelo, como un hermano. Si una mujer no puede responsabilizarse de su hijo ¿Por qué no va a poder hacerlo el padre?¿O el abuelo?

Mujer cuidadora: la irracionalidad interesada

Lo común es oír hablar de un instinto especial, algo así como un don que cualifica a las mujeres para los cuidados de la descendencia
Hay muchas cuestiones sobre las que estamos empezando a hablar y son aquellas que relacionan a la mujer con la naturaleza. Este discurso ha generado siglos de explotación, porque estas ideas sobre la naturaleza han convertido a las mujeres en las buenas cuidadoras. Pero ello ha llevado consigo el que tengan que ser buenas fregonas, lavanderas, intendentes, cocineras, enfermeras, etc., cuando echando una mirada alrededor, ese discurso cae por su propio peso. ¿Cuál es la razón de seguir manteniéndolo? No podemos decir otra cosa: es un discurso de la irracionalidad interesada.

¿Avala con su estudio, quizá, que madre puede ser una persona homosexual? Si, soy consciente de que todavía es una cosa muy sagrada la maternidad, pero estoy convencida de lo que he escrito. He abordado temas de gays y lesbianas sobre la adopción, que toco de refilón en el libro, pero que he publicado anteriormente, por ejemplo un artículo que escribí en Orientaciones titulado Familias gays y lésbicas: un análisis desde la diversidad familiar, que no centraba en las adopciones sino en el derecho de estas personas a formar familias con niños. Ahora mismo, por las situaciones en las que se encuentran, las mujeres tienen muchísimas dificultades para tener hijos y quienes quieren tener hijos son gays y lesbianas. En EE UU hay una auténtica revolución por tal demanda, y en España esa demanda existe.

Este profundo estudio, que recorre la evolución histórica del pensamiento sobre la maternidad; aborda las dificultades para llevar a cabo un proyecto familiar equitativo; plantea un posible futuro de la maternidad... ¿Qué aportaciones sociales le gustaría que consiguiera? Me gustaría que cambiase la presión que existe sobre las mujeres para ser madres, que se definiese qué es ser buena madre, qué es ser buen padre. Precisamente ellos van a entender perfectamente que las cosas no pueden seguir así. Estamos en una etapa histórica en la que muchos hombres se han dado cuenta de que se pierden muchas cosas por no cuidar a los niños. Ahí es donde ven reflejado que si hay un camino de razón, en la maternidad hay un camino de irracionalidad demasiado potente.

Mi deseo es que la maternidad deje de ser algo agobiante, como es para muchas mujeres hoy en día, que se produzca un auténtico diálogo entre las partes involucradas para conciliar la vida laboral con la familiar, y en definitiva permita que la maternidad se convierta en algo gozoso.