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TFM - FELICIDAD, BIENESTAR PSICOLÓGICO Y SALUD: FACTORES QUE DETERMINAN Y PROMUEVEN SU DESARROLLO PLAN 2016

Curso 2017/2018 / Cod.22206600

TFM - FELICIDAD, BIENESTAR PSICOLÓGICO Y SALUD: FACTORES QUE DETERMINAN Y PROMUEVEN SU DESARROLLO PLAN 2016

CONTENIDOS DE LA ASIGNATURA

En los últimos años, sobre todo desde la fundación de la moderna Psicología Positiva, el estudio del bienestar es uno de los temas de investigación psicológica más importante. El bienestar es un constructo complejo que se refiere tanto a una experiencia óptima como a un funcionamiento adecuado. Fundamentalmente existen dos aproximaciones en el estudio del bienestar, que reflejan diferentes maneras, aunque relacionadas, de entender lo que significa estar bien. La perspectiva hedónica se centra en la felicidad, mientras que la perspectiva eudaimónica se focaliza en el desarrollo del potencial humano (Ryan & Deci, 2001).

Desde una perspectiva científica se entiende que la felicidad tiene dos componentes: la predominancia del afecto positivo sobre el negativo, y la satisfacción vital. Además, también se considera que la manera en que las personas perciben su vida es más importante que los índices objetivos de calidad de vida, por ello, al bienestar que se centra en estos componentes se le suele denominar también bienestar subjetivo. 

Desde la perspectiva eudaimónica se sugiere que aunque las personas informen ser felices esto no necesariamente significa que estén bien psicológicamente. Se defiende que una persona estará bien psicológicamente cuando desarrolle su verdadero potencial, es decir, cuando haya congruencia entre las metas propuestas y su verdadero yo (o daimón). Esta perspectiva recoge el legado de los psicólogos humanistas y como ellos anima a las personas a conocerse a si mismas y llegar a ser lo que verdaderamente son. Al bienestar entendido de esta manera se le suele denominar como bienestar psicológico.

Desde la perspectiva del bienestar psicológico se entiende que un funcionamiento psicológico adecuado incluye actitudes como auto-aceptación (que implica darse cuenta y aceptar tanto las limitaciones como las virtudes), relaciones positivas con otros (desarrollar y mantener buenas relaciones con los demás), autonomía (que implica un sentido de autodeterminación, independencia y autorregulación), dominio del entorno (que significa competencia para afrontar las situaciones diarias), propósito vital (que se refiere a implicarse en el logro de metas significativas) y crecimiento personal (que implica el proceso continuo de desarrollar el potencial humano propio) (Ryff, 1989).   

Conseguir la felicidad es uno de los objetivos fundamentales de la mayoría de las personas. Tradicionalmente se consideró que las posibilidades de ser feliz estaban predeterminadas por una serie de factores sobre los que no se podía influir (por ejemplo, factores genéticos, o determinadas circunstancias como el lugar de nacimiento). Sin embargo, en la actualidad se ha puesto de manifiesto que realizar de forma intencional determinadas actividades y prácticas puede traducirse en el desarrollo e incremento de felicidad. Así, se ha comprobado que implicarse en metas vitales que sean consistentes con los valores, intereses y motivos personales, interpretar las situaciones desde una perspectiva positiva, evitar la comparación social y las autoevaluaciones negativas, sentir optimismo y eficacia, o emplear determinadas estrategias para afrontar las situaciones, genera bienestar o felicidad (Lyubomirsky, Sheldon & Schkade, 2005).  

Otra cuestión importante que también se ha puesto de relieve es que, no es sólo que los buenos resultados en la vida (trabajo, ingresos, relaciones personales, salud, etc.) lleven a las personas a sentirse felices, sino que la felicidad promueve la consecución de estos buenos resultados. En este sentido, se ha podido comprobar que las emociones positivas amplían el repertorio de pensamientos y acciones, ayudando así a conseguir los recursos necesarios para poder lograr los diferentes objetivos vitales (Cohn, Frederickson, Brown, Mikels & Conway, 2009; Lyubomirsky, King & Diener, 2005).

Por otra parte, se ha comprobado que las emociones positivas amortiguan el efecto nocivo que tienen las emociones negativas, y por lo tanto se relacionan con diferentes índices de salud y longevidad (Fredrickson, Mancuso, Branigan & Tugade, 2000; Xu & Roberts, 2010).

Todos estos hallazgos tienen importantes implicaciones de cara a la práctica clínica, puesto que destacan la importancia de que la intervención, no sólo vaya dirigida a eliminar los aspectos negativos (síntomas como ansiedad o depresión, estrategias inadecuadas, etc.), si no que se centre también en la potenciación, promoción y desarrollo de los aspectos positivos del funcionamiento humano. De hecho, alguna revisión ya ha concluido que la psicoterapia que incluye intervenciones positivas (psicología positiva, psicoterapia positiva, terapia del bienestar, etc.) no sólo incrementan el bienestar, sino que también disminuye síntomas negativos como los depresivos (Sin & Lyubomirsky, 2009).   

A partir de todas las evidencias sobre el tema, el alumno elegirá, de acuerdo con sus intereses y objetivos, un aspecto concreto para trabajar. El desarrollo del estudio básicamente tendrá las siguientes fases: (1) revisión de los estudios sobre el tema; (2) diseño del proyecto de investigación; (3) realización del estudio empírico diseñado; (4) elaboración y defensa del informe de la investigación realizada. En cada uno de estos momentos de la investigación, el alumno contará con el apoyo del equipo docente.