Logo de la UNED

Martes, 14 de febrero de 2012

La hora de la verdad

En realidad, son unas dos horas. Lo que duran, como media, los ejercicios destinados a 220.600 estudiantes matriculados en Grado, licenciaturas, diplomaturas y Acceso a la Universidad. Todos los que pueden examinarse en la convocatoria de febrero de 2012.

Horas decisivas durante las que se destila todo el saber acumulado en tantos momentos escamoteados a sus familias, a su tiempo de ocio, al sueño y a cualquier ratito perdido -o ganado- durante la jornada laboral.

Se han formado 218 tribunales de examen, compuestos por 815 profesores, distribuidos según el número de estudiantes asignados a cada uno de los 59 Centros Asociados nacionales, 12 internacionales y 3 institucionales. Se repartirán por las 134 aulas universitarias de España y el extranjero, que incluyen, por ejemplo, aulas exclusivas de exámenes en Nueva York, Roma y Bogotá.

En Madrid acompañamos a algunos estudiantes que se examinan en el centro Jacinto Verdaguer. Aquí, como en todos los centros de la península, utilizarán la valija virtual para entregar los exámenes y acomodar a los estudiantes en el aula y la valija virtual de retorno para la corrección de pruebas tipo test. Ambos sistemas, únicos de la UNED, son desarrollos de digitalización y gestión de exámenes cofinanciados por los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER)

Estén donde estén, a examinarse

Llegan desde los lugares más inesperados o se preparan para reiniciar su vida lejos. Coinciden no solo en el centro Jacinto Verdaguer, sino en el trazado de un nuevo plan de vida, en la apuesta por una segunda oportunidad y en la superación de un estricto temario. Algunos, que ya se conocían de los foros de su asignatura, se ponen cara. Otros se harán amigos tras corregir juntos el ejercicio a la salida de la prueba. Posiblemente los de los últimos cursos no se vuelvan a ver. Pero después de los nervios quedará el regusto dulce de la solidaridad que compartieron durante algo más de dos horas en su centro asociado de examen de la UNED.



Son poco más de las 10.30 h. Daniel llega apurado al Centro Asociado Jacinto Verdaguer, “su” centro, para pedir su Carnet de Estudiante. Le toca examinarse de Estadística en otro centro, el de La Paloma, bastante lejos y a última hora se ha dado cuenta de que necesita renovarlo.

Maite y Lali, que lo conocen y lo tratan con familiaridad, se lo facilitan con una sonrisa. No la perderán en ningún momento de la mañana, mientras atienden a alumnas y alumnos que les van pidiendo documentos, fotocopias, información…

Las dos llevan años ocupándose de los estudiantes con mimo y profesionalidad. Y eso que hoy se respira una cierta inquietud porque en esta convocatoria no solo se aplicará la valija digital de retorno para los exámenes tipo test, que afortunadamente “marcha como la seda”. También se harán exámenes en febrero de algunas asignaturas de Acceso para Mayores de 25 y 45 Años.  “Al ser la primera vez, no contamos con estadísticas y con la cantidad de matrículas que hay este curso, no sabemos cuánta gente tendremos en el centro el sábado”, comentan.



Aunque una cierta precaución nunca está de más, el coordinador del centro, David Hernández de la Fuente, sabe que se canalizará perfectamente el flujo de estudiantes, sea cual sea su número. “Tenemos tres plantas con capacidad para unos 300 puestos cada una. Despanelamos las aulas, dejamos los espacios diáfanos y sumamos, además, el salón de actos con un aforo de 190 personas. Así que no habrá problema, sea cual sea la avalancha. Todos tendrán su sitio y sus exámenes preparados”.




En los pasillos del centro los más madrugadores se presentan y comentan las afinidades y diferencias de sus temarios. Según se va acercando la hora de entrada al aula, se acallan las conversaciones y se rescatan libros y apuntes para echar la última hojeada a ese concepto que no se acaba de fijar del todo.






Este sistema de digitalización y gestión de exámenes, denominado valija virtual, es exclusivo de la UNED y ha sido cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).


Los estudiantes llegan a su centro, entregan su carnet al miembro del tribunal de exámenes o el personal de apoyo. Un lector óptico procesa sus datos y el sistema informático genera un documento que incluye las preguntas, el tiempo que tiene para contestarlas y unas coordenadas alfanuméricas que le indican el lugar que va a ocupar en la sala.

El reto




Suset es cubana. Vive en Estambul, donde da clase de español para extranjeros. Sólo viene a España para los exámenes. Cada viaje, con su correspondiente estancia, le cuesta 2.500 euros, así que no piensa permitirse el lujo de suspender. Está en Acceso y decidida a estudiar Pedagogía. Es cliente habitual de la tienda virtual de la UNED, donde consigue libros y todo tipo de materiales que la ayudan a optimizar su tiempo de estudio.



Rajae es de origen Marroquí. Trabaja como mediadora social y haciendo diagnóstico  de VIH a personas en riesgo de exclusión. También está en Acceso y aún no ha decidido si luego se matriculará en Educación Social o en Psicología.  Tiene dos niños pequeños de los que, de momento, se ocupa su marido, que está desempleado. Eso le ha permitido dedicar un poco más de tiempo a estudiar.






Laura también es madre de dos niños. El pasado mes de septiembre, después de muchos años trabajando en la sección de marketing de un importante grupo editorial, se quedó en paro. Decidió matricularse en Acceso para estudiar luego Magisterio o algo relacionado con Educación. Organiza su día siguiendo su anterior jornada laboral habitual: el tiempo que estaba en la oficina ahora lo dedica a estudiar. 


José acaba ya mismo Psicología y será uno de los integrantes de la nueva diáspora que se ha dado en llamar “fuga de cerebros”. Se dedica a la osteopatía, homeopatía y otras ramas de la medicina alternativa. En cuanto acaba estos exámenes se marcha a Costa Rica para reunirse con su esposa y su hija. La idea es abrir allí una consulta, aunque no sabe si la terapia tendrá o no éxito. De cualquier forma, en todo el mundo tienen la misma aceptación los masajes, una técnica con la que él comenzó su vida laboral hace años y que retomará  si es preciso. Volverá a Madrid para los exámenes de junio y luego fijará su residencia definitivamente junto a las dos mujeres de su vida.





Juanjo se examina de Introducción a la Educación, de Acceso. Músico callejero en Granada, dejó la vida bohemia cuando se convirtió en padre y construyó una familia. Descubrió todo un mundo de nuevos intereses al entrar a trabajar en un taller de música infantil, en el que enseñó percusión a los chavales. Y en el proceso de asumir su nueva vida, asumió también la “titulitis” que aqueja a esta sociedad. Así que ha decidido hacerse profesor, quizá de música.




Gorry es de Bilbao. ¿Que en qué ha trabajado? Pues… ¿en qué no? Al principio era profe de mecánica de motos. Pero hizo un curso de dinamización sociocultural y trabajó con niños enfermos internados en hospitales, con grupos de desempleados, con mayores en centros de día, con personas con problemas mentales…  Hace gala del mismo buen humor antes y después del examen de Acceso y asegura que, como le va a salir bien, porque se lo sabe todo, lo mejor del día va a ser las felicitaciones de su novia y su hija.


La suerte está echada



A pocos minutos de abrir el aula a los estudiantes, David Hernández, coordinador del centro, pone en marcha el sistema de valija virtual de retorno. Los exámenes tipo test serán registrados en esta aplicación y procesados para su corrección. Financiados también por los Fondos FEDER, han supuestos notables ventajas para estudiantes y profesores en lo referente a la corrección y tramitación de las pruebas.




Los estudiantes han ocupado el lugar señalado por la valija virtual en el aula. Ninguno tiene a su lado, ni detrás, ni delante, a un compañero con el mismo ejercicio. Los teléfonos han de permanecer apagados; la mesa libre de objetos, salvo los carnets, los bolígrafos y los folios sellados por la UNED. Ante cualquier duda, un miembro del tribunal acude a ayudar al examinando.


El horario de entrada y salida a la sala de exámenes está rígidamente regulado. No obstante, el tribunal permite el acceso a quien llega con un leve retraso, siempre que razones laborales o similares lo justifiquen.


Aunque la suerte juegue una mala pasada, no se tiran por la borda las muchas horas de estudio y preparación empleadas. Ni un accidente casero, ni un traspié deportivo, ni un brazo escayolado, van a limitar las posibilidades de demostrar todos los conocimientos adquiridos.




Durante el examen, máxima concentración. Aquí se juegan algo más que una nota: la amenaza del desánimo; el trabajo difícil y solitario; la constancia ante una decisión mantenida con obstinación; la ilusión por un paso adelante... Superado el miedo al folio en blanco, cada estudiante avanza, letra a letra, hacia su meta.

 



La cafetería se ha convertido en punto de encuentro entre los recién examinados. Pese al frío, no es el calor del café lo que reúne a los estudiantes en torno a la mesa, sino la urgencia de comparar sus ejercicios. En tercero de Grado de Psicología siempre hay más de una alternativa posible. Pilar y Alberto cotejan las preguntas con otros compañeros. Defienden con pasión sus respuestas y van asumiendo errores y aciertos. Concluyen que han superado esta prueba.




Suset y Rajae están ya fuera de la sala de exámenes. Las dos han respondido todo y sonríen confiadas. Ha sido una "horita corta", intensa y gratificante porque creen haber conseguido superar la prueba. Aún les quedan otras asignaturas, pero salir contentas de este primer ejercicio les ha dado ánimo. Ellas esperan aprobar. Nosotros que aprueben.



Maite y Lali van dejando pasar la mañana entre servicio y servicio y anécdota y anécdota.

Lali recuerda aquella vez que una señora, al llegar al centro, sufrió un ataque de agorafobia –pánico a los espacios públicos con aglomeraciones de gente- y cómo ella, auxiliar de clínica, tuvo que asistirla mientras llegaban los servicios del Samur. Pasados los primeros síntomas de ansiedad, la señora pudo hacer su examen. Eso sí: en una salita del centro, aislada de todo el mundo y con un vigilante para que no copiara.

Lo más surrealista que vivió Maite ocurrió otra mañana cuando un joven se acercó a su taquilla para cambiar su carnet de Instituciones Penitenciarias por otro nuevo. Una vez concluidos los trámites, agradecido el muchacho, metió las manos en sus bolsillos y sacó sendos montones de joyas que les ofreció a muy buen precio. El muchacho, claro, no hizo venta alguna. Lali y sus compañeros de entonces tardaron un rato en recuperarse de la sorpresa.

Lali lleva 11 años en la UNED, Maite, 21. Son  la cara amable de la universidad para los miles de estudiantes que pasan por el Jacinto Verdaguer al cabo del año. Ambas son expertas en eliminar tensiones y hacer del viejo centro un lugar acogedor, incluso en estos días de exámenes. Y por supuesto, las dos son las primeras en desear todo lo mejor para “sus” estudiantes.

Calendario de exámenes
Proyectos FEDER en la UNED
Aida Fernández Vázquez