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| Agustín Juan Bonillo Premio Fin de Carrera: Licenciatura en Antropología Social y Cultural
"Siempre he creído, como Faulkner, que la sabiduría suprema consiste en tener sueños lo bastante grandes como para no perderlos de vista mientras se persiguen. Si, además, consigue hacerse alguno realidad, la dicha es inimaginable… El mío se inició hace ya dieciocho años en la UNED, cuando allá por el curso 1994-95 comencé Ciencias Políticas y acabé consiguiendo, compartido, el Premio Fin de Carrera. Ha sido un viaje largo y lleno de aventuras, hermoso y apasionante, difícil y complicado, siempre arduo y siempre en pos del conocimiento. Un trayecto de muchos años. Años de gozo constante y algún sinsabor que otro. Años en los que han nacido y crecido mis hijos. Años en los que he madurado profesionalmente y como persona. Años, como el de 2011 –último de carrera- en los que junto a mis conciudadanos de Lorca tuve que superar un terrible seísmo, cuyos efectos aún seguimos padeciendo. Años, en todo caso, vivos, intensos y desmedidos.
Desearía, por todo ello, que este premio fuera, mucho más allá de lo personal, un reconocimiento al tesón y a la resistencia ante el sufrimiento de esos ciudadanos frente el olvido institucional, frente a los hados perversos, que han vuelto a golpearnos, otra vez, con una atroz inundación este pasado mes de septiembre. Un reconocimiento, también, a todos mis compañeros, de estudio y docentes, con los que, en medio de una labor callada y silenciosa, y en tiempos de voraz competencia mercantilista, he compartido su generosidad en el saber y en el estar. Un reconocimiento extensivo al personal de la Consejería de Educación, así como a mi Centro asociado de Cartagena-Lorca, quienes han facilitado la travesía y me han acompañado en ella. Y un último reconocimiento -que es el primero de todos ellos- de eterna gratitud a toda mi familia, y muy especialmente a mi mujer y a mis hijos, por su aliento sonoro, por su complicidad silenciosa, por su entrega abnegada, por ayudarme a llegar hasta aquí.
Por lo demás, un anhelo final. A todos aquellos alumnos de la UNED, estéis en el curso de acceso, empezando el grado, finalizando la licenciatura o planteándoos el posgrado. Como yo, todos somos UNED. Todos somos buscadores de un gris y lúcido tesoro. Que el horaciano y kantiano Sapere Aude guíe vuestro camino. Desead, como Cavafis, que éste sea largo y que sean muchas las mañanas estivales en que con alegría, con gozo arribéis a puertos nunca antes vistos. Sólo así se entenderá que aún más que el destino, lo que verdaderamente importa es el camino. Él te da experiencia y otorga sabiduría".
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