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Madrid, 16 de marzo de 2018




Un estudio de la UNED afirma que algunas sustancias empleadas como alternativa al bisfenol A tampoco son seguras

La revista PLOS ONE publica un trabajo que evalúa los efectos del bisfenol S en invertebrados y demuestra que altera la actividad trasncripcional de más de una decena de genes

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Macho adulto del mosquito Chironomus riparius


Un equipo de investigadores del Grupo de Biología y Toxicología Ambiental de la UNED, en colaboración con el Laboratorio de Ecotoxicología del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), han publicado un trabajo en la revista PLOS ONE sobre los efectos tóxicos del bisfenol S (BPS), una sustancia química que se viene empleando industrialmente en los últimos años como sustituto del bisfenol A, considerado nocivo para la reproducción en humanos y capaz de provocar alteraciones endocrinas y efectos adversos tanto en humanos como en el medio ambiente. Los resultados, obtenidos por primera vez en invertebrados, han servido para demostrar que el BPS es capaz de alterar, incluso en las concentraciones más bajas analizadas, la actividad transcripcional de genes relacionados con rutas metabólicas y hormonales de gran importancia en el desarrollo de estos organismos. El trabajo ha sido realizado por los profesores Óscar Herrero Felipe, Mónica Aquilino Amez y Rosario Planelló Carro y publicado bajo el título de The BPA-substitute bisphenol S alters the transcription of genes related to endocrine, stress response and biotransformation pathways in the aquatic midge Chironomus riparius (Diptera, Chironomidae).


En concreto se han evaluado los efectos sobre catorce genes relacionados con la ruta hormonal de la ecdisona (que juega un papel crucial en el desarrollo y la metamorfosis de insectos), los mecanismos de estrés celular y biotransformación (encargados de desarrollar respuestas adaptativas del organismo ante la exposición a tóxicos) y la biogénesis ribosómica (esencial para la síntesis de proteínas y el mantenimiento de la homeostasis). Se emplearon para ello larvas del mosquito Chironomus riparius, una especie ampliamente utilizada a nivel internacional en estudios de Toxicología Ambiental y de gran relevancia a nivel ecológico por representar una parte importante de la base de la cadena trófica, especialmente en ecosistemas acuáticos. Los investigadores evaluaron un rango de concentraciones en el que las dosis más bajas de BPS se correspondían con dosis detectadas en escenarios de exposición reales.



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Izquierda: Larvas de cuarto estadio de Chironomus riparius empleadas en la valoración de los efectos tóxicos del BPS.
Derecha: Estructura química del BPS, un análogo del BPA con un grupo sulfona entre dos anillos bencénicos



La UNED también investiga los efectos del bisfenol A

El BPA es un químico ampliamente utilizado desde los años 60 en la fabricación de plásticos (por ejemplo vajillas y botellas de plástico reutilizables, equipamientos deportivos, CD y DVD), resinas epoxi (usadas para revestir el interior de tuberías de agua y de latas de alimentos y bebidas) y papel térmico (como el usado en datáfonos, Terminales de Punto de Venta (TPV), cajeros automáticos, etc.). También se utiliza en la fabricación de resinas de poliéster, polisulfona y poliacrilato y de retardadores de llama. Su amplio uso industrial a nivel mundial ha convertido al BPA en un contaminante ubicuo, presente en todo tipo de ambientes. En humanos, la principal exposición a esta sustancia es a través de la dieta, por migración de BPA desde materiales que están en contacto con alimentos.

Son muy numerosos los trabajos científicos en los que se han evaluado los efectos tóxicos del BPA en modelos in vivo e in vitro, especialmente en lo concerniente a su demostrada capacidad de alterar el sistema endocrino en animales. La UNED, recientemente, ha publicado un trabajo de investigación que demuestra por primera vez los efectos del bisfenol A en invertebrados, en concreto sobre el caracol Physa acuta.

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Papel térmico empleado en los tiques de compra,
una de las principales fuentes de exposición a bisfenoles






Itziar Romera

Edición web: Óliver Yuste

Comunicación UNED