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miércoles 20 de julio de 2005 guardar noticia 'La llamada segunda generación puede acabar en Al Qaeda porque les seguimos tratando como extranjeros' como pdf

'La llamada segunda generación puede acabar en Al Qaeda porque les seguimos tratando como extranjeros'

Abuy Nfubea, en los Curso de Verano de la UNED


 

Abuy Nfubea, presidente de la Federación Panafricana de Comunidades Negras de España analizó el racismo en su ponencia sobre la conmemoración de la abolición de la esclavitud, dentro del curso 'Racismo e Intoleracia' celebrado en Tenerife.

El reconocimiento del fenómeno histórico de la esclavitud es el primer paso para luchar contra el racismo, aseguró en La Laguna Abuy Nfubea, en el curso de la conferencia Año de Conmemoración Internacional de la Lucha contra la Esclavitud y de su Abolición y conmemoración del bicentenario de la revolución de Haití, pronunciada como conclusión del curso de verano de la UNED enTenerife Racismo e Intolerancia: Perspectiva histórica.

Nfubea aseveró que en España persiste el racismo, un fenómeno que se aplica a las instituciones, mientras que a las personas se aplica el de la intolerancia. En este sentido, el experto indicó que el mundo académico español niega el racismo, porque 'no se puede hablar de él y se obvia que 110 millones de africanos hablan español desde el Río Grande hasta la Patagonia, pasando por Guinea Ecuatorial y el Sáhara'.

El reconocimiento de que la mayoría de estos millones de hispano hablantes africanos tiene su origen en la esclavitud es el primer paso para luchar contra el racismo. 'Llegaron allí como esclavos, los africanos no están en América como fruto de una decisión individual'. Este reconocimiento es 'una forma de reconstruir un imaginario violado' y permite sentar unas bases rigurosas que destierren el paternalismo y que faciliten la creación de una sociedad multicultural.

España, a punto se ser sancionada

Por otra parte, Abuy Nfubea señaló que el gobierno de Zapatero 'ha hecho hincapié en las políticas de derechos civiles, pero en el tema del racismo no ha puesto medidas'. El profesor apuntó que la primera de estas medidas debe ser la creación del órgano estatal antidiscriminatorio, una entidad cuya creación es obligada por la ley 62/2003 en la que por primera vez se tipifica el racismo como delito en España.

'El gobierno del Partido Popular traspuso esta ley europea el último día que quedaba antes de ser sancionado por Europa por no hacerlo', dijo Nfubea. La ley permite juzgar los delitos de racismo con el argumento principal de la inversión de la carga, es decir, que es el acusado de racismo el que tiene que demostrar su inocencia. Desde 2004, se está pendiente de la creación de este órgano y 'no parece que se vaya a hacer pronto'.

Por otra parte, el gobierno actual ha trasladado esa directiva europea contra el racismo hacia el ámbito de la inmigración, 'dejando fuera a los gitanos y a quienes no son inmigrantes', como las '600.000 personas negras con DNI, que son españoles y que no se pueden meter en el saco de la inmigración'. Este comportamiento de las instituciones es uno de los tantos con los que se pretende negar la existencia del racismo, según Nfubea.

Resistencia y poder en el gueto

El también editor de la revista Culturas africanas, que se imprime en Madrid con el lema Otra África ya es posible, considera que las élites españolas usan 'un marco conceptual erróneo'para abordar el racismo, que es el de la interculturalidad. Para Nfubea, lo correcto es crear referencias en el marco de la multiculturalidad, en la que las manifestaciones culturales de los inmigrantes no se reducen al gueto, puesto que lo contrario conduce a la criminalización.

Nfubea considera que el guetto se explica porque 'sólo la concentración de un mismo tipo de gentes en un lugar es lo que permite resistir. Cuando se habla de acabar con el gueto se está hablando del poder de los distintos', sentencia. No obstante, el experto no cree tanto en el poder del guetto como en las capacidades del 'empoderamineto, que sólo surge cuando los iguales se juntan'.

Para el experto la situación del discriminación étnica en España no ha mejorado en los últimos años: 'desde la muerte de Lucrecia Pérez han pasado 13 años. Para las comunidades africanas en este tiempo ha habido un retroceso en su empoderamiento, porque se han cerrado locales, bares y medios de comunicación'. El presidente de la Federación Panafricana atribuyó estos cierres a una concepción de gobierno según la cual 'se interpreta que cualquier empoderamiento de las minorías es contrario al sistema y eso es un error'.

Un modelo abocado al fracaso

En España, en cambio, se está aplicando un modelo de integración que sigue 'el modelo francés de la interculturalidad asimilacionista', una forma de atender el fenómeno del racismo que 'no crea referencias'. En contraposición a este modelo, el profesor destaca los casos de Condolezza Rice, Colin Powell, o el alcalde de Los Ángeles, resultados de un modelo multicultural que produce referentes para su propia comunidad.

Los africanos que militan en partidos políticos españoles no son visibles, denuncia Nfubea: 'no tienen visibilidad en el sentido de que no se apuesta por un cambio en las estructuras sociales, sino por cuestiones culturales, fiestas... pero eso no cambia nada'.

Por otra parte, las élites, cuando abordan la cuestión del racismo, excluyen del debate a sus víctimas, un comportamiento que en Europa no se comprende. 'Se celebran congresos de inmigración en España y no hay inmigrantes entre los ponentes; en el observatorio de racismo no hay africanos, en el de inmigración, no hay inmigrantes y tampoco hay en el comité de la federación española de fútbol contra el racismo. Esto llama la atención en Europa. Usan las leyes que se han conseguido luchando para evitar la exclusión y, al crear el órgano, se vuelve a excluir a las víctimas. No sólo es un problema de déficit democrático, sino de falta de rigor'.

Ejemplo de integración: la UNED de Lavapiés

En el proceso de construcción de una sociedad multicultural, el mundo de los académicos y los intelectuales tiene un importante papel que jugar, según Nfubea: 'la Academia no puede sustraerse a ese debate, se tiene que entrar a reflexionar por qué en Francia chicos nacidos allí, integrados allí, silban a la selección francesa cuando ésta juega, por qué se promocionan los locutorios, las mezquitas y las iglesias y no los locales de los inmigrantes'.

Se trata de una reflexión que requiere mucho rigor académico y que 'sólo se puede hacer desde la Universidad, porque si no, lo que se hace es seguir hablando de interculturaldiad y gastar dinero en que cuatro personas hagan tesis y continúen organizando congresos sobre inmigración sin contar con la presencia de inmigrantes. Eso no puede seguir así, porque son acciones que quedan en el ámbito colonial'.

El profesor enuncia el gran desafío para los académicos que aborden el racismo y la inmigración: 'Hay que dejar de tomar a los inmigrantes como objeto de estudio. Esto es propio de la antropología del siglo XIX 'y hay que zambullirse en la realidad para comprender por qué 'la segunda generación' 'término que él califica de racista-, en Londres, puede acabar incorporados a la red de Al Qaeda. 'La Academia tiene que contribuir a acabar con esa visión por la que a esta segunda generación se les sigue tratando como extranjeros'.

En este sentido, la presencia de la Universidad en la calle aporta un 'factor de cohesión a través de la multiculturalidad'. Es el trabajo que actualmente desarrolla la UNED en el barrio madrileño de Lavapiés, con el apoyo de Rosa Martínez Segarra y del director del centro asociado a la UNED de Málaga, el profesor Martínez Lorca.

Esta experiencia parte del criterio de que 'si se quiere acabar con la conflictividad de los guetos, la segunda generación tiene que encontrar referencias en sus padres, y tiene que tener posibilidad de participación social y política y tiene que contar con espacios de encuentro, no se pueden encontrar en las estaciones de metro y en los locutorios'.