La consejera de Estado y filósofa de la UNED, Amelia Valcárcel, ubicó a la audiencia en dos momentos históricos: el siglo XVII, en una Europa devastada por guerras entre estados y guerras civiles, donde el entonces canciller inglés, Lord Francis Bacon, aseguró “que la causa de la inestabilidad política es que hay demasiada gente en la universidad”; y en el XV, en pleno Concilio de Constanza, cuando tras un año de debates y conversaciones para elegir al nuevo Papa “les quitaron la comida y el agua, les quitaron el techo y los cercaron por hambre”. Aclaró la catedrática, con ese destello irónico que nace en el conocimiento, que, pese a que existen siempre precedentes históricos para cualquier situación, ninguna de las dos opciones serían asumibles hoy en día, “por mucho que tienten a la razón”. Nunca sobran mentes en la Academia y “tampoco sería operativo encerrar a nuestros políticos en un convento y tirar la llave hasta que formen gobierno”.
La filósofa, feminista y Consejera de Estado recurría a nuevos ejemplos de errores históricos que no debían repetirse. “En las Cuencas mineras asturianas, cada 1 de Mayo se repetía una ceremonia extraña: bajo la atenta mirada de la policía, centenares de personas salían a manifestarse, dispuestos a llevar palos. Llevaban palos, sí, los unos y los otros, bien repartidos entre comunistas y socialistas. Llevaban palos, pero no se hablaban entre sí”. Instó a mantenerse alerta frente a una realidad incontestable “es necesario ponerse de acuerdo”, señalaba, “y no parece que sea tan dificultoso, porque como hemos visto, hay un bloque que acuerda sin problemas”, en clara referencia al tripartito de Madrid.