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Madrid, 24 de septiembre de 2019




La UNED debate sobre multipartidismo

El debate sobre el Multipartidismo y nueva arquitectura de gobierno en España celebrado en la UNED, justo el día después del anuncio de nuevas elecciones, las cuartas en 4 años, ofreció el punto de vista de la Academia sobre el pensamiento de las izquierdas, sus consensos, disensos e hipótesis de una necesaria colaboración. Amelia Valcárcel, Juan Carlos Monedero, José Antonio Díaz y Juan Jesús González, moderados por Manuel Campo Vidal, coincidieron en lo arriesgado de una situación política que genera cansancio entre los ciudadanos e instaura un clima de desafección generalizado.Y mientras cunde el desánimo, con mensajes que alientan al abstencionismo, difundidos y espoleados por redes sociales y medios de comunicación, los partidos del espectro de derechas -los otros, como los definían en distintas intervenciones- sí que se unen y se organizan en torno a la oportunidad de ganar.

Foto de familia


Convocado por el Seminario Facultativo de Investigación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, el debate sobre el multipartidismo y la nueva arquitectura de gobierno en España reunió en torno a la mesa a Juan Jesús González, catedrático Sociología de la UNED, José Antonio Díaz, también catedrático de Sociología de la UNED, catedrático de Sociología de la UNED y secretario del área de Cohesión e Integración de la Ejecutiva Regional de Madrid del PSOE; Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, consejera del Consejo de Estado; y Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política en la UCM, fundador y miembro de Consejo Estatal Ciudadano de Podemos. El debate fue moderado por Manuel Campo Vidal, inaugurado por el rector Ricardo Mairal y todos ellos presentados, convocados y coordinados por el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Gustavo Palomares.


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Cristina Narbona, profesora de Economía, vicepresidenta del Senado y presidenta ejecutiva federal del PSOE, que inicialmente había confirmado su participación, disculpó su ausencia a través de un videomensaje. “Lamento no estar ahí con vosotros. Ha sido por la convocatoria urgente, anoche, de una reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Me habría gustado mucho participar en este debate justo ahora que comenzamos el proceso preelectoral. Habría querido trasmitir mis ideas a la Academia y espero que sea un debate fructífero, que establezca puntos de encuentro cuando es tan importante tender puentes y consensuar los objetivos comunes, como obtener una sociedad más justa, más próspera, más igualitaria y que acepte los límites del planeta en que vivimos”.

Cristina Narbona

Manuel Campo Vidal




Manuel Campo Vidal, doctor en Sociología y moderador del debate, pero también ciudadano con opinión propia y receptor de opiniones ajenas, ponía sobre la mesa “el hartazgo de la gente, absoluto e inconmensurable, como nunca se había visto. A mí, en la calle, en el aeropuerto, en cualquier sitio, me abordan personas que me dicen: esta vez que no cuenten conmigo; que no se les pague hasta que no resuelvan; que se vayan porque no saben; no tenemos hombres de Estado, sino adolescentes… Dicen esto y no recuerdan, por ejemplo, que esto no es un tema de juventud, que cuando llegaron a la política Felipe González tenía 40 años y Adolfo Suárez, 43”.


Campo Vidal cerraría su intervención con una alerta a la desmovilización política, a los mensajes que inundan Internet instando a la abstención en las próximas elecciones. Con una anécdota exótica eligió a Trinidad y Tobago como ejemplo de devenir político: “en aquellas islas hay una población negra y mestiza mayoritaria y una población hindú minoritaria. Ésta última compone la élite dirigente política y económica del país. Hace unos años, los hindúes encargaron a una conocida agenda internacional de marketing una campaña que animara a la abstención. La consultora hizo muy bien su trabajo. Los jóvenes negros enarbolaron la bandera de el orgullo de no votar. Los resultados han permitido a la comunidad hindú afianzarse al frente de la política y la economía de Trinidad y Tobago y que sus intereses prevalezcan sobre todo el resto de la ciudadanía”.







El sociólogo Juan Jesús González recorrió el largo camino que desde la Transición han recorrido las opciones políticas. “Todos parecen ocuparse de los líderes, pero nadie parece ocuparse de los votantes”. Así, recordó que en los tiempos de la recién estrenada democracia, los distintos partidos se disputaban el centro del espectro: la UCD ganaba y el PSOE y AP se le acercaban desde ambos lados de la línea ideológica. Todo eso cambió después del 15 M, “ahora ya no se trata de derecha o izquierdas, sino de viejos y nuevos partidos”.



El espectro reflejado ahora por las encuestas arroja una nueva adscripción que podría reflejarse en una sociedad conservadora, “las clases pasivas, jubilados y amas de casa”, frente a un ala progresista, compuesta por “los profesionales y clase media”. La expectativa de voto ha de tener en cuenta, pues “la evolución demográfica, con una población envejecida que hace más probable la vuelta al antiguo sistema de partidos”.

Juan Jesús González

Juan Carlos Monedero





“Si hubiera sido músico, habría compuesto una sinfonía; si hubiera sido empresario, habría fundado una empresa, pero como soy profesor de Ciencias Políticas, después de 15 M, monté un partido político con otros compañeros”, comenzaba su intervención Juan Carlos Monedero, que establecía precisamente en ese movimiento la transformación de los procesos políticos tal como se entendían desde la Transición. Dejó claro también que “la Política es demasiado importante como para dejarla en manos de los tertulianos”. Pero también alertaba del riesgo de dejar a los políticos “en manos de unos asesores que igual te venden un candidato que una aspiradora”.



"Ningún movimiento social ha de desbordar el marco establecido; no hay que permitir que los excesos de democracia sometan a las instituciones a una tensión innecesaria”. A principios de los años 70 “se crea una OTAN ideológica, se inicia una campaña militar de pensamiento que impone medidas como vaciar la universidad de estudios filosóficos e ideológicos y orientarla a la formación para inserción de estudiante en el mundo laboral. De aquellos polvos vienen estos lodos y a nosotros el eco de estas medidas llegó durante la Transición: monarquía, centralismo, bipartidismo… y como único caso en el mundo, hasta se coló en nuestra Constitución el sistema electoral, para impedir cualquier atisbo de cambio o reforma”.




José Antonio Martínez Díaz defendió que “los problemas de la democracia se defienden con más democracia” y asumió que tras el 15 M, “en 2011 surge una forma distinta de hacer política, una parte de la población da la espalda a la política porque no se siente representada e irrumpen grupos que quieren ser protagonista políticos”, aseguraba. “Pero creo que esos partidos no han sabido dar voz a quienes querían ser representados.”



El catedrático de sociología no percibe en los ciudadanos tanto “desafección” como “insatisfacción” y especifica las posibles causas, en los últimos tiempos: “no hemos hablado de un proyecto de país, hemos planteado estrategias a corto plazo, hemos dado eslóganes, a ver quién va a salir más en los medios, a ver quién tiene la culpa de lo que está pasando estos días. Pero en un debate, más importante que la diversidad parlamentaria es la diversidad social”. Y a estos efectos de la realidad política, añadía las causas de la desafección y el enfado de los ciudadanos: “igual ponemos el foco en los partidos políticos, pero probablemente debíamos mirar a la crisis socioeconómica, al paro en la juventud, a la situación de desigualdad de la mujer… A unas crisis que aún no se han resuelto, cuando ya emergen otras. Quizá los problemas de satisfacción con los partidos políticos no sean la solución”.

José Antonio Martínez Díaz

Amelia Valcárcel



La consejera de Estado y filósofa de la UNED, Amelia Valcárcel, ubicó a la audiencia en dos momentos históricos: el siglo XVII, en una Europa devastada por guerras entre estados y guerras civiles, donde el entonces canciller inglés, Lord Francis Bacon, aseguró “que la causa de la inestabilidad política es que hay demasiada gente en la universidad”; y en el XV, en pleno Concilio de Constanza, cuando tras un año de debates y conversaciones para elegir al nuevo Papa “les quitaron la comida y el agua, les quitaron el techo y los cercaron por hambre”. Aclaró la catedrática, con ese destello irónico que nace en el conocimiento, que, pese a que existen siempre precedentes históricos para cualquier situación, ninguna de las dos opciones serían asumibles hoy en día, “por mucho que tienten a la razón”. Nunca sobran mentes en la Academia y “tampoco sería operativo encerrar a nuestros políticos en un convento y tirar la llave hasta que formen gobierno”.


La filósofa, feminista y Consejera de Estado recurría a nuevos ejemplos de errores históricos que no debían repetirse. “En las Cuencas mineras asturianas, cada 1 de Mayo se repetía una ceremonia extraña: bajo la atenta mirada de la policía, centenares de personas salían a manifestarse, dispuestos a llevar palos. Llevaban palos, sí, los unos y los otros, bien repartidos entre comunistas y socialistas. Llevaban palos, pero no se hablaban entre sí”. Instó a mantenerse alerta frente a una realidad incontestable “es necesario ponerse de acuerdo”, señalaba, “y no parece que sea tan dificultoso, porque como hemos visto, hay un bloque que acuerda sin problemas”, en clara referencia al tripartito de Madrid.




Tras las primeras intervenciones, se confrontaron opiniones y se abundó en análisis y soluciones. Desde el público, también se reclamaban cauces de negociación y más atención a las necesidades reales del país. Entre otros turnos de palabra, uno de los más contundentes, con su toque de humor, fue el director de la Escuela de Ingenieros Industriales, José Carpio. “Pienso que los políticos tienen que aprender a negociar o actuar de otra manera. Como un ingeniero, por ejemplo. Cuando a un ingeniero se nos funde una bombilla, quitas el elemento averiado y lo sustituyes. Luego miras a ver qué ha pasado”. Recurrió también a la cita histórica de Amelia Valcárcel, “como en aquel concilio, yo no les quitaría el techo a los que tienen que negociar, pero, hasta que lleguen a un consenso, si les encerraría y tiraría la llave”.

El rector entre el público


Valcárcel y Monedero

La chispa y los aplausos


En pleno debate entre Valcárcel y Monedero, plagado de chispas de ingenio que arrancaron aplausos desde el auditorio, cuestionando el papel de los medios de comunicación en el nivel de hartazgo de la población y la manipulación de los poderes económicos, ella le dijo a él ”Señor Monedero, tengo una ventaja sobre usted. Y es que yo no tengo televisión en casa”.


Minutos después, él le contraargumentaría: “Señora Valcárcel, yo tengo una ventaja sobre usted: no leo El País”. A lo que ella replicaría, “Yo es que salgo en El País”, aludiendo a la portada de ese día, en la que efectivamente aparecía, rodeada de los principales filósofos del país, en un acto de homenaje al también filósofo de la UNED, el desaparecido Javier Muguerza, en la Residencia de Estudiantes de Madrid.


La controversia intelectual concluyó con un cálido apretón de manos entre ambos, el intercambio de tarjetas y el compromiso de leerse uno a otro y volver a encontrarse para debatir sobre los respectivos libros y artículos publicados.



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Debate Multipartidismo (24/09/2019)

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Comunicación UNED

Fotografías: José Rodríguez Rodríguez

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