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Madrid, 14 de octubre de 2021




“Lledó ha entronizado el Diálogo como forma del Pensamiento Crítico que nos libera de todo dogma”, rector Mairal. Apertura del curso 21/22

“He pasado más de 50 años en contacto con la enseñanza y querría vivir mimando los frutos y florecimiento que ese trabajo pueda producir”, declaraba Emilio Lledó Íñigo, tras descubrir la placa que identifica ya el salón de actos del Edificio de Humanidades de la UNED como “Sala Emilio Lledó”. Se celebraba el Acto de Apertura de Curso 2021- 22 y entre los discursos oficiales, el ministro Castells presentó el blended-learnig, la enseñanza híbrida “lo que ustedes llaman desde hace décadas semipresencial” como la fórmula “imprescindible, no en el futuro, sino ya en el presente, y no sólo para la UNED, sino para el conjunto de universidades del país”.


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En la mesa, Rosa M.ª Martín Aranda, vicerrectora Primera; Manuel Castells Oliván, ministro de Universidades; rector, Ricardo Mairal Usón; Antonio Catalán Díaz, vicepresidente del Consejo Social de la UNED y Rebeca de Juan Díaz, Secretaria General


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Emilio Lledó Íñigo descubre la placa conmemorativa en el salón de actos del Edificio de Humanidades que llevará su nombre a partir de ahora

Canal UNED: Así fue la apertura del curso

El filósofo y académico “l minúscula” de la RAE Emilio Lledó pasó sus últimos años de docencia en la UNED, alternando su trabajo como catedrático con las labores de gestión al frente de un vicerrectorado. Había sido profesor de Filosofía en universidades alemanas y españolas. En su palmarés, colmado de premios y reconocimientos, cuenta, entre otros, con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, Premio Nacional de las Letras o “Autor del año 2020 del Centro Andaluz de las Letras”.

Sabio reconocido, cultiva la amabilidad y la alegría de vivir y comparte su pensamiento con generosidad. Ante la placa desvelada que presidirá desde ahora el salón de actos Emilio Lledó, del edificio de Humanidades, el rector, Ricardo Mairal diría de él que “con su magisterio, engrandeció nuestra Universidad. Ha entronizado, junto con su Maestro Gadamer, el Diálogo como forma del Pensamiento Crítico que nos hace libres de todo dogma, imposición y automatización. Ha reivindicado incansablemente valores sempiternos e insoslayables, como la justicia, la bondad, la educación, la sensibilidad y, en definitiva, la filantropía, vocablo cuyo significado es el de amor a la humanidad. La libertad de expresión es fundamental, pero lo esencial es la libertad de pensar. La ignorancia, es compañera inseparable de la violencia y la crueldad, y es a todas luces evitable. Nuestra Universidad recoge el legado universal del profesor Lledó pugnando por erradicar esa ignorancia enemiga de la filantropía”




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Cinco siglos, cinco décadas

La Secretaria General de la UNED, Rebeca de Juan Díaz expuso la memoria de actividades del pasado ejercicio, documentándola con un vídeo que incluía el trabajo y los rendimientos de los distintos equipos docentes y de administración.

Un curso gestionado entre las dificultades afrontadas ante las sucesivas oleadas de crisis sanitaria y que ha servido para innovar en tecnología, docencia, investigación y nuevos servicios y formas de relación entre estudiantes y profesorado. Un curso que ha abordado la internacionalización y la sostenibilidad y que ha renovado la colaboración institucional de la universidad y sus centros territoriales con el entorno, a través del proyecto “La UNED y el territorio”. Una fórmula destinada a poner el conocimiento a disposición de pueblos, ciudades y comarcas y contribuir a su desarrollo.

Así fue el curso pasado

Un curso que nos asoma al cincuenta aniversario de esta universidad, que empezó enseñando por carta y con cintas magnetofónicas y hoy se ha convertido en el mayor campus de Europa, que combina la formación online y presencial. Se acerca a los estudiantes desde la red, con sofisticadas herramientas digitales de aprendizaje e investigación, en abierto y accesible para todas las capacidades y que acerca a estudiantes y profesorado en las aulas de los centros territoriales. Un cumpleaños que será un reto para la visibilidad institucional de la UNED.

Los comuneros

Si la UNED se acerca a su 50 aniversario, de la revuelta de Los Comuneros se han cumplido ya 500 años. Y esa efeméride ha sido el objeto de la lección inaugural ofrecida por el catedrático de Historia Moderna, Luis Antonio Ribot García. Carlos I había llegado a España en 1517, era “un rey extranjero, demasiado joven e inexperto, poco respetuoso con los usos y tradiciones políticas castellanas y necesitado de grandes cantidades de dinero para financiar su elección imperial”. Venía acompañado “de una cohorte ajena al país y en la que no faltaban personajes ávidos de riquezas y poder. Por si fuera poco, hay que añadir la incertidumbre que suscitaron en diversos ambientes la nueva dinastía y la elección imperial. Y el temor a que los intereses y los recursos de Castilla, que vivía una fase de auge económico, quedaran subordinados a los del Imperio”.

El recorrido histórico de la lección inaugural pasa por los condicionantes económicos de aquellos 1520 y 1521 en la Castilla levantada. “La revuelta escondía el enfrentamiento entre los artesanos y pequeños comerciantes que vivían de la manufactura de la lana, cuyo centro principal era Segovia, y los grandes comerciantes interesados en la exportación de la lana en bruto hacia los Países Bajos, Inglaterra y otros lugares, a través del Consulado de Burgos, que contaban además con el apoyo de la gran nobleza, entre la que había importantes propietarios de ganado merino.

“Los conflictos políticos y las divisiones de bandos propiciaron el descontento de numerosos sectores. Los principales núcleos urbanos del valle del Duero y de Castilla la Nueva, protagonistas del levantamiento, sumaban trece, el núcleo principal de la actividad política castellana.”




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"Los Comuneros Padilla Bravo y Maldonado en el Patíbulo", obra de Antonio Gisbert, de 1860, que se conserva en el Palacio de las Cortes de Madrid


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Las reivindicaciones de los comuneros fueron planteadas por personas y colectivos vinculadas a la producción de manufacturas, el comercio o las finanzas y "en buena parte por a profesores universitarios, muchos de ellos clérigos, y letrados. Era un grupo boyante, reforzado por el auge económico del siglo XV y constituía la élite del común de los pecheros (quienes, a diferencia de los privilegiados, pagaban pechos o impuestos), pero con mayor nivel de riqueza y formación”. Entre sus reivindicaciones, “la potenciación del poder de las Cortes; la participación en la gobernación, oponiéndose a la fuerte tendencia del poder real hacia el absolutismo, que ya venía manifestándose en Castilla en tiempos de los Reyes Católicos y con los monarcas anteriores”. Para ello, piden al rey el respeto a una serie de principios éticos y requisitos en los que debe basarse la Administración: “reserva de oficios a castellanos; oposición a la acumulación de oficios o a la concesión de estos como medio para pagar servicios; elección de los procuradores en Cortes por las ciudades sin intromisión del poder real, etc… Resaltan las reivindicaciones antifiscales, la defensa de los recursos del reino y el deseo de limitar el gasto de la Corona, fuertemente incrementado tras la llegada de Carlos I y su corte de impronta borgoñona”.

La rebelión comunera fue diferente en las distintas ciudades levantadas y, como sabemos, fue aplastada por la alianza en su contra de la nobleza y la monarquía, pero ¿qué habría ocurrido de triunfar en sus postulados?, se plantea/ nos plantea el profesor Ribot? “Desde un punto de vista económico, es evidente que la crisis provocada por la revuelta, la breve guerra y los castigos e indemnizaciones a que hubieron de hacer frente las ciudades comprometidas, tuvieron un efecto negativo sobre el crecimiento económico que vivía Castilla. Pero no lo interrumpieron. Más aún, los mejores años de la economía castellana serían posteriores al levantamiento comunero. Las ciudades castellanas alcanzaron su máxima expansión demográfica y económica a mediados del siglo XVI, incluida la manufactura lanera, que en lugares como Segovia vivió una auténtica edad de oro. El peso excesivo de la exacción fiscal y militar para sostener la política hegemónica habría de ser, seguramente, la causa principal de la decadencia posterior, lo que nos lleva a pensar que las cosas podrían haber sido distintas de haber triunfado los comuneros”.

En su recuerdo queda, no obstante, “la dilatada pervivencia del mito que explica, por ejemplo, que la bandera de la Segunda República adoptara una banda inferior de color morado, que pretendía recuperar, aunque no acertara del todo con el color, el pendón de Castilla levantado por los comuneros en 1521”.



El ministro de Universidades, Manuel Castells Oliván, inmerso en la redacción de la LOSU, manifestó su apoyo a la UNED, incluso económico, y se declaró orgulloso de asisitir al inicio del curso de una gran universidad, con la que ha colaborado estrechamente en distintos proyectos, como el de desarrollo territorial a través de Cátedras establecidas en pueblos y comarcas en crisis demográfica. “Es una gran contribución para frenar el proceso de despoblación a partir de los tan activos 61 centros territoriales de la UNED. Un objetivo compartido para repoblar y redinamizar económica, social y culturalmente aquellas zonas sometidas a una lógica estricta de mercado que nos lleve, por un lado, hacia las grandes metrópolis y al desierto ibérico por otro”.

Castells presentó la UNED como un componente esencial del sistema universitario español y un ejemplo por su modelo pedagógico y metodológico. “Eso que ustedes llaman desde hace décadas sistema semipresencial, traducido blended-learning, aprendizaje híbrido, se basa en las nuevas formas tecnológicas, combinadas con la atención presencial, que seguirá y tiene seguir, porque no hay nada como la comunicación verbal directa, superior a cualquier gran ancho de banda. Ese modelo híbrido no es el futuro, es el presente. Y no solo para la UNED, la pionera, sino para todas las universidades. Porque hoy en día la mayor parte del tiempo la interacción entre profesores y estudiantes, entre profesores e investigadores o entre estudiantes y universidad no se realiza en un aula. Se sustenta en circuitos electrónicos, WhatsApp, Instagram, correo electrónico, videoconferencias, toda una panoplia de formas de realizar consultas, presentar trabajos, o dar instrucciones. Nuestra tradición presencial desde hace cientos de años se está acabando y el modelo de la UNED es el futuro y cada vez más, el presente”.

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Solidaridad, aniversario y retos de futuro

Ricardo Mairal comenzó su discurso con dos expresiones de solidaridad, una hacia los estragos del volcán Cumbre Vieja, que “ha castigado la bella geografía de La Palma con inusitada virulencia causando destrucción, tristeza y desolación. Así, desde este acto, mis primeras palabras son para expresar, en nombre de toda la Universidad, nuestra solidaridad, afecto y cariño a todos los habitantes de la isla y, muy en particular, a nuestros estudiantes, profesorado, tutores, personal de administración y de servicios y al equipo directivo de nuestro Centro UNED La Palma. A pesar de las circunstancias adversas, allí continúan con su actividad académica, buscando amparo en la Ciencia y el conocimiento como la esperanza racional para afrontar esta desmesura”. La otra, sumándose a la solidaridad con la Universidad del País Vasco, víctima de un acto violento.

Ante la inminente celebración del 50 aniversario de la UNED, recordó con agradecimiento el trabajo de los equipos de gobierno porque “sin memoria no hay futuro” que le precedieron, el trabajo en distintos niveles que se está llevando a cabo en el presente y los retos que se afrontarán en el futuro "para legar un proyecto innovador a quienes nos van a suceder". Retrataba a los estudiantes de la UNED como universitarios exigentes y asumía su ambición para ofrecerles la mejor universidad. Destacaba la mención a la UNED en las dos leyes que prepara el Ministerio de Universidades, la universitaria y la de investigación, lo que la posiciona muy positivamente en la red de formación superior.

Relataba los proyectos en curso y en proceso de diseño que ocupan al gobierno de la universidad, entre ellos la accesibilidad para todos a través de colaboraciones interinstitucionales, como con la ONCE, que permite formar al 40 % de personas con discapacidad que acceden a estudios universitarios; o el Grado para oficiales de la FFAA, con el Ministerio de Defensa; o el proyecto La Uned y el Territorio, que diseña formación ad hoc para pueblos y comarcas, vehiculada a través de los centros locales de la UNED y en colaboración con sus instituciones. La renovación de la oferta académica, con propuestas de formación a lo largo de la vida, como los microtítulos, en los que somos pioneros, o la implantación de Educación Infantil, una antigua aspiración que se hará realidad en el próximo curso. La internacionalización, con expansión a otros países, con nuevos centros y con la aspiración de influir en materia de igualdad en aquellos territorios que aún carecen de cultura y práctica contra la discriminación de la mujer y otras discriminaciones.

“Vamos hacia la universidad 5.0”, aseguraba el rector. Algunos pasos cumplidos, como la universidad del blockchain y otros en pleno desarrollo; los entornos de enseñanza apoyados en ecosistemas tecnológicos interconectados e interoperables, la robotización, el Internet de las cosas o el empeño de generalizar la administración digital. Y agradeció la dotación de Fondos Europeos desde el ministerio, "que nos permitirá tanto retener y atraer el talento como consolidar el plan de tranformación tecnológica”.

Tras el minucioso análisis, Mairal concluía con una reflexión y una nueva cita a Emilio Lledó: “tenemos una gran proyecto universitario, que mira al futuro con ambición constructiva y entusiasmo, en una universidad pública y cercana a la sociedad, mediadora entre lo local y lo global, exigente en cuanto a su oferta y actividad, con una firme convicción en la innovación de su programa de futuro, responsable con sus principios fundacionales. Así, hoy, en este día de apertura quiero celebrarlo con todos ustedes invocando los valores que como universitarios y académicos nos unen y que han sido una constante en estos 50 años.

“Termino con unas palabras del profesor Lledó, relevantes y significativas para comprender y comprendernos, y que yo aplico ahora a la UNED, Somos naturaleza, pero al mismo tiempo los seres humanos inventamos otros principios fundamentales parecidos al agua, al aire, al fuego, a la tierra. Esos principios son: la justicia, el bien, la verdad, la belleza. Esos son nuestros tesoros, esa es la cultura. Ahí está el camino. Ciertamente, ese es el camino de esa UNED del S.XXI. Os deseo un magnífico Curso Académico 2021-2022, Pues también en la acción y la obra bien hecha encuentra la razón alguna complacencia”.

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Aida Fernández Vázquez
Edición web: Rafael Carretero del Puerto
Fotografía: Eva Rim

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Inauguración curso 2021/2022