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Madrid, 1 de abril de 2020




“Hay que elegir la vida”, Emilio Lledó, maestro de Filosofía de la UNED




UNED

Emilio Lledó recibió la Medalla de la Facultad de Filosofía de la UNED

Emilio Lledó uno de los más importantes filósofos de nuestro país protagoniza estos días entrevistas y reportajes en los principales medios de comunicación, lanzando su apuesta por la vida. El catedrático emérito de la UNED, cuyo trabajo disfruta de amplia repercusión y reconocimiento internacionales, ha ostentado la Cátedra de Historia de la Filosofía de la UNED desde 1978 y fue vicerrector de nuestra universidad entre 1981 y 1984. El rector de la UNED, Ricardo Mairal, durante el acto de investidura como doctores honoris causa de Almudena Grandes y Darío Villanueva, anunció que, en su honor, se impondrá el nombre de Emilio Lledó al salón de actos del edificio de Humanidades, espacio donde se celebran los actos institucionales de alto protocolo de la UNED.


El rector de la UNED, Ricardo Mairal, ante el ministro de Ciencia e Innovación y doctor honoris causa por la UNED, Pedro Duque, anunciaba que el salón de actos del edificio de Humanidades, donde transcurría la celebración del Día de Santo Tomás de Aquino, “a partir de abril, por decisión unánime del Consejo de Gobierno, con motivo del Día Internacional de la Investigación, llevará el nombre de Emilio Lledó, un gran intelectual, un investigador sobresaliente, de cuyo magisterio en la UNED nos enorgullecemos, un académico modélico, pues representa todos los valores inherentes a la ciencia que hoy celebramos en este acto”.

Desde la historia de la Filosofía más clásica a la actualidad de la crisis del coronavirus, los acontecimientos son analizados por el maestro Lledó en sendos artículos, uno autobiográfico, en el programa “Imprescindibles” de La2 de RTVE y una entrevista que presenta su mirada sobre la crisis sanitaria, en El País.

He aquí algunas ideas que nos regala en ambas publicaciones para incitarnos a reflexionar:

“En la Odisea, Calipso tiene retenido a Ulises y le ofrece la inmortalidad. Pero el elije la vida. Elije envejecer, la muerte. Y la abandona para volver a Ítaca en busca de su amor, de su vida, de Penélope. Nosotros ahora también debemos elegir la vida”.

“Soy un niño de la Guerra Civil. El horror que yo viví me ha hecho defender radicalmente el pacifismo. He vivido la experiencia de un bombardeo en la Gran Vía. He visto casas destruidas, dañadas, gente muerta por la calle. Me di cuenta de que la muerte huele, la pólvora huele, el dolor huele…”

“Hoy veo una calle sin actividad por dónde pasa el autobús 28, y por allí a lo lejos, solo veo a un señor que viene paseando a su perro. Nada más. Cuando bajo a por el pan, me atiende una mujer con una mascarilla y guantes. Todo me causa gran extrañeza… He percibido el olor de la muerte; era la guerra y sabíamos lo que había que hacer. Pero esto, ¿qué es esto?, ¿dónde está aquí la violencia, qué es esta tranquilidad silenciosa que nos amenaza, ese peligro que no se oye, dónde está ese virus inodoro, incoloro e insípido?

“En la Odisea, Calipso tiene retenido a Ulises y le ofrece la inmortalidad. Pero el elije la vida. Elije envejecer, la muerte. Y la abandona para volver a Ítaca en busca de su amor, de su vida, de Penélope. Nosotros ahora también debemos elegir la vida”.

“Soy un niño de la Guerra Civil. El horror que yo viví me ha hecho defender radicalmente el pacifismo. He vivido la experiencia de un bombardeo en la Gran Vía. He visto casas destruidas, dañadas, gente muerta por la calle. Me di cuenta de que la muerte huele, la pólvora huele, el dolor huele…”

“Hoy veo una calle sin actividad por dónde pasa el autobús 28, y por allí a lo lejos, solo veo a un señor que viene paseando a su perro. Nada más. Cuando bajo a por el pan, me atiende una mujer con una mascarilla y guantes. Todo me causa gran extrañeza… He percibido el olor de la muerte; era la guerra y sabíamos lo que había que hacer. Pero esto, ¿qué es esto?, ¿dónde está aquí la violencia, qué es esta tranquilidad silenciosa que nos amenaza, ese peligro que no se oye, dónde está ese virus inodoro, incoloro e insípido?

“Heredé la lengua materna, una herencia maravillosa de palabras. No escogí el castellano, el español pero es la lengua en la que nací. Como decían los griegos, habla para que te conozcan. Es lo que yo hago…”.

“…Entre tanto exceso de información, de palabras refritas, y peor, entre tanta desinformación, el ciudadano debe ser capaz de plantearse las preguntas propias de una mente libre: quién nos dice la verdad, quién nos engaña, quién quiere manipularnos.”…

“…No me siento inspirado para escribir pero voy tomando algunas notas de cosas que se me ocurren sobre esta situación inaudita, inexperimentada”.

“En la Política de Aristóteles ya se decía que la ciudad, la polis, en la antigua Grecia, tiene que tener un solo fin, el bien común. Sucede con la sanidad y con la educación, que desde mi punto de vista tiene que ser una y la misma para todos, y no debe estar marcada por clases económicas. Es clave cultivar la inteligencia crítica, y una situación como esta lo revela”

“..No me gusta ser moralista. Prefiero decir, simplemente, que después de esta crisis del virus intentemos reflexionar con una nueva luz, como si estuviéramos saliendo de la caverna de Platón, en la que los hombres permanecen prisioneros de la oscuridad y las sombras. Quisiera que sea así, como digo, pero me preocupa que esto sirva en cambio para ocultar otras pandemias gravísimas, plagas como el deterioro de la Educación, de la Cultura y del Conocimiento…”

“Ahora mismo veo por mi ventana las hojas de los árboles. Dentro de poco empezará a explotar la primavera, y en la próxima estación esas hojas se caerán y el año que viene saldrán otras. Esa es la continuidad de la Naturaleza, y esa continuidad no nos es dada a los humanos. Pero sí nos es dada la de nuestros ideales, la continuidad futura de aspiraciones como la verdad, la justicia, la bondad, la belleza. Todo eso prosigue, aunque tú te vayas fuera de la Historia. Y también es consolador mirar la vida de uno y encontrar que en ella hay cierta coherencia desde el principio hasta el final. Recordar tu vida y no avergonzarte”.


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“Las Humanidades se aprenden, se comunican. Las necesitamos para hacernos quienes somos, para saber qué somos”

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Plano general del salón de actos de Humanidades, futuro salón Emilio Lledó


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Aida Fernández

Comunicación UNED