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En 1995 se descubren en el Golfo Guineano yacimientos petrolíferos que hoy albergan el 6% de las reservas mundiales y le hace ser clasificado por el Banco Mundial como un país de ingreso medio/alto. EEUU convierte a Guinea en el tercer país objeto de sus inversiones, Francia ejerce también gran influencia y los numerosos trabajadores de rasgos orientales vestidos con mono naranja que observamos en nuestro viaje trabajando en las aceras, alcantarillado o sistema eléctrico, responde al influyente papel de China en la zona.

Un Plan de Industrialización es abordado por este país en crecimiento, rico en recursos y con posibilidades y demandas académicas en aras de esa modernización, que necesita técnicos e ingenieros y que solicita de la UNED “transferir su calidad académica a nuestra universidad”.



Las calles de este país donde hace apenas una década no existía el cemento ni el vidrio muestran paisajes esquizofrénicos, con un lado de las calzadas por las que atravesamos haciendo reverberar el sol en múltiples cristales dorados de modernos edificios, cúpulas caprichosas, altas elevaciones de pisos, que contrastan con barriadas de casas alienadas unas sobre otras sin aceras ni saneamientos, donde aún mantienen el adobe y las ramas contra el calor.

La avenida principal hacia el Centro de Bata permite sentarse ante una balaustrada con la puesta de sol sobre mar de fondo que nada tiene que envidiar a la ciudad de San Sebastián.

Hoteles con modernos aparatos de aire acondicionado y pubs con luces de de neón, música en vivo y posibilidad de cenar a cualquier hora, sus baños con surtidos frascos de colonia e higienizante alcohol, conviven con bares de comida autóctona cuyos aseos se alivian con el agua de bidones y cazos para el servicio en su interior.






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