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Madrid, 2 de marzo de 2017




Catedráticas de Universidad: Una carrera profesional de fondo

Hace 20 años un equipo de investigación de la UNED, liderado por la profesora María Luisa García de Cortázar presentó un estudio sobre la las catedráticas en la universidad española. Ahora, 20 años después, la misma profesora, ya catedrática ella misma, presenta una nueva investigación para ver cómo ha cambiado, o no, el panorama. ¿Han conseguido las profesoras universitarias romper el techo de cristal o sigue un cielo duro e impenetrable presidiendo la carrera docente de las mujeres?



Catedráticas de Universidad

El Seminario Permanente de Cuestiones de Género de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED ha celebrado una sesión que bajo el título “Catedráticas de Universidad: una carrera profesional de fondo”, reunió a cuatro mujeres que obtuvieron su cátedra en distintos momentos de la historia y en distintas áreas de conocimiento. Su experiencia, mas el trabajo presentado por García de Cortázar, nos permiten constatar los cambios y el inmovilismo que pugnan por ganar la batalla a la representación femenina en la cúpula de la docencia.


Algunos de los datos ofrecidos, en directo por Internet y ahora alojados en Canal UNED, resultan curiosos, como que en los campos de obstetricia, pediatría y ginecología, donde las mujeres tienen una importante presencia profesional, no hay ni una sola catedrática en toda la Universidad española.



La decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Consuelo del Val Cid, anfitriona del Seminario, explicó la importancia del estudio presentado por la catedrática de Sociología de la UNED, Marisa García de Cortázar, para verificar los cambios registrados en la trayectoria profesional de las mujeres hacia la catedra. Presentó a las cuatro catedráticas que, provenientes de distintas épocas y disciplinas, ilustrarían la “carrera de fondo” a la que aludía el título del Seminario: Concepción Blasco Bosqued, catedrática de Prehistoria de la U. Autónoma de Madrid; Dulce Gómez-Limón Galindo, catedrática de Explotación de minas de la U. Politécnica de Madrid; María José Villaverde Rico, catedrática de Ciencia Política, de la U. Complutense de Madrid; y María Luisa López Vallejo, catedrática de Tecnología Electrónica, de la U. Politécnica de Madrid.


Consuelo del Val recordó que la UNED “es una universidad privilegiada, ya que ha sido la primera entre las públicas, después de casi 800 años de universidad en España, en tener una rectora, y la única, hasta el momento, que ha tenido dos. Además, estos días estamos en plena campaña electoral para elegir al rector o rectora y de los cinco candidatos, una es mujer”. También repasó el número de vicerrectoras y directoras de áreas y servicios, que es superior a la media de la universidad Española y explico que en su Facultad “en las últimas dos semanas han salido a concurso tres cátedras que han sido ganados por mujeres”.


Canal.UNED: Presentación del Seminario

Catedráticas de Universidad


Un estudio sorprendente


Catedráticas de Universidad

Marisa García de Cortázar, líder hace 20 años de estudios que analizaban la realidad de la incorporación de la mujer a los puestos más elevados de las escalas profesionales, como profesorado, periodismo, élites científicas, etcétera, explica que “el problema es que lo que no se cita no existe. Hace 20 años no había ninguna información sobre la presencia de mujeres en las cátedras. Apenas algún dato estadístico que reflejaba una presencia simbólica, o, mayoritariamente en muchas áreas, un desierto absoluto. Nada sobre sus circunstancias vitales, profesionales, o sus problemas. Hice entonces una encuesta a la totalidad de las catedráticas del país. Respondieron un 50 por ciento. Todo un éxito”


¿Qué ha pasado 20 años después? García de Cortázar aborda ahora una nueva investigación para registrar y verificar los cambios en la paridad de género. Y nos ofrece las primeras conclusiones, algunas de ellas demoledoras y otras, cuando menos, sorprendentes. “Ha habido ayuda institucional, tribunales que han impuesto un porcentaje de mujeres y, tras implantarse el actual sistema de acreditación, a muchas mujeres les ha parecido más apetecible optar a la cátedra. Sin embargo, si vemos los cuadros comparativos de catedráticas y catedráticos de 1994 y 2015, la cosa ha cambiado poco: en Artes, Humanidades y Ciencias Sociales hay un cierto acercamiento. En Salud, Tecnología y Ciencias Experimentales, la posición de los varones aumenta. Sólo hay 22 mujeres catedráticas en ingenierías y hay áreas muy importantes en que no existe ninguna. Las más sorprendentes, quizá por la presencia mayoritaria de mujeres en el ejercicio profesional, son Fisioterapia, Obstetricia, Ginecología, Pediatría y Psiquiatría. En estas áreas tan importantes, donde sí hay profesoras titulares, algo falla, y considero que de forma deliberada”.


Pero en cualquier caso, enemiga de la inacción, la catedrática García de Cortázar aboga por continuar trabajando por el aumento de la representatividad. “En 20 años, la representatividad de la mujer en las cátedras ha llegado hasta el 20 por ciento. Un 20 por ciento que es una minoría, pero que ya supone una masa crítica que no representa algo anómalo, sino que es tiene una entidad y es capaz de influir, de tener una repercusión en el devenir del colectivo. En estos momentos en muchas universidades se están convocando muchas oposiciones a cátedra. Confiamos que muchas mujeres las obtengan y los datos de ahora mismo puedan variar en breve”.



Pioneras y luchadoras


Cuando Concepción Blasco Bosqued, prehistoriadora de la UAM, hoy emérita adscrita a un proyecto de investigación, acabó la carrera, hace más de 50 años, la estructura de la universidad era bien diferente. Los departamentos giraban en torno a un catedrático todopoderoso y sus ayudantes cobraban unas 1.500 pesetas, unos 9 euros actuales. Así que ella, como tantos colegas, se dedicó a la enseñanza media, donde llegaba a las 15.000 pesetas al mes, “un sueldo digno comparado con el de la Facultad”. Cada día, al salir del instituto, se iba a la universidad “para hacer de todo en torno al gran jefe; preparábamos congresos, asistíamos a la biblioteca, etc. Ni había becas, ni puestos con un contrato. Y cuando salía una plaza, la ganaba alguno de nuestros colegas varones”.

En 1972 salió un puesto de ayudante para dar clase a la primera promoción de prehistoriadores de la UAM. Las chicas se presentaron en masa… y constataron el primer episodio abierto y descarado episodio de discriminación: el profesor de la asignatura de “Espíritu Nacional” suspendió a todas las mujeres, “suponíamos un 70 por ciento de mujeres, pero sólo los varones aprobaron, se ve que todas éramos tontas”, ironiza. Los escollos administrativos llegaron a la vez que su primer contrato en la universidad, “para cobrar necesitábamos dar una cuenta corriente donde ingresar la nómina. Yo estaba casada, así que necesitaba la autorización de mi marido”.

Llega el momento de la oposición para acceder a una plaza fija y Concepción está embarazada, con un parto previsto en fechas aproximadas a los exámenes. Y como en las peores condiciones de la Ley de Murphy, el examen y su bebé llegaron a la vez. “Pero tuve la grandísima suerte de que el ginecólogo que me atendía también estaba preparando su oposición y me apoyó en todo. Mis amigos, e incluso compañeros que ni me conocían, se volcaron preparándome la documentación, los temas. Me sentí arropadísima”. No así por el tribunal que la examinó, compuesto por siete miembros, todos varones, cuyo presidente la animó amablemente a ir a amamantar o dar los cuidados precisos a su bebé, “a lo que le contesté que no tenía ninguna otra cosa que atender en aquel momento más que mi examen”.




Catedráticas de Universidad


En los años 80, 10 años después de aquel examen-parto, consiguió su cátedra. “En estos 50 años se han superado muchos problemas académicos y administrativos. Hoy ya hay bajas por enfermedad, por maternidad, teóricamente las cosas son más fáciles tanto para nosotras como para ellos. Hemos avanzado mucho y las que estáis ahora estudiando podéis estar convencidas de que si queréis, podéis”



Catedráticas de Universidad

Dulce Gómez-Limón Galindo comparte su opinión. “Ha habido dificultades, pero las hemos superado con esfuerzo e ilusión. Las mujeres somos bastante trabajadoras y si nos marcamos objetivos, los conseguimos. La tarea no es fácil, pero la que lucha, la que resiste, vence”. Un lema que recoge el trabajo de la cátedra UNESCO sobre política universitaria que preside y donde ha presentado un estudio sobre la evolución del trabajo de la mujer en las explotaciones mineras desde la II República hasta la actualidad.

Su historia personal es un claro ejemplo de resistencia y lucha contra la discriminación. Hasta los años 60 la entrada de las mujeres a cualquier área laboral de las minas estaba prohibida. Incluso se decía que “daban mala suerte”. Pero a Dulce Gómez-Limón le gustaba mucho la geología y tenía muy buenas notas, así que decidió hacerse ingeniera de minas. Trabajó en la empresa privada y colaboró con la UPM como becaria para proyectos europeos de investigación. Cuando se convocó una cátedra a la que podía optar, con un tribunal público en el que “no podían esconderse chanchullos”, tenía 40 años, más sexenios que todos sus contrincantes, dos hijas … y un cáncer de mama recién detectado que tardaría un año en superar.

“Gracias al apoyo incondicional de mi madre lo conseguí todo, criar a las niñas, curarme y ganar la cátedra”, recuerda orgullosa. Pero durante años estuvo sola en la cátedra, con dos compañeras con muchos méritos -una de ellas acumula hasta 6 sexenios de investigación- que no consiguen promocionar, mientras los varones, con uno o ningún sexenio accedían a las cátedras. “Al principio yo no era partidaria de la ley de paridad, pero tras asistir a muchos tribunales vi cómo aunque hay reglas y baremos, todo se reparte un poco políticamente. Y una cátedra es muy importante porque te da visibilidad, acceso a proyectos de investigación, facilidades de liderazgo, financiación. Y los hombres tienden ayudar a los candidatos hombres. Ahora participo incluso de la idea de que la documentación presentada para promocionar sea anónima, de forma que no se sepa si el candidato es un hombre o una mujer”.


Su trabajo en la cátedra UNESCO le ha permitido verificar que desde el 96 se incrementa la presencia de alumnas en las escuels de ingeniería de minas, “pero tardan más tiempo en encontrar trabajo, mucho más en su campo, la minería, los puestos de responsabilidad escasean para ellas y en docencia universitaria el número de catedráticas de universidad desde la República hasta ahora ha bajado. En 790 años de universidad pública española sólo ha habido 10 rectoras. La universidad con mayor representación femenina es la UNED, seguida de la UCM y la UAH. Y las de menor representación son las politécnicas de Cataluña, Madrid y Valencia”

Gómez-Limón sigue luchando frente a la discriminación y apuesta por establecer comités anónimos que vigilen la escrupulosa aplicación de las normas, “no importa si cuando defiendes la categoría o la antigüedad ante el comité de igualdad o ante tu rector no te sientes respaldada. Hay que conseguir que las reglas establecidas sean claras, contundentes y que se respeten”.



Integración tras la acreditación

María José Villaverde Rico, catedrática de Ciencia Política está prejubilada de la UCM, pero más activa que nunca con sus clases de Master y su trabajo en la Fundación Ortega y Gasset. Estudió Sociología combinando su trabajo en una compañía aérea los sábados con sus clase en la Facultad. Trabajaba como directora de marketing en una empresa privada cuando un catedrático, Juan Trías, alertado por sus matrículas de honor, le ofreció un puesto de ayudante en el departamento de Pensamiento Político. Dejó su empleo bien pagado para entrar en la universidad “con gente que dedicaba su tiempo al conocimiento”. Pero en su primera reunión de departamento no encontró el conocimiento que buscaba, sino “muchos problemas y muchas luchas por el poder“. Sin embargo, allí se quedó durante 20 años.

Dos veces se presentó para conseguir la titularidad y dos veces también para la cátedra. En la primera, para titular, adujo como mérito haber renunciado a su trabajo de directora de marketing para dedicarse a su vocación de profesora universitaria, pero “resultó que aquello se consideró demérito”. Años después fue rechazada en su primera opción a una cátedra que adjudicaron a un joven varón, recién estrenado como titular, con un sexenio de investigación. Ella tenía 4 sexenios.

“Me dijeron dos cosas que se me han quedado grabadas: una que lo que hacía, Historia del Pensamiento Político, era filosofía y no tenía importancia; la otra, que escuché de un amigo, que no hacía vida de Facultad. Y era verdad, no comía, no tomaba cafés en la Facultad, no alternaba con los que importaban. Por aquel entonces me dedicaba al Pensamiento ilustrado francés, me había buscado la vida fuera de España, y en Francia había publicado mucho. Pero ir por libre me costó el apoyo del tribunal”


Catedráticas de Universidad


Villaverde consiguió la cátedra en la siguiente convocatoria y sigue pensando que “hay ciertas líneas rojas en la vida que no hay que cruzar. Yo jamás mendigué apoyo, hacía mi trabajo según creía mejor: nunca eché balones fuera, nunca he dicho que las cosas están mal porque no hay medios. Las condiciones se crean, los medios se buscan y cada uno de nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo para mejorar las cosas. Aunque sea políticamente incorrecto, he de decir que no soy muy partidaria de las cuotas de representación”.



Catedráticas de Universidad

María Luisa López Vallejo acaba de conseguir la cátedra de Tecnología Electrónica, de la UPM. Su historia parece confirmar que las dificultades decrecen con el tiempo. “Nunca he sido discriminada por cuestiones de género. Soy ingeniera de la rama electrónica. Cuando me licencié en 1992 éramos 30 hombres y 3 mujeres en la promoción. La única que se quedó en el departamento y consiguió la titularidad en la UPM fui yo. En 2014 me acredité como catedrática y en 2016, cuando se convocó la plaza, nos presentamos 2 mujeres. La gané yo. En toda la universidad española, en mi rama, hay 7 catedráticas y más de 100 catedráticos”.


Hay varias razones que explican, según López, esta circunstancia, pero ninguna se debe a la discriminación de género. “Somos muy pocas mujeres las que nos sentimos atraídas por esta especialidad y me temo que esto no va a cambiar. No sé por qué a las mujeres no les gusta la ingeniería electrónica. A mí me encanta la investigación, siempre me he sentido muy apoyada por mis compañeros, pero reconozco que es un mundo de hombres. El mundo de las telecomunicaciones es muy dinámico y ser mujer no me ha supuesto un hándicap. Soy partidaria de los procedimientos que exigen mínimos que hemos de cumplir todos y de que todos podamos optar a una cátedra en igualdad de condiciones”.


Canal.UNED: Ponencia de María Luisa López Vallejo


Catedráticas de Universidad



A las exposiciones de las cuatro catedráticas invitadas, siguió un coloquio entre los asistentes en la sala y los que seguían el seminario en línea que fue moderado por la catedrática de la UNED Marisa García de Cortázar.



COMUNICACIÓN UNED: Catedráticas en la UNED: desmontando el techo de cristal



Aida Fernández

Fotografías: José Rodríguez

Edición web: Óliver Yuste

Comunicación UNED