Las arcillas rojas de Morella son pioneras en la dinosauriología española y una de las referencias más frecuentes en la historia de los vertebrados fósiles españoles. De estas arcillas proceden parte de los primeros restos de dinosaurios identificados en España en el último tercio del siglo XIX. Probablemente el dinosaurio más abundante de estas arcillas sea Iguanodon, descrito en Morella tan solo 50 años después de que el médico inglés Gideon A. Mantell diese nombre a este emblemático dinosaurio en el año 1825.
Desde entonces, la actividad paleontológica en Morella se ha mantenido de forma ininterrumpida. Sin embargo, desde hace un par de décadas las colecciones de fósiles procedentes de estas arcillas han sufrido un espectacular incremento debido, en gran parte, a los controles paleontológicos rutinarios de algunas actividades, como los que se realizan en las canteras de extracción de arcilla de Vega del Moll, así como al apoyo de los responsables de la zona. De hecho, tal y como explica Francisco Ortega, el nombre del nuevo dinosaurio es un homenaje al dueño de la mina en el que se halló, Vicente Beltrán, por la importancia que le ha concedido en todo momento al correcto tratamiento de los restos hallados.
En esta cantera se han localizado 16 yacimientos fosilíferos, de los que se han extraído más de 4.000 restos fósiles de vertebrados, destacando los restos pertenecientes a dinosaurios ornitópodos emparentados con Iguanodon. Está gran cantidad de restos fósiles hace de la Formación Arcillas Rojas de Morella uno de los referentes en el estudio de las comunidades de dinosaurios ornitópodos de Europa occidental durante el Cretácico Inferior.